Capitulo 1

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Pov Lena

Volví a mirar mi reloj. La voz de Sam se escuchaba de fondo aunque realmente no estaba prestando atención a lo que decía, hasta que sentí su mano sobre mi rodilla.

-por qué tanta insistencia con mirar ese reloj, Lena? Pasa algo?

Solté un suspiro.

-nada. Simplemente estoy algo impaciente por ya aterrizar y abrazar a mi adorada madre

Sam sonrió, sabía que era solo un chiste.

-de acuerdo, te creeré, pero recuerda que me puedes contar lo que sea -me sonrió de una forma triste

Asentí y cerré los ojos unos segundos. Sam era realmente una buena amiga, le tenía toda mi confianza, pero aún no era tiempo para contarle de esto a Sam.

Hace seis años me fui de National City dejando todo atrás, mis comodidades, Lex y mi amada novia, Kara, era lo único que tenía. Mi único propósito era reinventarme, mejorar como persona y empezar desde cero lo que ahora es un imperio en fortuna. Por cosas del destino me volví a encontrar con Sam, una ex amiga de la secundaria, fue de gran ayuda en todo ese tiempo, le conté sobre la mierda de vida que llevaba antes de irme de National City, y también le hablé de la chica que me había robado el corazón y que hacía mis días menos miserables.

Me asustaba regresar a mi pasado, del que había huido.

Pronto comenzamos a aterrizar, Sam miraba desde la ventana emocionada, sonreí ante la imagen, sabía que estaba imaginando la nueva vida que le daría ahí a Rubí, su hija. Admiraba el amor que Sam le tenía a su hija, siempre la pondría sobre todo, incluso sobre ella, y claro, cómo no adorarla.

-sabes en qué estoy pensando? -dijo mientras miraba como metían nuestro equipaje al auto

-aun no finalizó el lector de mentes, así que no - me volteó a ver con las cejas alzadas- en qué piensas?

-en que deberíamos tomarnos el día, desde que despegamos no has dejado de divagar en tu mente

-acepto tu propuesta, pero solo porque me lo merezco

Sam pegó pequeños brinquitos aplaudiendo.

Antes de llegar a mi penthouse le di un pequeño recorrido por la ciudad a Sam, nos detuvimos a almorzar en una terraza con excelente vista.

-Lena -levante mi mirada- se que ya pasó algo de tiempo pero, irás a ver a Kara?

El aire se me fue por unos segundos. La pregunta que yo misma me había hecho y que tanto me asustaba. Sabía que tenía que hacerlo, pero ¿cuándo? No sabía si tenía el valor de volver a pararme frente a ella, no sabía cómo podría reacción, podía incluso causarle un ataque de pánico. Solté un suspiro.

-lo haré al atardecer

Incluso yo misma me había sorprendido. Afortunadamente Sam cambió de tema con mucha naturalidad.

Recorrimos el inmueble recién adquirido de arriba a abajo, la compra ya estaba hecha pero no estaba demás verificar que todo estuviera en perfecto estado.

-tienes una muy hermosa vista

Nos acercamos al ventanal.

-sabes que no tengo ningún problema en que tú y Rubí se queden aquí, hay mucho espacio en el lugar y no me vendría mal tiempo de calidad con mi sobrina -Sam me volteó a ver con las cejas fruncidas- no estás abusando de nada, son cosas que las amigas hacen

-y de verdad te lo agradezco, pero aceptaré quedarme aquí únicamente está semana y mientras tanto buscaré una casa para rentar. Tengo que aprovechar el tiempo en que no está aquí Rubí

-podrías ahorrar mucho si se quedarán unos meses, quizás cinco?

Soltó una risita.

-tienes un buen punto, pero necesitarás tu espacio

Quizás eso era lo que no quería, estar sola.

-me ayudaría mucho tu compañía. En el pasado me ayudó y ahora también lo hará, es un ganar ganar -mi amiga puso sus manos en la cintura y suspiró- quizás unos tres meses? Y prometo que yo misma te ayudaré con la mudanza

Se quedó en silencio pensando por varios segundos.

-de acuerdo

Esperé ansiosa en la puerta a qué dieran las seis. La manija mayor marco el número seis y salí casi corriendo del penthouse. Me dispuse a manejar yo misma, me detuve en una tienda y compré un globo color rosa con elio, y un chocolate. Mis manos se aferraban fuertemente al volante, estaba nerviosa.

Supuse que su casa seguiría siendo la misma, al menos la de su madre. Me estacioné y de inmediato llamé la atención de varios vecinos que pasaban alrededor.

Con la mano en el corazón tomé el globo y el chocolate, y bajé del auto. Por un momento todos mis nervios y temores se fueron cuando toqué dos veces la puerta, pasaron unos segundos cuando escuché la voz de una mujer decir "voy".

Una mano aterrizó en mi mejilla, el ardor se hizo presente de inmediato. Llevé mi mano a dónde había recibido la bofetada y miré a la mujer sorprendida.

-no eres bienvenida aquí

-vengo a buscar a... -me interrumpió

-aléjate de ella, suficiente daño le has hecho ya -Su voz era fuerte pero no llegaba a los gritos.- no la busques, no sabes cuánto daño le causaste y cuánto más le puedes hacer

Sus palabras retumbaron en mi cabeza. Sentí el nudo formándose en mi garganta. La mujer de cabello rubio cerró la puerta frente a mi cara. Vencida me subí al auto y manejé sin rumbo por la ciudad.

Las lágrimas comenzaron a nublar mi vista, decidí estacionarme para evitar un accidente.

Aunque no lo aceptará sabía que algo así pasaría, lo sabía desde hace mucho tiempo pero tenía que al menos intentarlo. ¿Y si ahora salía con alguien más? Había pasado tiempo suficiente para comenzar de nuevo, quizá ya no debería intervenir en su vida y buscarla, no por orgullo, sino por amor, si ella ya era feliz con alguien más no debería ni de aparecerme.

Después de tres tonos Sam respondió la llamada.

-y bien? Celebraremos con algo de vino tinto o blanco? -su voz era juguetona

Intenté controlar mi voz para que no se escuchará cortada.

-no, Sam

No pude continuar hablando, me estaba costando aceptar la realidad. Estuvimos en silencio por un buen rato, intentaba contener mis sollozos aunque ya eran lo suficientemente audibles para mi amiga.

-se que esto difícil para ti, lo siento -asentí en silencio- regresa con cuidado por favor

Limpié un poco mis lágrimas y encendí el auto. Al llegar Sam ya me esperaba en la puerta con los abrazos abiertos, casi corrí para abrazarla. Mi amiga movia su mano de arriba a abajo en mi espalda.

Muy pocas veces había experimentado la sensación de la impotencia y está era una de esas veces. Siempre había estado acostumbrada a obtener todo lo que quería, ropa, autos, casas, laboratorios, etc. Hasta que la conocí. La ciencia no se comparaba con ella, era tan espontánea que me confundía.

-quieres contarme que sucedió?

Terminamos el abrazo y nos movimos a la sala.

-le compre un globo, toqué su puerta y salió su mamá -suspire- le hice daño Sam. Su madre me pidió que me alejará

-oh Lena -me abrazó de nuevo- está bien, quizá ella opine otra cosa

-negué con la cabeza- ella siguió adelante, yo también debo hacerlo. La amo y debo dejarla

-eres Lena Luthor, nadie te dice que no. Tú misma me contaste el rechazo de parte de su madre y como intentó amenzarla para que se separaran

-nunca le agradé -negué llorando aún más

-así es, sabes que le causó mucha tristeza tu partida pero no sabes si aún te espera

Quédate aquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora