Candy había vuelto a tocar en la filarmónica de Nueva York. Era curioso como el tiempo pasaba lenta y dolorosamente cuando lo único que Candy anhelaba era que fuera más rápido. En la soledad, el tiempo siempre se encargaba de golpearle con recuerdos crueles y momentos maravillosos. Se divertía haciéndole comparar lo que tuvo alguna vez con lo que ahora tenía.
―¿Has oído del niño prodigio? ―preguntó Elena, su compañera. Candy había escuchado que la escuela había apoyado la fundación de la Academia de Ballet Americano y que estaban haciendo audiciones para otorgar lugares en su programa que de a poco se estaba volviendo uno de los más cotizados. Ella misma, en un mes más, se presentaría en el concierto de Central Park donde serían las audiciones en un recital conformado por música y baile.
―No.
―Es muy bueno, tiene como 7 años, pero es alto para su edad y está al nivel de jovencitas avanzadas que han bailado desde los 3 años. ¡Y apenas ha bailado hace un año!
―Los genios pueden estar en cualquier parte ―respondió Candy, encogiéndose de hombros.
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Era la primera vez que Brandon Grandchester visitaba el nuevo continente. El verano pasado se había graduado del Real Colegio San Pablo y su hermanastro y duque de Grandchester, Terrence, lo había invitado a acompañarlo para cerrar un trato que había empezado desde inicios del año. Brandon cumpliría 21 años en 3 meses más y Terrence le había sugerido que viajará por el mundo, antes de tomar posesión del título nobiliario.
Y mientras el barco lo llevaba a un lugar que pensó no volvería a pisar, Terry no supo qué hacer. Observando desde la baranda, se sintió sometido, sin comprender que la vida estaba por cobrarle todas y cada una de las deudas que había adquirido al haberse ido, creyendo en personas en las que, en principio, nunca debió confiar.
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En su primera noche en Nueva York el joven caballero paseo por Broadway, los espectaculares de los eventos por la noche lo emocionaron, una joven estaba entregando panfletos. Eran de la prestigiosa escuela Juilliard que presentaría a la sinfónica con varios solos, uno de ellos de la señorita Candice White Andley, Brandon reconoció ese nombre como uno de los legendarios desertores del Colegio San Pablo, el otro estaba firmando un contrato para un nuevo negocio.
A pesar de la guerra, el colegio San Pablo siguió con sus rigurosas normas entre hombres y mujeres, solo cambió algo, aquellos que no salían el quinto domingo podían disfrutar de la compañía del sexo opuesto en el jardín del colegio e incluso tomar el almuerzo y la merienda juntos. De esa manera, él había entablado amistad con algunas féminas que contaban la historia de la legendaria C.W.A. y aunque todos sabían el significado de esas iniciales, pocos se atrevían a decir el nombre. Incluso cuando él llego al colegio estuvo bajo vigilancia permanente, sabía por qué, pero cuando demostró que las maneras de su antecesor en el instituto no habían sido heredadas, la vigilancia ceso.
Brandon Grandchester no era un hombre guapo, pero compensaba su físico con unos expresivos ojos color miel y una sonrisa sincera, aunada a una inteligencia arriba del promedio y una personalidad chispeante. Era una cabeza más chico que su hermanastro Terrence y a pesar de su cara redonda, despojado de su ropa la forma de su musculatura ponían de manifiesto la seriedad con que se dedicaba a la esgrima y a la equitación.
Esa misma noche, Brandon le había mostrado el volante a su hermano, emocionado por asistir a un evento de esa magnitud. El dinero recaudado en las entradas sería donado a una causa benéfica. Sin pensarlo y mucho menos, consultárselo, había comprado los boletos para el evento del sábado por la noche.
Cuando Terry leyó el panfleto quedo pasmado, pensó que nunca volvería a escuchar ese nombre. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda, pero él sabía que esa era una probabilidad. "Candy" se atrevió a pronunciar, ¿cuánto tiempo había pasado desde la última vez que dijo su nombre? ¿5 o 6 años?
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LA MELODÍA QUE GUÍA TU CORAZÓN
RomantikCandy y Terry se reencuentran, pero el destino les tiene algo deparado... Su hijo ansia conocerlos, pero Candy lo cree muerto y Terry no sabe que existe. Adaptación película Escucha tu destino.