〖Colección de drabbles de Shisui y su bella comadreja, para celebrar la ShiIta Fall Week 2021〗
↬ Del 17 al 24 de octubre de 2021
↬ El angst es una constante; el humor, con suerte se nos ocurre algo.
↬ Link del evento: https://shiitafallweek2021.tum...
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Mi vida siempre estuvo llena de horrores, recuerdo la sangre, los gritos de agonía, los rostros cadavéricos y el frío espeluznante de la muerte. Mis víctimas me exhalaban en el oído sus últimos respiros y mi espada en sus gargantas terminaba arrebatándoles los suspiros. Sus ojos muertos mirándome con horror petrificado siempre fueron los protagonistas de mis pesadillas.
Solo conocí el negro y el rojo, la oscuridad y la sangre, la muerte y la ira.
Pero entre tanto negro y rojo, hay una luz, hay amarillo y verde, hay un lugar seguro y una razón para sonreír.
En esa vida llena de sangre y oscuridad, estabas tú.
Pude exhalar cuando mis pies cansados llegaron al acantilado y te vi ahí, con la luz de la luna bañándote los rizos y las estrellas reflejándose en tu piel caramelo. Parecías un ente sagrado, un ángel brillante que no pertenecía a este mundo tan cruel y despiadado, sobre todo cuando me regalaste esa sonrisa tan bonita.
¿Cómo podías sonreírle así a un despojo humano cubierto de sangre? ¿Cómo podías amar a un sádico asesino que te tocó con las mismas manos que utilizó para matar?
Tú no te merecías un toque tan impuro, pero era egoísta y quería amarte.
Me sentí diminuto cuando estuve ante ti, tus ojos amables se dirigieron a los míos e ignoraste toda la sangre que se escurría por mi cuerpo, sabiendo que no era mía y que eso era lo que más me dolía. Yo añoraba tus manos, pero antes de tocarme, tu mirada carmesí recorrió el claro, asegurándote de que ningún par de ojos curiosos nos estuviera observando, porque nuestro amor era fortuito y si fuera descubierto, el rojo teñiría hasta el más oscuro de los tonos negros.
Tus manos cálidas alcanzaron mi mejilla congelada, acariciaste mis pómulos con tus dedos y moviste un mechón de pelo hasta acomodarlo detrás de mi oreja. No te importó que la sangre te ensuciara las manos, solo te importó que mis labios temblaban y que mis ojos te suplicaban un poco de tu luz.
Pero antes de que pudieras hacer algún movimiento, me aferré a ti. Me abracé a tu cintura y te estreché con toda la fuerza que tenía en los músculos. Quizás pude romperte las costillas o quebrarme los huesos, pero no me interesó porque necesitaba que limpiaras la suciedad de mi alma y que me iluminaras con tu brillo.
Añoraba tener algo de luz y quería pedirte prestada un poco. Jamás robártela, porque ese sería un pecado imperdonable, aunque estoy seguro de que tú cargarías hasta con la miseria del mundo con tal de quitarme el negro y el rojo del cuerpo.
Tus brazos me envolvieron la espalda y apoyaste el mentón en mi coronilla, te escuché tararear una canción suave y mis músculos tensos se relajaron ante el sonido tranquilo de tu voz. Eras un analgésico perfecto, la calma absoluta y mi persona favorita, tu efecto era instantáneo y en un segundo deshiciste el nudo asfixiante de mi garganta y apagaste el temblor constante de mis manos.
Tu abrazo era un lugar seguro, el recoveco donde podía esconderme para dejar de sentir que el negro y el rojo me invadía hasta dejarme agonizante.
«Está bien, Ita. Estoy aquí»
Estuviste aquí, abrazándome, amándome, diciendo tonterías y cantándome cancioncillas al oído. Estuviste aquí, diciéndome cuanto me amabas y yo te amé con todo lo que tenía, a pesar de que no pude salvarte de las garras de la muerte en las que yo mismo te metí.
Te sigo amando, pero ahora no tengo un lugar seguro. El acantilado está vacío, mis manos siguen temblando y mis ojos siguen suplicando por un poquito de amarillo, pero ya no hay un par de ojos brillando que suplan mi oscuridad.
Hoy estoy invadido de negro y rojo porque tú no estás aquí. Caíste por este acantilado porque nuestro amor clandestino te arrojó por el precipicio y me obligó a quedarme solo con mis colores oscuros.
Mi amarillo se extinguió y el negro me dominó.
Ahora que no te tengo, solo deambulo tal alma en pena, bañando de rojo todo lo que se me cruza por delante.
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Eh, ni yo entiendo qué es esto ni qué pasó al final. Mi vaga idea era de AU en el que Itachi es una especie de asesino a sueldo/sicario que se enamora de un Shisui con algún puesto más o menos importante en la realeza y no sé qué. Por alguna razón que no pensé (quizás por el cliché del Romeo y Julieta), esto es prohibido por trabajar para reinos diferentes y pues los descubren y matan a Shisui, como siempre xdd
