Caso.

42 8 4
                                    

Su pulso se aceleró, su respiración se volvió un poco pesada, los recuerdos de aquella noche pasaron por su mente como una película, una película con final trágico.

Era un poco irónico, la primera vez que conoció al androide le dijo que no le importaría si se llegaba a descomponer o morir —cosa que ya pasó varias veces—, pero ahora, le causaba una profunda tristeza ver al androide morir una y otra vez. Se preguntó si realmente decía la verdad en un inicio.

—¿Para que mierda quieres saber eso? No servirá de nada.

—Necesito saber que salió mal, así podré corregir el error y no se volverá a repetir la situación.

Gavin suspiro —Bien, te moriste por recibir una bala, ¿Contento?

Algo en el RK sucedió, la muy característica LED en su sien cambio de color —Mori a causa de su incompetencia, entiendo.

—Wow, espera ahí, lata estúpida, no es mi culpa el que tú seas un puto kamikaze y a cada maldito rato te termines "sacrificando".

—Yo no me... "Sacrificaría", detective, si usted no fuera tan incompetente.

Aquello lo hizo calentar pero no de manera excitante, sino de manera negativa y agresiva. Todos los insultos y frases llenas de odio y veneno se cargaron en su garganta, sentía como su ira se generaba en lo más profundo de su estómago y subía poco a poco.

El calor característico de aquel acto lo empezó a invadir; sus puños se apretaban contra el volante pintando sus dedos de un blanco peculiar, todo el veneno estaba listo para salir solo faltaba un empujón más, uno pequeño, lastima que este empujón nunca llegó. La escena del crimen se adelantó, cosa que era buena, ya que si no, la próxima escena del crimen sería en su auto.

Ambos bajaron del auto, Gavin sentía que le daba algo debido al coraje guardado, por otro lado, el RK no parecía percatarse de lo que había causado.

Las cintas policiacas y los reporteros destacaban en el lugar, los transeúntes curiosos abundaban por ahí. Gavin y Nines entraron en escena.

La casa era bastante común; una cocina, un baño, una sala, un comedor y un cuarto. Nada fuera de lugar, excepto que había un androide muerto en el centro de la casa y un gran desastre, curioso escenario de bienvenida.

— Parece que alguien no hacía bien su trabajo.

— Los androides ya no son esclavos, detective, ese comentario fue ofensivo.

— Se llama sentido del humor, lata, olvide que no lo tienes.

No hubo más comentarios por parte del androide, cosa que agradó a Gavin. Contento camino hasta Chris, un amigo suyo de la policía.

— ¿Qué tenemos Chris?

— Androide muerto modelo PL300, fue registrado con el nombre de Jhoan por una familia antes de la revolución, después de eso vivió en Jericho dónde conoció a Silvia Torres, la propietaria de la casa y su pareja…

— ¿Y dónde está Silvia?

— No se sabe, al parecer está desaparecida, los vecinos llamaron a la policía ya que no los habían visto… Jhoan sacaba a pasear a las mascotas del vecindario, así que se les hizo extraño y por eso llamaron.

— ¿Las puertas o ventanas fueron forzadas?—Ante eso, Chris negó— Un androide que pasea perros está muerto y su novia desaparecida… Genial, gracias.

Dió unas palmadas en la espalda de Chris en forma de agradecimiento y camino por la casa, miro la decoración de la pareja: fotos, estantes con algunos libros —libros que Gavin ojeo— y algunas libretas con apuntes.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 07, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cinta para un corazón roto. (Reed900)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora