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Los chicos se fueron a la piscina, era un día soleado y simplemente se quedó Finn junto a Max, quien sólo iba a ponerse un traje de baño.

-¿Que demonios, Finn?.- preguntó.- Me dijiste que le habías pedido el divorcio.

-No podía dejarla sola, Sadie. No puede recordar nada de lo qué pasó.- hablo tranquilamente.

-Más vale que recuerde todo porque si no.- Finn la tomo del brazo y la acorralo a la pared interrumpiéndola.

-¿Porque si no que?.-

-Me encanta cuando me tratas así, Finni.- gimoteó en su oído.- Haces que me moje completamente.

La pelirroja rio en voz alta y se alejó hacia la piscina junto a su novio y a sus amigos. Finn se sentía demasiado arrepentido de haber jugado con fuego, pensó en que jamás debió meterse con esa mujer. Aunque no llegó a más porque Millie los había descubierto, se sentía responsable del corazón roto de su esposa y de que ella hubiera tenido ese accidente.

Suspiro mirando sus manos temblar y subió para ver qué estaba haciendo ella. Entró sin avisar y la vio solo en bragas, sus pequeños pechos estaban libres y ella miraba el closet con detenimiento.

Finn trago saliva y antes de salir del cuarto ella lo llamo.

-Finn.- lo miro.

-¿Que sucede?.- preguntó evitando mirarla.

-¿Esto es mío?.- preguntó.- Esta todo horrible.- dijo con desagrado.

-Es lo que usabas todos los días.- respondió.

-¿Podrías alcanzarme esa sudadera de allá?.- preguntó mirándolo.

Finn camino con nerviosismo hasta ella y justo enfrente se quedó mirándola nuevamente, lucia tan hermosa y no podía evitar querer tumbarla a la cama y hacer todo lo que se estaba imaginando en esos momentos.

-¿Podrías ponerte algo de ropa antes?.- preguntó Finn.

-Estamos casados, supongo que no hay ningún problema.- lo miro sonriendo.

Finn cerró los ojos con dificultad, hacia dos años que el ya no la tocaba, que se evitaban cada noche y que incluso ya no dormían juntos.

Explicarle todo eso a ella era un poco cansador, así que sin querer había tomado su decisión, no le diría nada sobre lo del divorcio y esas cosas hasta que ella por si sola las fuera recordando una a una.

Finn le pasó el suéter y se sentó en la cama mirando como ella se vestía. Miro su trasero regordete y le dieron ganas de tocarlo, maldició en su mente pensar así porque gracias a eso su amigo había despertado y ahora se sentía acalorado.

La chica terminó de vestirse y se recostó en la cama, la cabeza le punzaba más y su cuello aún le dolía un poco, quito el collarín para poder masajearlo mientras Finn miraba con atención cada uno de sus movimientos.

La chica notó en seguida la mirada del chico, y se sonrojó inmediatamente, volvió la mirada a la ventana sonriendo.

-¿Como era nuestra rutina diaria?.- Preguntó Millie.

-Am.- dijo Finn, pensando en si decirle la verdad o simplemente quedarse callado.- Solo desayunábamos y después me iba a trabajar.

-Oh.- respondió ella.

Finn se sentía incomodo cada que ella hacía preguntas sobre su vida, no quería mentirle, pero tampoco quería que ella supiera todo de golpe. Ella siempre comía sola, ya que Finn siempre estaba ocupado con la empresa que su padre la había heredado.

Lo único que ambos tenían en común era que ambos ya no tenían padres, y quizás eso les ayudó a sentirse un poco más familiarizados y comprendidos, o eso era lo que el creía.

Al principio estaba muy enamorado de ella, sentía que había algo que la distinguía de los demás, pero poco a poco cambio radicalmente a lo que era antes, cortó su cabello, se vestía de diferente manera y era más soberbia y frívola, algo completamente distinta a la chica dulce y amable que conoció.

-¿Y que hago yo cuando te vas a trabajar?.- preguntó mirándolo directo a los ojos.

-No lo sé, supongo que te quedas acostada.- respondió sincero.

La chica se quedó callada, parecía tener una vida aburrida que ni siquiera su esposo tenía interés en saber que era lo que hacía o cabía la posibilidad también de que en realidad no hiciera nada.

Dime quien soy.- Fillie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora