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"Hace mucho frío..."

El menor se abrazó a sí mismo, protegiéndose del frío y caminó por las desiertas calles de Seúl.

"No tendría que haberme movido del instituto"

Miró a su alrededor buscando algún lugar en la que pudiera resguardarse por un tiempo.

Literalmente no se atrevía a ir a alguna tienda 24h y poner en un papel, "me he perdido" que vergüenza. Y ¿usar el teléfono? No tenía datos en la calle.

Sintió una brisa caliente provenir de una calle, por lo que dudó muy poco en entrar.

Caminó por unos segundos hasta llegar a un sitio abierto en donde habían unas enormes latas con algunas ramas dentro, las cuales se encargaban de que el fuego no se apagara.

Sonrió alegremente al poder por fin entrar en calor. Se fue a una esquina del lugar y depositó su mochila en el suelo para después sentarse y sacar el almuerzo que no había comido horas atrás.

-¿Uh? ¿Qué hace este aquí?- preguntó un chico al ver a Jimin en aquel lugar -¿Se habrá perdido?- prosiguió, mirando a sus amigos.

-Tiene comida- apuntó el bocadillo del menor lamiéndose los labios - Y tengo mucha hambre.

-Mirar su ropa, a mi me quedaría bien- agregó minado su propia ropa hecha huecos.

Los 3 chicos se acercaron al pelirosa y este al percatarse de sus presencias se asustó. Dejó de comer y lo guardó en el papel de aluminio para posteriormente levantarse del suelo.

-Ho-Hola- saludó tímidamente intentando entender lo que querían decirle.

-Danos tus cosas- dijo el chico más alto de todos. Estiró su mano, esperando a que el pelirosa obedeciera, pero no fue así, este los miraba con confusión -¡Danos tu maldita mochila!- gritó molesto al no ver reacción rápida del menor.

Nuevamente Jimin no sabía qué hacer, veía cómo los chicos lo miraban con esa cara, estaban molestos por algo y él no podía entender nada.

Vio como dos de ellos se acercaron a él y lo empujaron, volviéndolo menos estable y empezaron a tirar de su ropa sin cuidado alguno.

Lanzó puños al azar y gritó con todas sus fuerzas. No le importaba si desafinaba, estaba muy asustado.

-¡Quédate quieto, mierda!

-¡HEY, PARAR, PEDAZOS DE MIERDA!- un chico de cabellos castaños con un abrigo verde militar y unos americanos de color beis entró molesto al lugar.

El joven los miró de forma intimidadora, provocando que los tres chicos cogieran la mochila de Jimin y se la llevaran a su paso. Corrió hacia el pelirosa que se encontraba hecho bola en el suelo mientras sollozaba.

-¿Estás bien?- le preguntó, pero al ver el audífono que sobresalía de su pequeña oreja se percató de que no podía escucharle. Le tocó suavemente el hombro para no asustarlo y él levantó la cabeza poco a poco, con la nariz, mejillas y ojos levemente rojos por el frío y por las lágrimas anteriormente derramadas.

Jimin vio a un chico de tez blanca, pelo castaño, bastante alto y con una bonita sonrisa que le transmitió tranquilidad.
El mayor cogió su teléfono de su abrigo y escribió algo para después mostrársela a Jimin.

"¿Te has perdido?"

El menor tragó duro y asintió levemente.

"Me llamo Minjin, ¿ te sabes el teléfono de tus padres?"

Negó

"Un problema, bueno, no pasa nada, lo importante ahora es mantenerte caliente. Avisar a la policía de tu encuentro y hasta que vengan A buscarte te llevaré a un bar, ¿qué te parece?"

El pequeño no sabía si confiar en el, pero era el único en el que podía creer en aquellos instantes, así que asintió Y el mayor lo ayudó a levantarse del suelo.

No me dejes solo, por favor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora