En el lugar menos pensado

Plan, recuperando lo mío

Los medicamentos todavía no salían de mi sistema, aún me sentía aletargado, lento, casi como congelado, pero no tenía certeza de si este frío venía de fuera o de dentro de mí, el día en que los hombres de San me atacaron dentro del palacio, entendí lo endeble y frágil que era la seguridad de mi moreno, claramente luché con fuerza y ahínco, no dejaría que me llevarán cuando mi hijo estaba tan cerca, podían lastimarme a mí, pero jamás dejaría que tocaran a mi pequeño dragoncito.

Mi moreno no tomó bien la idea de volver a mi planeta, pero necesitaba sacar a San del trono y sólo podíamos hacerlo si yo declaraba, mi testimonio sería la clave para hacer que el deshonesto rey abdicara, pero no me esperé que Gulf actuara como lo hizo, en pocos minutos me hizo sentir como una minúscula cucaracha, que jamás estaría a su altura, de sobra sabía que el estaba en lo más alto de la pirámide, cuando yo no llegaba ni a la mitad de ella, pero no pensé que me refregaría en el rostro lo distinto que éramos.

Cuando dijo que me iba a obligar a casarme con él, me llené de ira, obviamente quería hacerlo mi marido, pero no en estas condiciones, mucho menos imponiéndome una ley añeja que me reducía a un simple objeto, sin embargo, tampoco quería poner en sus ojos la tristeza que vi cuando me dijo que era libre, indicándome de paso que tendría prohibida la entrada a su reino de por vida, destruyéndome por dentro, sabía que los últimos días habían sido difíciles, pero jamás al punto de romper nuestra relación, no cuando el era mi alma gemela.

Mientras miraba mi reflejo en el espejo de la nave pensaba en que hacer, en como lograr que Gulf me perdonara y todo esto era un maldito recuerdo, un flash back de la última vez que me alejé de su lado, solamente que esta vez se sentía como una ruptura definitiva e irreparable, otra cosa distinta a mi viaje anterior, fue que esta vez no viajaba con mi amigo Boat, ya que, este estaba saliendo con Mild y no encontraba justo, quitarle lo que lo hacía tan feliz.

Apenas pisara Darksun, iría con Tul y me pondría a su disposición, luego de destronar a San, recuperaría mi grado militar y le pediría al nuevo rey, que arreglara las relaciones con Sunflower y que me mandara como representante a la tierra de mi compañero, sin la sombra del peligro, la cual no nos había abandonado en todo este tiempo, finalmente me dedicaría a reparar nuestro lazo y hacer definitivamente mi esposo al moreno.

Afirmándome en mi silla cerré los ojos, necesitaba despejar mi mente y enfocarme sólo en liberar a mi pueblo -Un paso a la vez Mew, dije suspirando y repitiendo esas palabras como un mantra, que esperaba se convirtiera en realidad.

Cuando aterricé en Darksun, coloqué la capucha de mi ropa sobre mi cabeza, ocultándome del resto, pronto me di cuenta de que la energía de los pobladores era rara, claramente sentían que algo malo se avecinaba y no estaban equivocados, con sigilo llegué al edificio donde vivía mi amigo y me colé hasta su piso, esperaba que al menos estuvieran aquí.

Después de golpear la puerta esperé ansioso, cuando mi amigo me abrió semidesnudo, entendí que había llegado en pésimo momento, con una sonrisa recibí el abrazo de Tul y entré a su casa, con soltura caminé hasta el sillón y me dejé caer a cuerpo muerto.

- ¿Qué haces aquí?, dijo abrochando sus pantalones y sintiéndose avergonzado -No pensé que tu compañero te dejara partir, se veía muy decidido a mantenerte a su lado.

- ¿Cómo lo sabes?, dije asombrado con su conocimiento.

- ¿No te dijo que hablábamos a diario?, dijo abriendo el refrigerador y sacando dos latas de alcohol -Te ganaste la lotería con él, claramente te ama con locura.

-Yo también lo amo, dije abriendo la lata y bebiendo un gran sorbo -Pero creo que destruí lo que teníamos.

Pasamos horas hablando de mi tragedia amorosa, cuando se nos unió Maxiin me contaron como estaban las cosas en el planeta, tenían a San recluido en el palacio, hasta que se llevara el juicio, por el momento se estaba llevando todo en extremo secretismo.