Pasaron ya varios días desde aquel desafortunado encuentro y todo intento de Yuuri por arreglarlo, o al menos entenderlo, fue detenido por la frialdad de Víctor. Era el ser más carismático del planeta, pero enojado era peor que cualquier nevada siberiana. Pasaba a su lado sin saludarlo y cuando Yuuri lo buscaba se inventaba cualquier excusa para irse. Podía incluso acercarse cuando Yuuri hablaba con Minami para solo dirigirle la palabra al jefe e ignorarlo a él. Para la oficina fue evidente que algo pasó entre ellos dos.
Como la cotilla era imposible, algunos empezaron a suponer que se trataba de celos de colegas por la fama de Víctor, otros que más bien Yuuri intentaba coquetearle al joven y este lo veía demasiado aburrido. Yuuri no quiso empeorar la situación, así que decidió dejarlo en paz. No obstante, cuando se encontraba a sola fácilmente podía recordar las risas, el buen ánimo que vivió con Víctor en esa corta salida, el calor de su cuerpo al bailar y las ganas que tuvo de besarlo esa noche. Ahora estaba arrepentido, debió haberlo besado. Debió haberlo intentando al menos una vez. Moriría sin saber qué hubiera pasado si se hubiera animado a dar ese paso.
Yuuri solo suspiró y lo miró entre las cámaras, hablando con Nobu-san y mostrando esa sonrisa encantadora que le había sido negada a él. Su cabello largo estaba peinado hacia su espalda y vestía un traje celeste que combinaba perfectamente con sus ojos. Lo único que recibió de respuesta por parte de Víctor fue una mirada de soslayo llena de hielo antes de darle por completo la espalda. Yuuri sintió otra nueva puñalada.
—¿Qué fue lo que le hiciste? —preguntó Yuko, mientras lo maquillaba para iniciar la transmisión. El polvo caía sobre sus pómulos con prisa—. Repentinamente ni siquiera te dirige la mirada. Todos dicen que algo pasó cuando fueron al estadio. ¿Alguna diferencia de colegas?
—Dijo que soy una persona horrible, desagradable y orgullosa. —Yuko detuvo su trabajo, para mirarlo sorprendida—. Eso dijo porque le confesé que no leía las cartas que me llegaban.
—Wow... me parece exagerado.
—¿Verdad que sí?
—Una persona tan desagradable no me hubiera ayudado a conseguir este trabajo de medio tiempo con el que puedo ayudar a Takeshi con la casa ahora que mi suegra está enferma. —Dejó el polvo a un lado y sacó el humectante labial para cubrir los labios mordidos de su amigo—. Supongo que como recibe muchas pensará que es muy malo de tu parte el que no las leas.
—Quizás...
—¿Por eso me pediste que te trajera esas bolsas de Mari? Hubieras visto lo contenta que se puso al saber que tirarías esa "basura". —Yuuri soltó el aire—. ¿Qué piensas hacer con ellas?
—No lo sé.
Yuuri no lo tenía claro, las había pedido quizás para empezar a leerlas y comprobar su punto: que era una pérdida de tiempo y que suficiente tenía con sus propias expectativas y las de su familia, como para cargar con otras más. O quizás quería demostrarle a Víctor que no era arrogancia lo que le había impulsado a no saber de ellas. Ya no estaba seguro, pero mientras lo veía hablar con uno de sus compañeros lo único que quería era volver a esa noche. De haber sabido que terminaría así, se hubiera quedado en ese local, bailando con Víctor hasta la madrugada.
—Yuuri-kun, ya estás listo. —Él solo asintió y miró a su amiga de la infancia con un montón de emociones anidadas en sus ojos—. ¿Qué ocurre?
Yuuri le tomó la mano con fuerza.
—Lo invité a salir porque me gusta —confesó. Los ojos de Yuko se abrieron más—. Lo hice porque me gusta y lo arruiné. ¿Qué hago ahora?
—¡Oh, Yuuri-kun! —Ella miró de lejos a Víctor y volvió de nuevo la atención a su amigo—. No lo arruinaste, solo tuvieron una diferencia de opiniones. Él cumple en una semana, el 25 de diciembre. ¿Por qué no piensas con sorprenderlo para ese día?
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Mi amado Yuuri-sempai (YoI)
FanfictionVíctor Nikiforov, con sus casi veinte años, es el periodista deportivo más joven que ha ingresado a la NHK y trabaja con el tímido, pero intimidante, Yuuri Katsuki, quien ha sido su héroe de años. Ahora trata de demostrarle su genuino interés en él...