Prologo.

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Las lágrimas bajaban por su rostro destruyendo completamente su maquillaje, miro a su esposo y notó la mirada más fría que pudo haber visto por parte de el, suspiró con melancolía mientras cerraba su última maleta.

A pesar de sentir sus piernas temblorosas y sentir que en cualquier momento caería por el piso, caminó con la suma elegancia que la distinguía, abrió la puerta y antes de salir se detuvo en seco al escuchar sus frías palabras.

-Tu ya no eres más la mujer de la que estuve enamorado algún día.-

Sus palabras eran balas que se incrustaban directamente en su pecho, sintiendo ganas de llorar, reunió todo el valor posible para contestarle.

-No te preocupes.- hizo una pausa.- Tu tampoco lo eres.

Cerró la puerta detrás de ella y se recargó soltando un par de lágrimas, como pudo llegó a su coche y subió las maletas, miró aquella casa en donde fue tan feliz los primeros días en los que se casó con el amor de su vida, Finn.

Se subió y miro el pequeño sobre amarillo que estaba ahí.

-No puedo estar más aquí.- susurró para si misma.

Ella sabía lo que contenía ese sobre, pero por alguna extraña razón no quería descubrir que era cierto. Con la vista en la carretera tomó el sobre y lo abrió con sumo cuidado, tal vez si lo veía con sus propios ojos se arrancaría del pecho todo el dolor que sentía en el fondo de su corazón.

"Solicitud de divorcio" leyó en aquel papel, sus lágrimas volvieron a empañar sus ojos. Aunque ella lo había encontrado con su mejor amiga apuntó de tener sexo, nada se comparaba con el saber que desde hace meses el ya planeaba separarse de ella, sabía que se necesitaba tiempo hacer una solicitud así y en cuanto tuvo la oportunidad, le entregó el papel.

Lloro fuertemente y cerró sus ojos por unos instantes.
Un fuerte ruido la saco de sus pensamientos, y todo se volvió completamente negro después se sentir como giraba en el aire.

Dime quien soy.- Fillie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora