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La noche paso de manera tan rápida para Jimin. Sintió que solo había cerrado sus ojos por unos minutos, y al momento de abrirlos el sol ya se había asomado, colando su luz por las ventanas, para luego toparse con su delicado rostro adormilado e intentar cegarle los ojitos, mostrando un nuevo amanecer.

Cabe decir que durmió mejor que nunca en su vida, no se despertó en ningún momento, tampoco se sintió incómodo o con frío, la gran cama le habia recibído la noche anterior como si se trataran de un par de nubes suaves y esponjosas. Para el rubio el mullido colchón junto con las suaves y calientes sábanas blancas, eran obviamente mucho mejores que aquel sofá viejo, duro, frío y desgastado, donde antes solía descansar.

El sol brillaba en todo su esplendor, disparando sus rayos hacia su dulce rostro molestándolo, por lo que decidido fregó sus ojitos, se acurrucó en medio de la cama y con sus manitos agarró los bordes de las sábanas y se tapó hasta la cabeza cubriendo sus orejitas, luego cerró sus ojitos y se dispuso a dormir unas horas más, porque aún tenia sueño y parecía que todavía era temprano.

Ayer Jungkook fue muy lindo y hospitalario con el, sin embargo piensa que ahora, cuando despierte, el castaño lo sacará de su casa y dejará que se vaya.
El no quiere irse y... y aún no sabe a donde se supone que irá después.

Pero no planea pensar mucho en ello y poner triste su día, claro que no... por eso como no sabe cuando volverá a dormir en una preciosa cama como esta, se dispone a dormir, solo un poquito más, de todos modos es un gatito dormilón.

Unas horas después despertó.
Gruñendo por desprenderse del calor de las sábanas, se levantó de la cama dispuesto a ver a Jungkook, haciendo una mueca graciosa mientras tocaba su pancita que rugía de hambre pidiendo comida, estiró sus brazos hacia arriba parpadéando rápido intentando acostumbrarse a la luz, se puso unas pantuflas blancas que extrañamente aparecieron al pie de la cama y bajó por las gradas sin hacer ruido.

Se dirigió directo hacia la cocina, siendo guiado a esta automáticamente por el aroma delicioso que desprendía y que lo hacía babear con anticipación.
Una vez que llegó asomó solo su cabecita despeinada por la puerta y vió a Jungkook de espaldas preparándo lo que sería el desayuno.

-Jungkook- Musitó suavecito.

El castaño volteó ante el llamado, dedicandole una pequeña pero hermosa sonrisa al contrario.

-Hola lindo-
-¿Cómo dormiste?- Preguntó dandose la vuelta para seguir preparando el desayuno, ajeno a darse cuenta del apodo que involuntariamente había utilizado, ni de la manera en que el rubio se habia sonrojado fuertemente moviendo sus manitos y pies en el lugar.
-Ven aqui, siéntate, debes tener hambre ¿no?-

Sin pensarlo dos veces el rubio entró a la cocina y acató la orden, sujetándose del borde del mesón moderno para poder subir al taburete.
Quedaron en un silencio cómodo mientras el pelinegro por un lado freía la masa, y por el otro, el rubiecito esperaba sentado con las manos en la mesa y su cabecita puesta en ellas, mientras movía sus piecitos de un lado a otro.

Lista la primera porción de unos deliciosos panqueques, Jeon los puso en un plato y le sirvió al rubio. Además adjuntó en la mesa diversas frutas picadas, miel de maple, un Jarrón con jugo de naranja y una taza de café.

Mientras volteaba un panquecito, el castaño echo una mirada rápida al gatito, reprimiendo una risa por la vista. El lindo Jimin emanaba una aura tan tierna, al estar sentado con su cabello revuelto y sus mejillas abultadas pintadas de un casi imperceptible color rojo, moviendo sus piecitos inquietos sin alcanzar el suelo de un lado a otro (puestos las pantuflas grandes que habia dejado anteriormente en la habitación), mientras sacaba tiernamente su lengua, mordiéndola, al mismo tiempo que sus ojos concentrados miraban fijamente el jarabe, esparciéndolo por fuera de sus panqueques, a pesar de que ya había colocado la sufiente cantidad de miel.

Se avergonzó mucho cuando sus ojos se encontraron con los de Jimin, y se asustó cuando este arrugó su nariz haciendo una mueca y señalando con su dedito, el humo que empezaba a salir.

-¿Qué sucede min... No, no, no!- Inhaló tanto asutado como avergonzado, mientras apagaba el quemador y daba la vuelta al panqueque como si quisiera que este se transformara del color que deberia y no todo negro y carbonizado como se encontraba.

Frunció el ceño, porque no tenía idea de porque se quemó, ¡si solo pasó unos segundos observando!, nada más.

-Debe ser la masa- murmuró por lo bajo, afirmando, moviendo la cabeza de un lado a otro.

Escuchó una pequeña risita y se dió la vuelta, viéndo como el pequeño Minnie había dejado a un lado los panqueques que con tantas ganas comía, para reírse de su desgracia, formo un pequeño puchero y entrecerro los ojos en protesta.

-Eres muy divertidw Jungoo!-

-Claro que no!- Resopló e inevitablemente rió a causa de la sonrisa que el rubio le habia dado y a lo lindo que se veia con las mejillas rellenas de comida.

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Aquel desayuno fue especial en ambas partes.

El castaño por primera vez hace tiempo, se tomó el tiempo correcto para desayunar adecuadamente y lo más hermoso fue que ¡no desayuno solo!, ahora lo hizo junto al pequeño Jimin que también por primera vez comía un desayuno decente y agradable.
Todas esas pequeñas charlas, sonrisas y sonrojos, junto con el ambiente cómodo, las pequeñas miradas discretas y la compañia de Jimin, lo hicieron especial.

Aquel fue el primer de los cientos de desayunos que compartieron juntos.

Jungkook habia logrado convencer a Jimin de que se quedara junto a el.










_El Rubio de la Pastelería_ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora