Otra oportunidad. [Code Geass/Yaoi/SazuLulu]

Sin recuerdos.

- L-leo... -
¿Quién es?
- H-herm... -
¿Nunally?
- ¡N-no muer... -
No escucho nada, solo sollozos, sollozos que susurran mi nombre, y que no muera. Pero es ilógico, pues yo no he...

Flashback

Todo era parte del plan, Suzaku, con el traje de Zéro, debía atravesarme aquella espada en este desfile donde todo el mundo pone sus ojos, para que así, todo terminará de una forma digna y Zero quedara es sus corazones para marcar una nueva era y su imagen perdurara, para que aquellos prisioneros que están sujetados a este carro sean libres, para que Kallen sea libre, para que esos estúpidos problemas de política acaben con todo el imperio y los Vi Britannia, porque somos seres realmente despreciables, excepto ella, Nunally, ella si merece ver el nuevo sol del mañana, ella fué mi propósito en esta lucha. Y sé que está en buenas manos, quien me prometió que la protegería a toda costa, en las de Suzaku. Algo nuevo se acerca. El Geass ha cumplido su objetivo, y yo también. Un juego del que realmente disfruté.
Pronto me reuniré con Schinizel en el maldito infierno.
Aun que, siendo sinceros, me hubiera encantado tener una vida normal junto à Nunally, estudiar y trabajar, salir y conocer a alguien especial...

Pero bueno, ya no hay marcha atrás.

Fin del Flashback

Oh, cierto, lo había olvidado. Pero es extraño, porque siento aún el dolor en mi costado. ¿Acaso estoy vivo?
No puedo ver, ni hablar, ni oir, ni mover, ni siquiera se si respiro.
- ¡Leoluch, no mueras! - escuché una voz a lo lejos. Y sin duda la reconocería en cualquier lugar. Suzaku estaba conmigo.
- ¡Aguanta! - pero estoy muerto, no tiene caso.
- ¡Hermano, por favor quédate conmigo! - esa era Nunally, está muy triste por lo que oigo, lo se, aunque no puedo hacer nada.
Siento demasiado dolor en mi pecho, es como una corriente eléctrica, me están obligando a despertar.
Yo no quiero, me siento muy bien aquí.
- ¡Vamos, Leoluch! - gritó llamándome Suzaku. - No me dej...
Tal vez me digan débil, o que soy demasiado compasivo, pero esas palabras, o mejor, esas palabras dichas por él me llegáron ondo, podría incluso asegurar que se me apretujó el
corazón. Vaya ridiculez, pero por un momento, me sentí fenomenal, mejor que aquí.

Al final, no volví a escuchar nada, ni aquella frase incompleta, pero me sentía muy cansado y deje que aquella oscuridad me cosumiera...