GASTÓN
Al principio creí que Loreta había entrado de nuevo al Little space mientras dormía, porque se despertó llorando un par de veces y cuando la revisé estaba con el pañal mojado.
Pero resultó que solo estaba teniendo una mala noche, y entre todo el líquido que le di para evitar la fiebre, y los malos sueños, había mojado el pañal más veces que de costumbre.
Ambos habíamos tenido una larga noche, yo cuidándola y ella con sus malestares, así que en cuanto Loreta se durmió más tranquila, me acosté a dormir junto a ella. Unas horas más tarde me desperté porque Loreta se estaba moviendo mucho, y le cambié el ya empapado pañal.
Luego le serví jugo en la mamadera y se la di mientras ella seguía durmiendo. Más tarde la desperté para darle una revitalizante cazuela de pollo que le preparé de almuerzo. Después le di un baño de burbujas y nos acostamos a ver películas en la cama.
Se notaba que ya estaba mucho mejor de la influenza y más calmada emocionalmente. De a poco se fue interesando más y más en las películas, y después de un rato ya se reía mientras veíamos El Dorado.
Vimos un par de películas más esa tarde, y luego Loreta se durmió mientras le daba su mamadera.
Mi alegría fue inmensa cuando a la mañana siguiente me despertó con pequeños empujones mientras me decía “oso, necesito que me cambies el pañal”. Definitivamente tenía de vuelta a mi pequeña.
La tomé en brazos y la metí a la tina para darle un relajante baño de burbujas, después le puse un pañal con abundante crema porque aún tenía un poco de rozadura, y un lindo pijama enterito.
Después puse música para niños mientras le “ayudaba” a pintar sus mandalas en la cama. Le di jugo en sus vasitos entrenadores, y la veía pintar y cantar feliz.
Le di el almuerzo en la cama, pero manchó el cobertor así que tuve que cambiarlo.
Mientras cambiaba el cobertor la dejé en el sillón del living con la tele prendida en caricaturas, cuando la fui a buscar no solo estaba disfrutando de los monitos animados, sino que también jugaba con el oso mientras veía la televisión.
La tomé en brazos y ella arrastraba a su oso de un brazo. La acosté y le di una mamadera mientras le hacía cariño en la cabeza.
Después de un rato se quedó profundamente dormida. Una hora más tarde se despertó mientras le cambiaba el pañal.
Jugué con ella el resto de la tarde, cuando ya era hora de dormir le puse una película y le di una mamadera de chocolate caliente.
La película no iba ni a la mitad cuando ella se durmió. Yo ordené la casa y luego le cambié el pañal antes de acostarme también a dormir.
Al día siguiente me desperté temprano a cambiarle el pañal que ya estaba bastante mojado, luego le di una mamadera mientras ella aún dormía. En eso sonó el timbre y salí para ver quién era.
Quedé confundido cuando vi al viejo parado afuera de la reja de la casa.
Viejo - Hola, ¿cómo están?
Yo - Estamos bien gracias, ¿qué quiere?
Viejo - Vine a visitar a Loreta
Yo - Está dormida aún, y sigue resfriada así que no creo que sea buen momento para visitas
Viejo - Jovencito ponte en mi lugar, yo solo quiero volver a ver a mi hija
Yo - Pero Loreta no quiere saber nada de usted, así que puede irse
Viejo - Entiendo que amas a mi hija y crees que la protejas, pero no tendrías porqué protegerla de mí, soy su papá y la amo
Yo - Caballero con todo respeto, hace años que usted no es un papá para ella.
Viejo - La cagué y lo sé, pero quiero arreglar las cosas. Ya estaba hablando con mi hijo de cómo coordinar un encuentro con Loreta antes de enterarme que estaba en el hospital
Yo - Pues en ese caso tendré una seria conversación con mi cuñado
Viejo - Tal vez no debí ir sin avisar al hospital, pero me asusté. La última vez que Loreta estuvo hospitalizada, casi se murió. Tiene la mala costumbre de hacerse la ruda y aguantarse el malestar hasta que no puede más, y esa vez casi se murió, pensé que ahora podía estar pasando algo similar, y no podría vivir conmigo mismo si no hacía lo posible por salvar a mi bebé.
De nuevo el viejo la llamaba su “bebé”, me daba tanta rabia que no pude contener una mirada de furia hacia él.
Viejo - Es verdad, yo iba listo para gestionar su traslado de emergencia a una clínica más grande, quería que la vieran los mejores médicos. Debo admitir que fue un alivio cuando me respondió “hola y adiós” porque aunque me doliera su frialdad, sabía que no estaba tan mal si aún tenía ánimo para pelear.
Yo solo miraba fijamente al viejo sin saber aún cómo proceder.
Viejo - No te pido nada imposible, solo que me ayudes a volver a ver a mi hija. Cuando iba de camino a la clínica pensando en lo peor, lo que más me atormentaba era haberme perdido tantos años de la vida de mi hija por un mal entendido.
Yo - Para Loreta no hubo ningún mal entendido, usted eligió a su novia en vez de a sus hijos y fin.
Viejo - Es más complicado que eso, mi mujer estaba con un embarazo difícil y no se llevaba bien con Loreta, así que por el bienestar de mi futura hija, tuve que distanciarme un poco de Loreta para que el embarazo de la Caro llegara a término sin más complicaciones.
En cuanto nació la bebé le planteé las reglas claras a la Caro, le dije que ahora mis hijos volverían a venir con la regularidad de siempre, que si ella no se adaptaba, muy a mi pesar nos separaríamos y que yo estaba dispuesto a gastar hasta mi último peso por la custodia de la bebé.
Yo - Suena muy conmovedor y todo, pero el hecho es que los dejó de lado por más de un año
Viejo - Fue solo hasta que nació la bebé, y cuando fui a contarles Loreta no me quiso ver, ya no me volvió a contestar el teléfono, e incluso su hermano dejó de hablarme por mucho tiempo.
Yo - Tuvo mucho tiempo para intentar enmendar la situación, no entiendo porqué debería creerle algo ahora.
Viejo - Alex me dijo que se iba a casar, y me partió el corazón pensar que me perdería un momento tan importante para mi hija. Jovencito, solo quiero recuperar a mi hija, ponte en mi lugar, ¿no te gustaría que alguien te tendiera la mano si por un mal entendido te alejaras de ella?
Yo miraba al viejo con algo de duda, pero le respondí “pídale mi número a Alex, y coordinamos que venga a tomar once la próxima semana”, me di media vuelta para cerrar la puerta y alcancé a escucharlo diciendo “gracias”.
No sabía si era lo correcto o no, pero no podía evitar pensar en esos artículos que había leído cuando recién investigaba sobre el Little space, donde decía que la mayoría de las littles tenían traumas de infancia con sus padres.
Y por la pesadilla que me había contado Loreta, definitivamente la separación fue traumante para ella.
Y en mi mente empezaba a tomar forma un plan para que se reconciliara con el viejo, después de todo también es parte de las labores de un buen CG apoyar a su Little a cerrar ciclos y superar traumas, y qué mejor forma de hacerlo que reconciliándola con su viejo.
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Pequeña Loreta
NouvellesContinuación de "Buscando su bebé interior" Loreta ya lleva un tiempo usando pañales cuando su prometido Gastón le plantea la interrogante de que quizás a ella le gusta ser tratada como a una bebé. Esto llevara a la pareja a explorar esta nueva for...