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_¡Eres una desgraciada!_ vociferó mi padre y estampó su mano en mi mejilla con tanta fuerza que me desparrame en el suelo.
No pude evitar soltar un gemido de molestia al sentir mi nariz sangrando de nuevo.

Ahg...Este día se está haciendo eterno.

_ Sigues manchando el apellido de la familia sin importarte nada y ya no lo soporto. ¿¡Que carajos te crees para hacer eso!?_ se agachó y tiró de las hebras de mi cabello para obligarme a mirarlo.

_ Debí saber desde el primer momento que serías un parásito para nuestra familia. No debí dejarme seducir por tus súplicas de mocosa abandonada y dejarte en ese asqueroso orfanato._ gritó zarandeando mi cabeza hacia todos lados.

Estamos igual, yo tampoco lo soportaba, ni a toda su mierda de alcohólico.

_ Exacto, ese fue tu error, ¿vas a culparme luego de que no hayas podido criarme como debías y que por eso ahora "ensucio" a la familia?_ ataqué mordaz, sintiendo el sabor metálico de la sangre en mi boca.

_ ¡Maldita zorra!_ golpeo mi cara contra el suelo y yo sentí retumbar todo en mi cabeza _ ¡Deberías estar besando mis zapatos agradecida de que te di un techo!¡Y suplicando perdón por las mierdas que haces!_ siguió pegándome contra el suelo una y otra vez.

Solo podía toser rojo y rojo. Ese color...ese color...tan...tan…

_ Yunseo, dejala._ oí la voz  fría de mi madre a lo lejos _ Ya no tiene sentido desquitarse con ella, si tanto no la soportas, echala de casa. Demasiado drama._ y escuche sus pasos irse.

Sonreí rota y sentí como mi padre me soltaba.

_ Tiene razón, lárgate y no te atrevas a pisar de nuevo esta casa. Si no te prometo que te mataré, demasiada piedad te he tenido estos trece años._ 

Y así me largué de una vez por todas.

Podría estar llorando por haberme quedado ya por completo sola en el mundo, sin donde ir...Pero estaba más que aliviada, nada fue un peor infierno que el que llamaba mi "hogar" con "mi familia". Esa que todos consideran buenas personas pero son solo esclavas del dinero y el poder.

Llegando al metro me senté en una de las bancas a esperar el último tren.

Tal vez sí mentí, si tengo a alguien a quien recurrir pero tampoco es seguro.

A la mierda, estoy sola.

_ Disculpe señorita. ¿Tiene tiempo?_ oí una voz masculina a mi lado.

Me giré a ver a la persona y me encontré con un hombre de traje muy apuesto con un maletín sentado junto a mí.

_ ¿Eres un vendedor? Entonces no,lárgate._ escupí seria.

_ Oh ,no es nada de eso, ¿le gustaría jugar un juego?_ preguntó sonriente.

Ay, no, que suerte la mía al encontrarme un loco por la noche.

_ ¿Un qué? _ fruncí el ceño. _ Ya le dije que..._

Al verlo abrir su maletín quedé con la boca abierta y sin palabras al ver el dinero dentro.

_ Juguemos Ddakji, por cada vez que usted voltee mi papel gana 10.000 wones y si yo lo volteo usted me debe de dar esa cantidad._ explicó y me mostró dos especies de cuadrados de papel,  de color azul y rojo. _ ¿Cuál color prefiere?_ 

_ Pero...No tengo dinero._ 

_ Entonces puede pagarme con su cuerpo._ repuso simple.

_ Ya sabía yo que este juego era demasiado fácil, es un perver..._ y sin dejarme terminar siento un ardor en mi mejilla.

¿Ese tipo...me acaba de golpear? 

Lo miré pasmada, y él no dejaba de sonreír.

_ ¿Jugamos?_ 

Pero aun así acepte, los golpes, en especial las bofetadas, no son nada para mi.
Y tal vez el dinero me sirva para comer algo, ya que no tengo casa.

_ Usare el rojo._ le quité con brusquedad el papel y me puse de pie. Usaré el rojo, como la sangre propia que he derramado hoy y que pretendía no hacerlo nunca más.

El tipo me miró divertido aun sentado en el banco.

_ Interesante elección._ sonrió y al final se paró frente a mi.

Comenzamos a jugar y tengo que aceptar que soy malditamente mala en este juego. Recibí bofetada tras bofetada y ya ni me dolía caerme al piso de lo débil que me encontraba.

Pero como un rayo de esperanza con furia logré voltear el papel azul.

Solté un suspiro de tranquilidad y recibí los diez mil wones.

_ Al menos esto recompensa que golpees a una estudiante demacrada. Ahora me largo._ solté guardando el dinero en el bolsillo de la chaqueta de cuerina del oficial.

Que ahora que lo pensaba, no iba a poder devolvérsela a menos que regrese a la estación de policía y esa no era una opción.
Bueno, ya no importa.

_ Lee Hana._oí nombrar al tipo de traje y me giré de golpe a mirarlo _ Diecinueve años, abandonada desde pequeña en un orfanato y adoptada por una pareja de políticos corruptos de  doble cara que maltratan a las personas puertas adentro, incluyéndote. Ahora has sido echada de casa y no tienes ni dinero ni a dónde ir._ 

¿Como?¿Cómo sabía todo eso?
¿Acaso era un agente?Ya me habían perseguido antes cuando papá estaba en campañas electorales. ¿O era un acosador?

_¿Quién carajos eres?_ exigí saber con los puños apretados.

_ No debes de temer, estoy aquí para darte una nueva oportunidad._ me tendió una tarjeta y la tome desconfiada. _ Todo se resolverá si llamas al número ahí puesto. Estoy seguro de que será muy interesante verlo._ 

_¿Qué?_

_ Así que, ¡suerte!_ me sonrió y me mostró el puño en apoyo para luego irse.

Me metí la tarjeta sin mirarla demasiado, aún algo confundida,y me subí el metro.

Después de bajar compre un poco de comida chatarra con mis diez mil wones y me dirigí al departamento de  Jae-Sang.

Caminé por el pasillo hasta su puerta y golpeé un largo rato sin respuesta alguna.

_ ¡Oye Jae-Sang!_ grité sin más paciencia _ ¡Abre!_

_ Señorita, Jae-Sang se ha ido hace unos cinco meses._me avisó un hombre llegando a mi lado.

_ ¿Qué?¿Por qué?_ pregunté sorprendida.

_ Ha tenido muchas cuotas de la renta atrasadas y casi no venía, si lo hacía era totalmente borracho. Hasta que un día no apareció más. ¿Eres cercana a él?¿Tienes manera de pagar la renta por él? _ 

_Eh no lo siento, sucede que hace mucho no lo veía, no estaba enterada de nada._ 

Que raro, por lo que supe la última vez que nos vimos estaba bien, estaba estudiando en la universidad mientras trabajaba a medio tiempo en un bar. ¿Qué le habrá pasado?

_ Ya veo, estás igual que un joven oficial de hace un rato, buscando a alguien que hace rato no viene tampoco. Es como si se los tragara la tierra, no importa cuántas denuncias haga parecen desaparecer del universo._ se quejó chasquendo la lengua.

Le sonreí apenada y luego de eso me retiré.

¿Jae-Sang tenía problemas financieros?Nunca me lo dijo a pesar de que hablamos por mensaje de vez en cuando. ¿A dónde se habrá ido?

Caminando con las manos en los bolsillos descubrí la tarjeta que me había dado el tipo raro del metro.
Era una pequeña tarjeta marrón con tres formas geométricas con un número de teléfono detrás.
El tipo dijo que me daría una nueva oportunidad y aunque lo dudaba, no perdía nada por intentar.

Así que decidí llamar.

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