Candy se quedó una semana más en el Hogar de Pony, la tía abuela Elroy la había mandado llamar en cuanto piso la mansión de las rosas. Después del escape de la muchacha se quedó en Londres para amortiguar un poco el escándalo en el colegio y desde que no aprobaba la decisión de William de adoptar a la chiquilla, no le importó en absoluto el destino que hubiese tomado, aunque se imaginó que el único lugar que podría albergarla sería el orfanato donde se crió.
Paso las fiestas navideñas en compañía de sus demás nietos, Archie y Stear trataron de persuadirla para que iniciará una búsqueda exhaustiva, pero ella los aplacó, dejándoles muy en claro que lo que le pasará a ella sería sólo su culpa por escapar de esa manera y manchar el buen nombre de la familia.
Pero la situación cambio en cuanto George le informó a William los recientes eventos y él le ordenó, porque no había otra forma de decirlo, que Candy era su hija adoptiva y que era su deber apoyarla en lo que decidiera hacer y también le recordó que muy a su pesar, Candy era la segunda en la línea de sucesión. Aquello la hacía hervir de coraje y rabia, jamás le perdonaría a William esa decisión. Jamás.
/o.O/
Candy llegó puntual a la cita con la matriarca de la familia Andley, su corazón latió de nervios todo el camino. Sólo pudo escuchar algunas de las cosas que George le recomendó, decir lo siento, acatar las reglas de la tía, no objetar. Esa iba a ser una larga conversación.
Llamó a la puerta.
- Pasa, Candice – fue la respuesta de Elroy.
- ¡Buenas tardes, tía abuela! – le dijo Candy – me alegra mucho verla, después de tanto tiempo.
- Me enteré que habías vuelto al hogar de Pony después que escapaste del colegio en Londres sin mi permiso.
- Así es señora Elroy, he venido a pedirle disculpas y a explicarle mis motivos.
- ¡Siéntate! – ordenó. La chica obedeció sin chistar – No necesito decirte que gracias a tu escape del colegio comenzaron las murmuraciones y el nombre de la familia estuvo en boca de todos durante dos semanas.
- Tía...
- ¡Silencio, Candice! En mi opinión, William es un tonto al seguir teniéndote como hija adoptiva, pero lo hizo sin considerar mi opinión y no te negaré que me haría muy feliz que él te repudie, pero él ha rechazado mi petición y según sé, la tuya. Por ello no puedes seguir haciendo tu voluntad, y con todo lo que le debes a esta familia mi deber es hacer de ti una señorita digna de llevar el apellido Andley, George me ha dicho que quieres estudiar música, qué instrumento sabes tocar.
- El violín, tía, mi amiga Paty...
- Muy bien, Dorothy – Candy vio a la mucama de la familia Leagan en la mansión de las rosas y le sonrió – trae el violín del desván.
Los minutos que la mucama tardó en regresar le parecieron largos a Candy bajo el escudriño de su tía.
- Muy bien, toca algo para mí – le dijo, a Candy le pareció notar ironía en su voz, suspiró profundo y tomó la partitura de la canción que Paty le había enseñado a tocar.
Nada de lo que hiciera la rubia podía sorprender de buena manera a Elroy Andley, o eso pensó hasta que escuchó a Candy tocar el violín, sin duda aún necesitaba practicar, pero llegaría lejos, de eso estaba segura. Su difunto hermano, padre de William, tocaba el violín, ella estaba segura de que si no se hubiera dedicado a los negocios, seguramente la música hubiera sido su camino, pero sus padres no le permitieron tomar esa senda, él heredó los negocios y el mando de la familia. Pero Candy no heredaría esa responsabilidad, lo haría su esposo al fallecer William, a menos que él sentará cabeza y tuviera un hijo varón.
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LA MELODÍA QUE GUÍA TU CORAZÓN
RomanceCandy y Terry se reencuentran, pero el destino les tiene algo deparado... Su hijo ansia conocerlos, pero Candy lo cree muerto y Terry no sabe que existe. Adaptación película Escucha tu destino.