Venus
Lunes.
Como de costumbre gritos me despertaron desde la puerta de mi habitación y ni siquiera era necesario que me esforzara en tratar de reconocer su voz ya tenía claro que era mi madre, quien tenia la costumbre de ir a despertarme media hora antes de que mi alarma sonara.
A veces en serio llegaba a creer que esa mujer me odiaba.
Su escusa siempre ha sido que me demoraba un montón arreglándome y por eso venía a despertarme a gritos, pero para mi es que no puede verme tranquila ni un segundo.
Hades había estado cerca, pero a la vez distante. A veces compartía con su peculiar humor sarcástico y sobre todo sacando de quicio a Alex que parecía que se arrancaría el cabello en algún momento, pero luego su actitud se volvía a convertir en una seria con la mirada perdida sin prestar atención a las conversaciones obligándonos a ponerlo al tanto cuando le preguntábamos algo.
No compartíamos clases, puesto que él es mayor que yo y finalmente era Alex quien terminaba por llegar a quejarse del humor de su amigo, ya que en verdad había estado irritante.
Ya era miércoles y por restricción de mis padres durante la semana no podía utilizar la motocicleta y tenía que llegar al instituto sí o sí en el auto de alguno de ellos.
Ninguno confiaba en que ingresara al establecimiento por mí propia cuenta, y bueno tenían razón en aquello. Más de una vez cambié el rumbo de mi camino yendo hacia otro lado, sobre todo a hacer vueltas buscando conseguir el dinero de las deudas, ya que llevo más de año y medio tratando de reunir el dinero y aun no llego a la mitad. La verdad es que la mayoría del dinero se iba con el porcentaje obligatorio a pagar en "el pozón" lugar que cada día me asqueaba más.
Pero cada una de esas vueltas se vieron perjudicadas el día que el director mandó a llamar a mis padres para informar mis faltas al instituto, siendo desde ese día que me impusieron vigilancia. Lo único que podía realizar era irme como me placiera al termino de las clases.
Claro está que eso dependía de si mi madre estaba de humor o no.
Llegamos al instituto con Hades, nuevamente él venia absorto en sus pensamientos no dirigía la atención a nada ni nadie. Tampoco se me hacía extraño pues él tenía la costumbre de caminar como si nadie más existiera a su alrededor, era solo él caminando.
Suspire al ver las ojeras en su rostro. Los últimos días no había estado durmiendo bien, eso lo tenía claro porque a mitad de la noche se levantaba agitado para ir directo al jardín trasero a hacer ejercicio.
Desde el día que llego había notado que el ejercicio lo calmaba, y el despertar con el ruido que provocaba - sin contar que su cuarto está frente al mío. - me invitaban a seguirlo y ver que hacía, siendo un acto digno de presenciar.
Salía con los pantalones de pijama como única prenda, dejando así a la vista su torso definido y marcado lleno de rosas. Me llamaba la atención sus tatuajes, cada uno tenía una rosa oculta, tampoco es que los haya visto todos, pero los que observe traían una rosa.
El que más me llamaba la atención era el del centro de su pecho. Tenía claro que su apellido significaba "Daga" pero no comprendía el gusto o la obsesión con las flores. Desistí de la idea de preguntar el por qué esa misma madrugada donde se tensó, no había la suficiente confianza aún y lo entendía.
En lo que ingresábamos al establecimiento se me hizo inevitable ver como su mano derecha jugueteaba con el collar que siempre cargaba consigo, el dije era el mismo que su tatuaje, cosa que me confundía más porque Alex llevaba uno igual.
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En el mismo infierno
RandomMuchas veces las sonrisas plasmadas en los rostros de la gente son falsas. Todos tienden aparentar una felicidad inexistente, aunque claro, hay personas que realmente se sienten felices y sus sonrisas son sinceras, pero eso no quita que puedan tener...