Capítulo 1: Donde nos conocimos

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La primera vez que la vi fue en un sueño, estaba caminando en un enorme campo cuando la vi a la lejanía, era una chica hermosa, la mas bella que había visto, una chica delgada, con unos ojos rasgados color gris, un cabello a los hombros castaño oscuro, una piel color avellana y unos pequeños labios en forma de corazón, ella vestía un vestido blanco hasta las rodillas y un sombrero del mismo color el cual agarraba con fuerza para que no se fuera por el viento.

Este sin duda fue un momento que jamás podré borrar de mi mente, ambos no conocíamos que hacíamos ahí, ni sabíamos cómo habíamos llegado, así que nos acercamos apenas nos vimos.

Ella me gritaba mientras avanzaba con su bella voz que juraría que sonaba como los ángeles, ambos al estar juntos llegamos a una misma conclusión, ambos nos habíamos ido a dormir antes de aparecer aquí, así que estábamos en un sueño, en uno que se sentía tan real.

-Entonces ¿Cuál es tu nombre?- Le pregunté.

-Soy Jule ¿Y tú?- Dijo.

-Mark- Le respondí.

-Mark... Me agrada- Me dijo con una sonrisa.

Ella solía ser algo tímida, sobre todo la primera vez que hablamos, donde no paraba de temblar desde el inicio, esa noche sin duda sería sin duda la primera a la que pensaría en volver.

-Y dime ¿Qué te gusta?- Le pregunté para empezar una conversación luego de verla tan nerviosa.

-Pues... Suelo escribir y dibujar, no suelo salir mucho así que es todo lo que hago- Al decir esto volvió a estar el silencio.

No quería que ella estuviera así, si era un sueño compartido teníamos que pasarnosla bien, así que me pare y le dije.

-Ven, tenemos que explorar-

-¿Y qué planeas encontrar?- Me dijo incrédula de que hubiera algo más.

-No lo sé, pero si vienes tal vez lo averiguemos, al fin y al cabo es nuestro sueño ¿No?- Le dije mientras le pedía su mano.

-Bueno... Al fin y al cabo es un sueño- Dijo dándome la mano.

Apenas me la dio, fuimos corriendo a donde estaba saliendo el sól, en donde al igual que todo lo demás estaba cubierto de flores blancas y pasto.

Corrimos y caminamos por muy poco tiempo, ya que rápidamente el lugar se volvió en un museo de arte.

-¿Y este lugar?- Pregunte.

-No creí que funcionaria, dicen que lo que pienses se hace realidad en tus sueños, así que pensé en mi lugar favorito- Me dijo mientras agarraba su vestido de las esquinas y lo movía lentamente.

-Pues nunca he ido a un museo- Dije.

-No te creo, cualquiera ha ido a un museo- Me dijo con un tono un poco más alto al que le había escuchado.

-Es la verdad, a mi madre nunca le ha gustado el arte, ella prefiere el deporte-

-Todo el mundo debe conocer un museo, al fin y al cabo es donde puedes ver de distintas maneras el mundo o aprender sobre el pasado- Dijo, en ese momento no lo note, pero ahora puedo recordar cómo sus ojos grises se iluminaban al decirlo, ese sin duda era el lugar que más amaba.

Ambos entramos al museo, tenía unas pinturas hermosas, todas distintas, pero a pesar de eso no le encontraba el gusto a ir al museo.

Ella explicaba cada pintura, pero cuando íbamos a la mitad empecé a escuchar mi alarma, ella poco a poco se volvía más borrosa y su voz era apenas escuchada.

-¡Mark!- Gritaba mi madre sin cesar.

-Ya desperté ma- Le grite y empece a cambiarme, poniendome una chamarra con capucha negra, un pantalon suelto de mezclilla, unos tenis negros y unas cadenas en el cuello.

En cuanto estaba listo corrí a la cocina, donde mi madre ya me había preparado unos huevos estrellados y un jugo de naranja.

-Buenos días- Le dije, a lo que me contestó igual.

Mi madre era una mujer rellena, con la piel clara, un cabello rubio oscuro y unos ojos cafés, de joven solía ser una modelo para las pequeñas empresas, pero luego de tenerme había tenido que trabajar de recepcionista para mantener la pequeña casa que teníamos.

Desayuné y empecé el camino a la escuela, en donde a la mitad pude ver a Siara, ella era mi novia, una chica delgada, ojos grandes marrones, piel oscura, cabello ondulado largo de un café oscuro y grandes labios, sin duda era bellísima.

-Hola princesa- Le dije.

-¡Mark!- Dijo en voz alta para luego abrazarme y darme un dulce y rápido beso .

-¿Qué tal dormiste amor? Ya lograste conciliar el sueño- Me preguntó.

-Si, pero a pesar que dormí bien tuve un sueño raro- Le dije.

-¿Qué clase de sueño?- Me pregunto.

-Uno lucido, estaba en un campo y ahí había una chica, según ella también estaba soñando, así que ambos fuimos a dar unas vueltas- Le dije.

-¿Una chica? ¿Y cómo era?- Me pregunto.

-No la recuerdo bien pero sin duda tu eres mucho más linda- Le dije y luego la abracé de la cintura.

-¿Y tú? ¿Cómo fue tu noche?- Le dije.

-Nada especial, ya sabes, lo de siempre, el tener que soportar a mis hermanos, tuve que cuidarlos, pero ni Aila ni Milo querían dormir, así que estuve hasta la 1 de la mañana con ellos-

Siara era la segunda hija, su hermana mayor Vica trabajaba fuera al igual que sus padres casi todo el día, así que ella era la encargada de cuidar a sus hermanos mellizos de 10 años.

-Ya te he dicho que si estás muy cansada me llames, sabes que puedo ir o llamar a alguien para que te ayude- Le decía como cada vez que me mencionaba su situación.

-Y yo te digo lo mismo de siempre, no te preocupes, estoy acostumbrada así que no hay problema- Me decía para luego tocar mi nariz repetidas veces, como si así se me grabaria en la mente.

Luego de un tiempo llegamos a la escuela, en donde apenas entrar ambos teniamos que transformarnos.

Ella seguía siendo igual en el fondo pero a la vez se convertía en una experta en lo social que tenía una vida igual de buena en su casa que acá y yo tenía que ser el típico chico popular que amaba las fiestas, el deporte y platicar con sus amigos.

Cuando llegamos estaban las 3 supuestas amigas de Siara, Rita, Mia y Camille y mis amigos Rick y Simon, a quienes conocía hace años.

Camille era una chica pelirroja, delgada, con unos ojos verdes y unos labios de color carmin, Miauna chica algo parecida a Marilyn Monroe, pero algo mas a lo actual, Rita la mas conocida de la escuela por ser la mas linda, una chica delgada, palida, con los ojos azules, un cabello negro largo y unos pequeños y gordos labios, Rick, la pareja de Camille, era un chico delgado, moreno, con ojos cafes y un cabello corto ondulado castaño oscuro y finalmente Simon, la pareja de Mia, quien era uno de los mas atleticos de la escuela, siendo solo superado por mi, el tenia el cabello largo de color castaño, una piel clara y un rostro duro que asustaria a cualquiera.

Los 7 solíamos llevarnos mucho, pero en el fondo a veces me aburrían, ya que siempre era hacer lo mismo con ellos.

Ya que estábamos juntos entramos a nuestra clase, el día no era muy interesante, siempre sentía como si alguien más hiciera lo mismo y yo solo esperara, clases, pláticas, comida, deporte, una pequeña salida a algún lugar y a veces unas sesiones de fotos para negocios de amigos de mi madre.

Siempre era lo mismo, todo tan vacío, una rutina sin sentido que me agotaba cada vez más, lo que no sabía en ese momento es que desde ese día poco a poco todo iría para arriba.

Amor de sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora