El principio del fin.

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Departamento de Gavin Reed.
2:24 a.m.
-2° C.

El sonido de la lluvia caer por las calles de Detroit era lo que se escuchaba de fondo, el aroma del petricor inundaba las fosas nasales de cualquiera y el cigarrillo entre los dedos del humano era lo que entraba a su boca.

Gavin Reed, un humano y detective de la policía de Detroit actualmente se encontraba bajo el cobertizo de su casa mirando aquel cielo nublado que no dejaba ver la luna y las estrellas. Sus ojos se cerraron un momento y el cigarrillo de su boca cayó, no le importaba, estaba harto de aquel sabor estúpido que no podía dejar.

Esos momentos dónde la tristeza lo cobijaba bajo su manto eran los más dolorosos, aquella dama llamada melancolía era la que se sentaba en su pecho y le hacía doler, recordándole lo estúpido que había sido y que sus errores no tenían reparación.

Aquellas perlas traslúcidas que bajaban por sus mejillas apagaron el cigarrillo del suelo, el pensamiento constante de aquel androide al cual había perdido le hacía sollozar más mientras en su mente se repetia aquella escena dónde todo se jodió, aquella escena dónde una bala en la cien de su androide era la protagonista.

Ahora que lo recordaba se daba cuenta que no tenía derecho de llamar suyo al androide, el mismo lo había dicho. Los recuerdos que tenía con aquel ser, giraban en su mente como carrusel...un carrusel que dejo de girar.

Aún recordaba la primera vez que hablaron, realmente se pregunto cómo es que su jefe creyó que iban a llevarse bien.

-Detective Reed, soy el androide RK900 enviado por Cyber-life, a partir de ahora seremos compañeros.

-Deja el puto discurso de perra faldera, ya me lo sé de memoria.

-Disculpe detective, mi programa indicaba decirlo.

-Si tu programa te dice que te tires de un jodido puente, ¿Lo harías?

-Si.

-Bueno, ahora tu jodido programa dice que me des un puto café.

-Mi programa no dice eso, detective.

Un golpe en el estómago del androide resonó, haciendo que este se doblará un poco.

-Dije, tu puto programa dice que me des un café.

Pasos saliendo de ahí fueron los siguientes, mientras tanto, un androide confundido y adolorido hacía un café.

Coloco sus manos en su rostro y dejo escapar su llanto aún más, nadie lo veía, solo lo consolaba la fría noche y la soledad.

Un pequeño ruido lo hizo mirar al frente a una gran velocidad, la esperanza de ver al androide parado bajo la lluvia con una bolsa de comida rápida y una pequeña sonrisa mientras decía "Hola, Detevtive..." subió tanto que el impacto del suelo dolio más, no había nadie.

Al comprender que nadie iba a ir -que el no iba a ir-, se levantó y entro a su casa. El calor que esta emanaba era distinto al que se habia acostumbrado a sentir, cosa que hizo a su corazón doler más. Necesitaba un baño e ir a su cama para colapsar ahí.

Y así fue; en su cama colapso, no sabía que la muerte del androide está vez iba a doler tanto, su miedo por no volver a verlo era mucho y... Bueno, de alguna manera lo entendía, contando está vez, sería la 5ta muerte del androide, la 5ta vez que miraba aquellos ojos sin vida... Joder.

Su llanto ceso y sus ojos se cerraron, ya había soltado todo lo que tenía que soltar, se hizo a la idea de que el día de mañana llegaría a comisaría y vería al androide enfrente de su escritorio con un café en manos, si... Se quedaría con eso.

Estación de Policía.
8:00 a.m.
-4°C.

Gavin se encontraba ya en comisaría sentado en su escritorio, miraba a los lados como si esperara a algo o alguien, que estúpido se veía.

Los murmuros de los demás lo sacaron de sus pensamientos, al mirar a donde todos lo hacían su corazón dió un vuelco, era él.
¡Su androide había regresado¡

Aquello lo hizo sonreír levemente, se preparó para hablar como normalmente lo haría una vez que tuvo al androide frente a el.

-Ya era hora, lata, te esperan los informes pendientes y de paso; mi café.

Regreso su vista al computador y siguió en lo suyo, o bueno, intento ya que al ver que el androide no se movía regreso su vista a este.

-¿Qué tanto esperas, lata?

-Detective, ¿Hay algún lugar el cual pueda usar?

Aquello lo tomo un poco desprevenido, ¿Qué acaso no sabía dónde se sentaba?

-¿Eres imbécil? Hay una puta silla ahí dale un buen uso, ahora, mi puto café.

El androide lo miro un poco para después caminar a la cafetería, eso hizo a Gavin sonreír... Si, ahí estaba su androide.

Los pasos del otro volvieron a sonar, estaba a su lado, estiro su mano para tomar su café pero su mano quedó vacía, la bebida que debía estar en su mano estaba vertido en su cabeza -¿¡Qué puta mierda te pasa estúpida lata!?- estaba molesto y sorprendido, Nines nunca le había hecho algo así, ni siquiera le contestaba, ¿Qué mierda?

-Yo no estoy aquí para servirle café detective, si tiene alguna queja comuníquese con Cyber-life- este mismo tomo la silla y la coloco enfrente y se puso a trabajar.

Un Gavin molesto se levantó y fue a las duchas, necesitaba quitarse el puto café del cuerpo. Al llegar a los baños se desnudo dejando su ropa a un lado, lo único que se mojo fue su preciada chaqueta, estúpido Nines se la iba a pagar, aunque hablando del diablo... Algo no cuadraba.

Mientras abría la regadera y dejaba que el agua cubriera aquel cuerpo que le costó trabajar, su mente divagaba en el antes y después del androide. El recordaba a un Nines que no era capaz de matar una mosca, un Nines que solo asentía con la cabeza a lo que el decía, pero ahora... El Nines que le habían dado era diferente, se había atrevido a tirarle café, ¿Era una venganza por dejarlo morir? Okay, la pasaba, pero y el buenos días, ¿Dónde quedó?

No se dió cuenta del paso del tiempo hasta que el agua tibia dejo de salir y dió paso al agua fría, cerro la regadera y tomo una toalla con la cual seco el agua de su cuerpo, una vez seco comenzó a vestirse, solo que está vez no llevaba su chaqueta.

Salio de las duchas y regreso a su escritorio, justo cuando su trasero toco el asiento de la silla, el androide le llamo.

-Detective, tenemos un caso.

Se quedó un momento reflexionando sobre el porque no mando al diablo al androide en lugar de levantarse e ir caminando hacia su carro, era extraño.

Durante el viaje a la escena del crimen el silencio reino en el carro. Joder, como quería romper ese silencio pero no sabía cómo hacerlo, todo lo que pasaba por su mente era el porque el androide no decía nada. Antes se la pasaba preguntando hasta por su gato, ahora ni siquiera se acordó de el.

Y lo peor del caso es que ahora a él mismo le estaba importando el androide, bien hecho Gavin, rompe las putas reglas que tú mismo pusiste.

-Detective.

-¿Qué?.

-¿Puede decirme que ocurrió en el último caso? El caso dónde morí, para ser más específico.

Un escalofrío recorrió su columna entera, una tensión apareció en sus músculos y, en su garganta un nudo se colo, aquello ya lo dejaba demasiado intrigado pero, es que Nines nunca preguntaba por su muerte en casos anteriores, ¿Qué estaba pasando?

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Holaaa, aquí yo jaja, les tengo una nueva historia que surgió y debido a que ya terminé una, decidí seguir con otra en este vicio llamado Reed900.

Está historia tendrá momentos tristes, preparen los pañuelos.

Si notan alguna falta de ortografía ó desean dar una crítica constructiva, soy todo oídos.

Gracias por pasarte por mi historia, espero la disfrutes.

Cinta para un corazón roto. (Reed900)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora