En la penumbra de la existencia, me encuentro atrapado entre dos mundos: la oscuridad que anhelo, donde me siento seguro, y la luz implacable que me invita a enfrentar la realidad.
Quisiera permanecer con los ojos cerrados, en la oscuridad donde me siento seguro, pero la necesidad de comprender mi entorno me obliga a enfrentar la luz. No obstante, mi visión se ve empañada, como si el mundo estuviera velado por una bruma distante.
Los recuerdos de la batalla y el asedio regresan como sombras, proyectándose en mi conciencia. Las traiciones de aquellos a quienes consideraba hermanos y amigos pesan sobre mi espíritu. La traición, como una daga afilada, cortó los lazos que creí irrompibles. ¿Por qué, entonces, sigo aquí?
La consciencia se instala en mi ser, y me doy cuenta de que estoy vivo, aunque no sé cómo. La pregunta persiste: ¿Por qué sigo existiendo? ¿Es acaso mi destino sobrevivir a aquellos que me dieron la espalda?
En un destello de recuerdos, mi mente se sumerge en el pasado, revelando las raíces de mi historia, cuando aún era Wei Ying, antes de convertirme en el patriarca Yiling.
Recuerdo la infancia en la Secta Jiang, la risa resonando en los patios, mi hermano Jiang Cheng a mi lado. Éramos inseparables, compartíamos sueños y aspiraciones, enfrentábamos juntos las lecciones de la vida. Sin embargo, en algún momento, esos lazos se rompieron. La Secta Jiang, en su implacable búsqueda de poder, decidió que mi presencia era un obstáculo.
La separación con mi hermano, Jiang Cheng, fue como un desgarramiento en el alma. La amargura impregnaba el aire mientras nuestras miradas se encontraban por última vez antes de que las puertas se cerraran.
¿En que momento las cosas se fracturaron tanto?
El asedio de la Secta Jiang marcó un punto de inflexión. El Líder de secta, Jiang Fengmian, mi tío, y su esposa Madame Yu. La muerte de ellos dejo cicatrices profundas.
Fue durante ese asedio que comencé a darme cuenta de la verdad oculta detrás de las sonrisas fingidas. Jiang Fengmian y Madame Yu no me querían como a un hijo, sino como un guardián para sus propios vástagos, Jiang Cheng y Jiang Yanli. Fui un peón en su juego de ambiciones, y la revelación fue tan amarga como un veneno.
La separación con Jiang Cheng dejó un vacío que ni el tiempo ni la distancia pudieron llenar. Aunque el deseo de reunirnos persistía, la brecha entre nosotros parecía insuperable.
Cada vez que nos miráramos los rostros, Jiang Cheng siempre reprochaba mi decisión de estar con los Wen.
La muerte de Wen Ning y Wen Qing, a quienes consideraba hermanos, fue una herida que aún escuece en mi corazón. En sus ojos, encontré la lealtad y el amor, pero las sectas no vacilaron en segar sus vidas como si fueran simples peones sacrificables.
La muerte de A-Yuan...
Tras el asedio a los remanentes Wen, trate de ocultarlo para que nadie mas lo contrata y sobreviviera. Probablemente aquellos cultivadores que dicen ser honrados no vacilaron en matar a mi rabanito. El pequeño que cuide con mi corazón luego que sus padres murieran.
Ante el recuerdo del pequeño infante, el corazón que aun late, duele como si pudiera morir.
La espiral de pérdida y sufrimiento culminó en mi propia muerte. La imagen de marionetas devorándome persiste como una pesadilla interminable. Aunque las circunstancias de mi muerte fueron violentas y crueles, el recuerdo de mi último aliento es un eco constante en mi memoria.
A mi alrededor, los murmullos persisten, pero aún no puedo distinguir las voces. Mi mente se debate entre el anhelo de permanecer en la sombra de la ignorancia y la curiosidad por descubrir quién me rodea. Estoy en un limbo, entre la realidad y la ensoñación.
La voz de mi Shijie, cariñosa pero preocupada, resuena en mis oídos. —A-Xian, quédate quieto, no te acerques mucho— insta con ternura. Sin embargo, otra voz, más áspera y autoritaria, se une.
—Mocoso, quédate quieto. Te ataré con Zidian si no estás quieto.
Esa voz... la reconozco donde fuera.
Madame Yu, su tono es el mismo, fuerte e imponente. Su conciencia se desvanecía por ciertas ocasiones, las voces dejaban de oírse por un tiempo, pero siempre volvían.
Finalmente, con una mezcla de resignación y curiosidad, decido abrir mis ojos. La luz penetrante del sol se filtra a través de mis párpados entreabiertos, revelando un mundo borroso y desconocido. Soy Wei Wuxian, el patriarca Yiling, y mientras enfrento la incertidumbre de mi entorno, mi historia continúa.
ESTÁS LEYENDO
Hechizo del Tiempo (Reescribiendo)
Fanfiction¿Un viaje en el tiempo? "Solo necesito descansar en paz. ¿Es mucho pedir? ya no deseo ver a todas estas personas... que ayudaron con mi muerte..." "La secta Lan aceptando como Madame Lan a un Maestro de cultivo demoniaco ¿Estas bromeando?" "Soy We...