Ser madre no es fácil

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Nota:
Un pequeño OS para romper la rutina, espero lo disfruten.

✨✨✨⭐✨✨✨

La suave brisa de la noche mecía sus cabellos rubios, el sonido de las hojas ser movidas por el viento le tranquilizaba, adoraba ver las estrellas desde su balcón, la luna nueva en todo lo alto brillando intensamente hipnotizando a los amantes durante esa noche silenciosa o al menos así era para el resto pero ella estaba al punto de un colapsó nervioso, su pequeña bebé de apenas cuatro meses no dejaba de llorar por más que lo intentaba. Lita, quién tenía más afinación al tratar con niños se había rendido al buscar la forma de dormir a la princesa de Tokio de Cristal.

Seguía pensando que su hija era muy inteligente como para saber que su padre no estaba en la ciudad para dormirla con su canción especial y aunque ella la conocía perfectamente como para cantarla, su pequeña prefería los mimos de su padre, en esos días se preguntaba: ¿ Por qué nunca la escuchaba? Desde el día que su bebé vino al mundo usaba aquella melodía para calmarla, aunque muchas veces ella le pidió no usarla todo el tiempo, pero como siempre pasaba, Seiya nunca la escuchaba al tratarse de la pequeña Rini. Su pequeña hija era una niña mimada y malcriada de eso estaba segura, su ex esposo, Darien cuidaba de la niña como si fuera la posesión más valiosa de la galaxia, él y su esposa Setsuna amaban a la pequeña princesa, eran los únicos padrinos que conocía mimaban a su ahijada como a una hija. Eran en esos días donde deseaba llorar al no saber que hacer.

Miro los ojos color rubí de su bebé, hinchandos de tanto llorar, su pequeña nariz y mejillas rojas. Decidió entrar a la habitación para resguardarse del frío nocturno, lo menos que pretendía era que su bebé se enfermara por un descuido. Aunque en ese momento sentía que sus ojos se cerraban no podía hacerlo, no hasta que su princesa estuviera dormida. Siempre supo que ser madre era difícil pero nunca imaginó que pasaría noches enteras sin dormir cada vez que su esposo se ausentará por algún problema político, además que su vida no resultó como en un momento le fue mostrada.

A sus 20 años ella y Darien habían contraído matrimonio pero su relación de fue abajo al pasar un año, Darien estaba cansado de las batallas por la tierra y quería una vida normal, no quería vivir con el miedo de que en cualquier momento pudiese perder su vida en una nueva batalla, esa fue la razón por la que entrego el cristal dorado a Helios, las cosas cada día se hicieron más rutinarias hasta que finalmente decidieron separarse, en el proceso Setsuna y él comenzaron una relación, al poco tiempo Seiya apareció nuevamente en su vida dándole a Serena esa sonrisa sincera que perdió con él paso de los años. Con el pasar de los días  ambos comenzaron una relación que fue aceptada por todas sus guardianas, aunque se preguntaban que papel podía representar él cuando Serena subiera al trono, aunque pensaron sería un desastre, en el momento que Serena reclamo el trono de Tokio de Cristal al ser reconocida por el guardián de la tierra como la protectora del planeta azul automáticamente el cristal de plata reconoció a Seiya como su rey.

Sin embargo, con su nuevo status ambos se llenaron de responsabilidades que nos les dejaban un respiro para relajarse, así que en el momento que fue anunciado el embarazo de la reina Serenity, Seiya tomo toda la responsabilidad diplomática para permitirle a su esposa descansar. El día que la pequeña dama nació la alegría podía sentirse hasta en el último rincón del palacio, pero fue allí donde su pesadilla comenzó, la pequeña Rini se acostumbraba tanto a la voz de su padre que no era capaz de dormirse sin la presencia del rey, la canción de cuna que su esposo compuso para ella era la única cosa que le hacia dormir.

Observó nuevamente el reloj, marcaba las 1:00 a.m., sentía que en cualquier momento se dormiría.

— Pequeña Rini por favor debes dormir. — La rubia se dejó caer de rodillas junto a la cuna, se sostuvo del barandal escuchando como se movía inquieta, pensaba nuevamente en cambiarle el pañal, pero no tenía más de 5 minutos de hacerlo, intento todo lo que pasaba por su mente, el biberón no lo queria. Intento llamar a Seiya, pero no contestaba, aunque canto la canción que le enseño funcionó por un momento pero al darse cuenta que no era él comenzó a llorar una vez más.

El sonido de un trueno le causó escalofríos, ahora era ella quien anhelaba su esposo regresará junto a ellas, según Haruka ambos volverían al anochecer pero su vuelo se había cancelado obligándolos a quedarse un día más en Grecia. Al ver que su bebé se distraía con un pequeño osito de peluche decidió ir al balcón cerrando las puertas de cristal, no quería resfriarse ni oír aquellos truenos que lograban erizar su piel. Se sostuvo del mueble más cercano sontiendo un ligero dolor de cabeza, el no dormir bien le estaba pasando factura.

— ¿Serenity? — Busco quién le llamaba, Luna entraba a la habitación en compañía de Michiru. La guerrera de los mares traía consigo su violín. — Seiya nos pidió ayudarte.

Necesito a todo el ejército para ganar está guerra. — Ambas sonrieron, les causaba diversión ver a su reina ser derrotada por una niña de apenas meses. Michiru se acercó a la cuna notando el semblante cansado de la bebé, con cuidado comenzó a tocar su violín siguiendo las instrucciones de Seiya. Esperaba que la idea  fuese suficientemente buena como para que todos pudiese alejarse del pasillo e ir a dormir. Lentamente comenzó a tocar su violín dejando que las primeras notas captarán la atención de Rini, Serenity por su lado miraba como la princesa bostezaba y dejaba a un lado el oso de peluche que Seiya le había dado, esperaba que la idea de su esposo diera buenos resultados.

Luna se acercó a Michiru recostándose a sus pies, dejando que el sueño la venciera, Serenity sintió envidia al verla dormir tan tranquila sin preocuparse de nada más. Un pequeño bostezo proveniente de la pequeña dama llamó la atención de ambas féminas, la menor había cerrado sus ojos quedado profundamente dormida, debían admitir que el rey conocía mucho mejor a su hija. La regente de Neptuno dejo de tocar, dándole las buenas noches a su reina se retiró dejando que descansará, si tenían suerte la pequeña no despertaría durante toda la noche, esperaban que su padre estuviera en el palacio en la mañana.

Serena se dejó caer en la cama sintiendo su cuerpo adolorido y cansado, sus ojos comenzaron a cerrarse pero mucho antes de poder dejarse llevar en los brazos de Morfeo nuevamente la puerta fue abierta, está vez era ella quién deseaba llorar, una caricia en su frente la obligó abrir sus ojos, Seiya le dio una sonrisa divertida al ver su puchero.

— Bombón, te digo debes aprender a cantar para ella. — La rubia se lanzó a sus brazos recibiendo sus caricias en su espalda, en ese momento podía dormir tranquila, si Rini despertaba entonces era su problema el tener que dormirla.

Seiya beso su frente antes de ir con su princesa, rompió a reír al verla despierta.

— Pequeña dama deja de hacerle la vida imposible de tu madre. — La pelirosa sonreía al oírlo. Seiya acarició su mejilla mirándola dormirse con solo su contacto. — Descansa mi pequeño conejo, las estrellas siempre cuidarán de ti.

Fin.

Gracias por leer, pronto pasaré a dejar un mini relato de Halloween. Hasta pronto.

Luna de FresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora