𝐍𝐨 𝐞𝐱𝐢𝐬𝐭𝐞 𝐭𝐞́𝐜𝐧𝐢𝐜𝐚

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Jennie tecleaba en su computador, mirando fijamente la pantalla de este. Hace unos días había estado investigando sobre la dudosa técnica del sexo sueve que según su hermano mayor calmaba a los alfas y hacían que se pongan algo dóciles en su celo. Era un poco raro porque ella jamás había visto eso, aunque de todas formas tampoco debería interferir mucho en el tema porque su celo con Roseanne ya pasó y no habría oportunidad de repetir lo de esos días... ¿cierto? No por el momento.

Mira una página que encuentra y lee atentamente lo que le dice, sus ojos gatunos abriéndose desmesuradamente mientras más bajaba la barra del computador. Eso no podía ser cierto, no, se rehúsa a pensar que el soft sex no sea una técnica parea amansar a los alfas, sino que se trate de una técnica sexual, una muy peculiar y diferente a lo que había oído de Seokjin.

Entonces Jennie frunció el ceño, indignada.

¡No puede ser! ¡Ese omega de cuarta le había mentido!

Ahora sí, de esta no se salvaría el desgraciado.

—¡Kim Seokjin! —pega un grito de molestia la omega como pudo, sus dientes apretándose más cuando segundos luego su hermano pasó la cabellera por el umbral de la puerta—. ¿¡Por qué me mentiste!?

—No sé de qué ha-

—¡CÁLLATE, TONTO MENTIROSO! —gruñe la omega, tirándole lo primero que encuentra, si somos exactos, hablamos de su peluche en forma de gatito, uno de color blanco que le regaló Roseanne cuando fueron a la feria porque según el objeto se parecía a ella. Seokjin esquiva al animal sin vida con rapidez, soltando un chillido de miedo, entonces Jennie toma otro objeto, esta vez amenazando con su vaso de plástico de color rosita—. ¡Di tus ultimas palabras, Kim Seokjin!

No sabía porqué pero el omega se sentía amenazado siendo señalado por su hermanita con su vaso de plástico rosa y estampado de corazones, es decir, ustedes ven un un vaso normal ¡sin embargo para él era la peor arma mortal del mundo que Jennie usaba cada cuando se sentía molesta! Seokjin intenta correr usando sus piernas largas desaparecer a encerrarse a su cuarto, no obstante, Jennie es más rápida y tira el vaso al suelo obligando al chico tropezar con el para caer de bruces luego, lloriquea desde su estancia ya que se dio contra la nariz y siente como alguien se coloca en su encima, posicionando ambas piernas en su costado.

Lanza un quejido el momento en que Jennie le golpea la espalda.

—¡¿Por qué me mentiste?! —chilla la omega, evidentemente ofendida y dolida—. ¡Se supone que somos hermanos, tonto! —sus manitos vuelven a golpear en su espalda constantemente, a Seokjin no le dolía pero igual se quejaba con un débil "¿Qué hice además de nacer?" porque le gustaba el drama—. ¡Me traicionaste y eso no tiene perdón! —vuelve a interpelar la castaña.

Bien, oficialmente se rinde, los golpes de su hermanita le generan cosquillitas pero shh, eso debe ser un secreto para que Jennie no se vuelva más —adorable— salvaje.

—¡Te diré si me sueltas! —pide el omega cerrando los ojos, Jennie detiene sus golpes un segundo y se queda pensativa, haciendo un puchero en el camino ¿Por qué debería confiar otra vez? Ella ingenuamente había creído en Seokjin, creyendo que era capaz de tener su primera vez con Roseanne de la manera más bonita y suavecita ¡pero todo fue una vil mentira! Le dolió, o sea, le gustó... ¡pero también le dolió! Y ella es Jennie Kim y su lema es ojo por ojo; dolor por dolor. Se levanta del encima de Seokjin, dejándolo por fin respirar, yendo a tomar asiento en su cama con un edredón de un gatito que también fue un regalo de Roseanne, un ruidito de afirmación de su parte golpea al omega, diciéndole que se excuse rápido antes que lo asesine—. Espera, me levanto.

—Que sea rápido —suelta la cachorra con un gruñido, teniendo un peluche entre sus brazos después de segundos.

Qué amenazante.

sᴏғᴛ sᴇx| ᴄʜᴀᴇɴɴɪᴇ ɢ!ᴘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora