| Capítulo 4 |

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Para que se den una clara imagen de lo que ella llevaba puesto se los dejo acá arriba, ¡¡deslicen para escuchar la canción que queda de diez!!
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Ella es la maldad hecha mirada, y la ternura hecha sonrisa.

-Omar Concepción.

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Aiden.


Furia...

Sentía mucha furia.

Joder, en mi puta vida había visto a alguien enfrentarnos o al menos en el instituto, dónde todos bajan la puta cabeza al vernos o nos respetan por una simple chupada de culos, hasta que llegó una niñata a dar vuelta todo aquello.

Esa tía tenía muchos cojones, ni se inmutó cuando Melody le había apuntado... cómo si tuviera todo controlado, cómo si fuese la jodida reina del maldito instituto. Y eso me enfureció demasiado.

Esa tía sin duda me alteraba, con solo su presencia logra sacarme de mis casillas.

Al verla tan confiada en amenazarnos o al provocarme con tal cosa me dio tantas ganas de matarla con mis propias manos. La hubiese tomado ahí mismo para demostrarle quién era.

—¡Ah! —se quejó Erick sacándome de mis pensamientos— Juro que la voy a matar, a una por encojonada y a la otra por zorra traidora.

Melody estaba desinfectando la herida que aquella tía le había hecho en el labio, había que admitir que se sabía mover... pero ella no sabía con quién estaba tratando, se metió a la boca del lobo dónde pronto acabaría siendo devorada.

Melody permanecía en silencio, pensativa.

—¿En que piensas? —le pregunté mientras me servía un vaso con Ron.

—En cómo haré pagar a la tal Aaliyah que me sentenció a muerte.

—Hay que admitir que se ganó un Martín fierro, esa chica tiene agallas. A ti te declaro la muerte —apuntó a Mel —A ti te dio en los huevo —lo mire mal– y de Erick ni hablar.

Habló Mason desde uno de los sillones de la oficina.

Toda mi vida había sido un hijo de puta, el que folla con las chicas solo por placer y después... nada serio, volvíamos a ser desconocidos. Era un jodido cabron que no tenía sentimientos por nadie, y por una chiquilla que juega a la pistolera no iba a ser la excepción.

Unos toques en la puerta captó la atención de todos.

Skye había entrado junto con la rata de su novio.

Esa chica era muy bonita, o al menos lo era para pasar la noche.

—Aaliyah... mi amiga está aquí, y quiere hablar.

La iba hacer arder en mi infierno, y lo haría de todas las maneras posibles.

—Justo, ansío con ver a mi futura mujer. —hablo Mason.

Lo fulmine con la mirada.

A lo que este levanto los brazos en forma de rendición.

A paso firme salí del despacho.

Ser parte de una organización llamada Bratva tenía sus pros cómo sus contras. En algunas ocasiones era difícil desaparecer al contra para llegar al pro, encañonar a gente ya era un habitad, encargarse de las mierda de los demás ya era costumbre. Todos fuimos a parar al mismo lugar por la misma mierda, una de la cual cada uno se había encargado de desaparecerla.

Ambición [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora