Dos

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Anabeth vio a su abuelo suspirar luego de contar el primer encuentro entre Severus Prince y Harry Potter, pareció perderse entre las rosas pero luego volvió en si para continuar contando lo sucedido. 

A Severus al principio le costo mucho hacer que Harry le dijera por su nombre, pero se armo de paciencia y pudo hacer que al mes y medio luego de muchas idas y vueltas, por fin el menor le dijera por su nombre sin que Severus tuviera la necesidad de aclararlo. En ese mes, Severus se encargo de sacarle información de forma discreta a Harry, así que para ese entonces ya tenia la información básica del niño de ojos verdes que le habían puesto para que lo cuidara. Aunque cada vez que Harry se tropezaba o se asustaba por algo dudaba seriamente de que la cuestión no fuera al revés y él fuera el cuidador del menor porque varias veces el chico había terminado entre sus brazos asustado por un perro que les había ladrado o porque tropezaba por sus propios pies. Severus lo miro atentamente mientras el ojiverde lavaba los platos, para llegar a la bacha Severus había tenido que ponerle un banquillo y aun así estaba de puntas mientras fregaba los trastes. El ojinegro lo miro detenidamente mientras su taza de té se enfriaba frente a él, el cabello negro de Harry que siempre estaba despeinado ahora lo tenia para atrás por un pañuelo que se había atado en la cabeza, le daba una apariencia bonita porque dejaba despejado su rostro de porcelana y sus ojos verdes se veían perfectamente. 

- Harry -

- ¿Si, Severus? -

- ¿Te gusta alguien? -  

Severus primero vio como las orejas del menor se sonrojaron y cuando este lo volteo a ver con su labor congelada en sus manos también tenia el color rojo esparcido por sus mejillas dándole una apariencia adorable. 

- ¿Qué? - 

- Me escuchaste, no me hagas repetirlo - 

- N-No, es que es tan extraño que me preguntes algo como eso - 

- No lo veo tan extraño - 

- Bueno, no me gusta nadie - 

Harry se dio vuelta para volver a fregar el plato que tenia en mano, su sonrojo aun un poco presente. Severus lo miro un largo rato antes de levantarse sigilosamente. 

- Harry - 

El menos se asusto porque la voz de Severus se escucho muy cerca y de golpe, en consecuencia se tambaleo del banco en el que estaba, el plato resonó al romperse contra la bacha y Harry cayo en los brazos de Severus con las manos llenas de jabón y asustado.  

- ¿Estas bien? - 

Harry se sonrojo de golpe ante la cercanía de Severus que lo sostuvo en la misma posición un largo rato. 

- Eh... Si, estoy bien, ¿Puedes enderezarme? - 

Severus sonrió levemente y volvió a poner en el banquillo a Harry tomándolo por la cintura, Harry se agarro de los hombros del ojinegro. Así los encontró Lily Potter cuando entro en la cocina, al principio se quedo quieta en el marco de la puerta y luego se escandalizo internamente. Pero de forma tranquila, como si la cercanía que los niños tenían fuera normal, entro en la cocina y llamo la atención de ambos. 

- Niños, ¿Que fue ese ruido? - 

Severus fue el primero en separarse y cuando Harry aparto las manos de los hombros del ojinegro se dio cuenta que le había llenado la camisa azul de espuma y se horrorizo. 

- Se rompió un plato señora Potter, sin querer asuste a Harry y este lo soltó - 

- Oh, ¡Harry! - 

- Lo siento, mamá - 

- No fue su culpa, señora Potter - 

- Oh, cielo, no tienes porque defender la torpeza de mi hijo, mejor ve a la sala, tu madre te espera para tomar el té - 

El Jardín de las RosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora