Encuentro con el viejo

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LORETA

Me desperté sola en la cama y el oso no se veía por ningún lado, lo esperé un momento pero no aparecía y yo empezaba a ponerme nerviosa, así que me puse el chupete para calmarme un poco, y me paré a buscarlo.

Cuando iba llegando al living lo escuché que estaba en la puerta conversando con alguien sobre coordinar una once, así que me devolví a la pieza porque no quería que nadie me fuera a ver por accidente con el pañal y un chupete.

Recién en ese momento me di cuenta que además mi pañal estaba bastante lleno.

En la pieza estaba mi “osito” de peluche (casi de mi porte) en el piso, así que lo recogí y le sacudí algunas pelusas que se le habían pegado para luego acostarnos de nuevo en la cama, unos segundos después entró el Oso (Gastón) se acostó junto a mi a darme la mamadera con chocolate caliente que me traía.

Después me cambió el pañal y me vistió con la pijama de Totoro que tanto me gusta.

Yo - Oso ¿quién va a venir a tomar once?

El Oso se puso raro y no me respondió, así que le volví a preguntar, y me miró con una cara extraña como enojado o preocupado y me dijo “¿porqué me preguntas eso bebé? ¿A caso estabas espiando a los adultos?”

Había algo en su voz que me indicaba que probablemente me había metido en problemas, así que haciendo un pucherito le dije que solo había escuchado eso y que había sido por accidente cuando lo había ido a buscar.

Oso - Bueno bebé, solo por eso no te voy a reprender esta vez, pero recuerda que no tienes que espiar a los adultos ¿ya?

Yo - Lo siento, no lo volveré a hacer.

Oso - ¿Cómo te sientes hoy bebé? Te ves mucho mejor

Yo - Me siento bien

Oso - Que bueno bebé, pero por si acaso, hoy jugarás solo adentro de la casa

Yo - Pero quería columpiarme

Oso - Si te portas bien hoy, el domingo podrás salir al patio a columpiarte

Por más que lo intenté, no pude recordar qué día era hoy, así que le pregunté al oso que cuánto faltaba para el domingo, y me dijo que faltaban las horas del día de hoy, así que me alegré mucho de que mañana ya tendría permiso para jugar en mi columpio.

Después el Oso puso música y me alcanzó los lápices bonitos y mis libros para pintar en la cama mientras me iba a preparar una limonada.

Unos minutos más tardes volvió con una jarra grande llena de limonada y mi vasito entrenador, y me sirvió el primer vaso.

Yo me lo tomé sin problemas porque estaba rica, pero apenas unos minutos después de que recién me había terminado el vaso de limonada, me estaba pasando otro vaso lleno.

Yo - No tengo más sed Oso

Oso - Esta limonada no es solo para que no tengas sed, es para que te sanes bien ¿o acaso no quieres jugar en el columpio mañana bebé?

Yo - Sí quiero! - Dije mientras le recibía el segundo vaso de limonada.

Me demoré un poco más que con el anterior, porque como no tenía sed, tomaba unos sorbitos y luego seguía pintando. A veces se me olvidaba seguir tomando limonada pero el Oso me decía “bebé tu limonada” y yo tomaba otros sorbitos más antes de seguir pintando.

Después el Oso me hizo hacer una pausa con los mandalas para que me comiera las frutas picadas que me había traido, y cuando terminé me llevó en brazos al baño para lavarme los dientes, y después a la cama para que siguiera pintando.

Pequeña LoretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora