Capítulo 3 🍓

49 7 18
                                    

3 |  Casa abandonada

La plática entre el castaño y mi madre se alargó más de lo que esperaba, no sabía que ellos dos pudieran conocerse y eso me perturbó un poco.

Sólo podía ver cómo mi madre le sonreía y se reía de las cosas que el castaño decía.

Al parecer era bipolar, de día amargado y de noche, amigo de todos.

Ví como él varías veces me miraba, no era una mirada rápida y sin importancia, era algo más allá.

Quizás también quisiera matarme con la mirada, como yo lo estaba haciendo la mayor parte de su plática.

Y no me arrepentía en lo absoluto.

Agradece que estás con mi madre, porque si no, ahora mismo te estaría insultando hasta cansarme.

Meneé mi cabeza un poco, me estaba poniendo demasiado histérica.

Y sólo porque el chico de la mañana estaba aquí...

¿Esto era en serio, Stella? Sí.

Saqué mi celular y me metí a mi perfil de Instagram, tenía que encontrar una manera de perder el tiempo mientras mi madre lo hacía con él.

Y lo más importante, tenía que dejar de insultarlo mentalmente.

Comencé a ver las fotos de los artistas que seguía, creí que duraría mucho tiempo haciéndolo pero entonces mi madre por fin decidió finalizar su plática.

—Hasta luego, Katalina. —Él se despidió de mi madre de beso.

Yo levanté mi cabeza unos segundos y su mirada hacia mí fue seria, y sin expresión alguna.

Creí que me ignoraría, y simplemente seguiría su rumbo a dónde fuera que vaya, pero no...

El castaño se acercó a mí, y también se despidió de beso.

—Adiós. —Me respondió con tanta amabilidad, que casi logra convencerme por completo.

Yo me quedé en shock, y ahora sí, el castaño se fue desapareciendo detrás nuestro dejando a dos personas con diferentes estados de ánimos.

Una demasiado feliz.

Y otra en confusión total.

—¿Te pasa algo? —Mi madre me logra sacar del trance luego de unos minutos.

Parpadeo un par de veces y la miro confundida. —¿De dónde lo conoces? —Le pregunto y ella frunce el ceño.

—¿A quién?

—Al castaño, ¿de dónde lo conoces?

—Hace días se ofreció a ayudarme con las bolsas del mandado, es muy amable y simpático, ¿por qué?

¿Amable y simpático? Seguramente no era él y en su lugar un clon lo reemplazó.

—Exactamente hace cuánto fue eso? ¿Una semana? ¿Cinco días? ¿Tres días? ¿Por qué le hablaste? —Mis preguntas salieron de golpe, que apenas y mi madre pudo decifrarlas.

Y de nuevo, volvió a fruncir el ceño, mirándome más raro que antes.

—¿Qué te pasa, Stella? ¿Por qué tanto interés en él? ¿Te ha gustado acaso?

Sex At Home [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora