Venus
Subí los escalones hasta llegar a mi cuarto deshaciéndome de mis prendas de vestir para tomar una ducha que me relajara del día de hoy, pero cuando estaba por tomar una toalla del armario me di cuenta que no quedaban.
Fruncí el ceño y me vi obligada a colocarme una remera ancha para ir en busca de Zinerva para que me entregara una toalla limpia. Nunca me gusto eso de gritarle a los sirvientes para que corrieran a atenderme, así que por esos prefiero ir a buscarla por mi cuenta.
Baje los escalones rápidamente y me dedique a buscarla en la cocina, pero al no encontrarla me encamine por uno de los pasillos de la primera planta en su búsqueda y en lo que caminaba las voces de un cuarto llamaron mi atención.
Frene en seco al escuchar el grito de reprenda proveniente de la voz de mi madre, me volteé hacia la puerta a mi derecha acercándome con cautela hasta pegar mi oreja a ésta, para así poder escuchar la discusión.
-En serio lo siento, Marisa. – Esa era la voz de Hades.
-¿Solo lo sientes? – mi madre elevo la voz. - ¡Hades! ¡Vienes saliendo de la correccional! ¡Un paso en falso y te vuelven a meter ahí adentro! ¡Estuvimos tres meses buscando sacarte de ese lugar, siendo que aun te quedaba un año más por cumplir!
Fruncí el ceño ante las palabras de mi madre.
¿Correccional?
Había sospechado que tenia algo que ver con la correccional, puesto que cuando nos conocimos Alex llevaba un buzo con el nombre grabado de la correccional de Le Dior al igual que el buzo que Hades me presto, pero ahora ¿Por qué estuvo en la correccional?
-Lo sé. – escuche decir a des en un tono bastante bajo como para ser oído.
-¡Entonces sí lo sabes ¿Por qué te comportas como un crio? – dice aun con un tono molesto.
-Menciono a mi madre. – casi pude sentir el dolor con el que Hades pronunciaba esas palabras.
-Hades...
Antes de seguir escuchando una voz me hizo sobresaltar.
-Señorita Venus ¿Necesita algo? – dijo Zinerva frente a mi mirándome con diversión.
-No... - dude. – o sea sí, se acabaron las toallas de mi cuarto. – digo mirando de reojo la puerta.
-Oh, enseguida le entrego unas, sígame, el cuarto de lavandería esta por el otro pasillo. – me volvió a sonreír con diversión pasando por mi lado.
La seguí hasta el cuarto de lavandería donde me entrego un grupo de toallas limpias que recibí agradecida antes de volver a mi cuarto, pero antes cerrar mi puerta miré con una mueca el cuarto de Hades sin saber que pensar.
Durante el día lo único que lo "transformaba" por decirlo de alguna forma era la mención de su madre.
¿Sera por ella que estuvo en la correccional?
Al escuchar pasos que se avecinaban por las escaleras cerré rápidamente mi puerta para luego caminar hasta el baño y abrir la regadera preparando la ducha que tomaría.
Al termino de mi ducha relajante – aunque solo me ayudo de relajar mi cuerpo, pero no mi mente. – Sali y me vestí con unos pantaloncitos cortos de color blanco y un top de tirantes negro, arreglé mi cabello para luego bajar encontrándome con el pelinegro de ojos de fuego sentado en uno de los sofás con la mirada perdida en el ventanal que daba vista al patio.
Ladee un poco la cabeza buscando ver sus ojos que me atraían a un infierno azul, uno siempre se imagina un infierno de un fuego rojo potente, pero al ver los ojos de este chico te dabas cuenta que ese fuego azul de temperatura alta podía convertir tu manera de ver las cosas.
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En el mismo infierno
RastgeleMuchas veces las sonrisas plasmadas en los rostros de la gente son falsas. Todos tienden aparentar una felicidad inexistente, aunque claro, hay personas que realmente se sienten felices y sus sonrisas son sinceras, pero eso no quita que puedan tener...