Ignorantes

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Qué bonita es la ignorancia para el ignorante,
el ciego que solo es ciego por taparse los ojos, el mudo que habla solo en mente.
Quítate esa venda, quítate esas manos, que si vieras el río de sangre que tus creencias causan, no solamente tu inteligencia demostraría ser nula, sino también tus ojos se perderían, tu boca caería al suelo; y te darías cuenta de lo que enfrente tienes (o tuviste).

Alma en letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora