El tan esperado día había llegado.
⎯ Hanagaki Takemichi, cásate conmigo... por favor
°↳ Artista del fanart utilizado en la portada, @hanken_kabeuti
https://mobile.twitter.com/hanken_kabeuti/status/1418608681713733633
El sonido de su teléfono lo despertó, en la pantalla se podía observar el mensaje por parte de Matsuno. Su amado no se encontraba en la cuidad, al parecer le hizo una promesa al de ojos verdes de viajar juntos por el mundo cuando todos estuvieran felices.
Con mucho esfuerzo dejo su preciada cama, apenas eran las 7 de la mañana, debía ir a constatar que todo estuviera en orden, este día no se permitirían errores.
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«⎯Chifuyu, es hora de cumplir nuestra promesa ¿no crees?
⎯... Por su puesto compañero, me encantaría.»
⎯ ¡¿Podrías dejar de hacer eso?! ⎯ Levantó tanto su voz que algunos pasajeros dieron un pequeño brinco despertando de su tranquilo sueño.
⎯ Lo siento, pero... la simple idea de volver junto a Mikey-kun después de estar una semana separados... no sé, hace que mi corazón... ⎯ El pelinegro reía nerviosamente, balbuceaba mientras no paraba de moverse en su asiento, el cual no era tan grande que digamos.
⎯ Pensé que esto sólo sucedía en los mangas ⎯ Soltó un pequeño suspiro, una pequeña sonrisa se instaló en su rostro, el ver a su amigo así lo hacía feliz. Takemichi merecía ser feliz.
El viaje de regreso a su ciudad natal les tomaría unas ocho horas. Durante su estadía Vancouver ambos pelinegros tomaron miles de fotografías, algunas de las edificaciones, otras con personas locales, pero la mayoría eran imágenes de ellos haciendo alguna pose alocada. Incluso visitaron el museo de ciencia interactivo, Science World. Tenían demasiadas anécdotas para contar a sus amigos.
Cuando arribaron al aeropuerto Chifuyu le hizo saber al Hanagaki que, lamentablemente, no podría acompañarlo de regreso a su hogar pues tenía que ir a atender una emergencia. No hubo ningún problema después de todo Manjiro había ido a recoger a su novio. Apenas lo vio, Takemichi corrió a abrazarlo haciendo que ambos cayeran, ambos sonreían, ambos derramaban lágrimas. No importaba que los demás se les quedarán viendo, ese momento era solo de ellos ¡Al carajo los demás!
Entre risas, besos y algunos "Te extrañe tanto" se encaminaron a su hogar pues aún tenían tiempo antes de la cena y el pelinegro quería ducharse y descansar de su viaje.
«⎯ Un pequeño departamento estará bien
⎯ Tú ordenas, yo hago caso. Solo recuerda que este debe contar con un cuarto extra, esta vez nada me impedirá tener mi propio museo de dorayakis.»
Al llegar el pelinegro se ducho y rápidamente se quedó dormido en el sofá. Mikey, simplemente observaba cada rasgo de su pareja, desde su negra cabellera que aún goteaba hasta sus tiernos labios que formaban una mueca cada cierto tiempo.
