CAPITULO 11

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Feliz Viernes Ángeles!

-Señorita su tarjeta esta sin saldo.-La chica de la caja le dijo a la chica castaña enfrente suyo, esta pateo el suelo y pidió con una voz chillona que revisara una vez más.

-Usted no entiende, ¿Acaso no sabe quién soy yo? Esa tarjeta no puede estar sin saldo. ¡Revise de nuevo!-La chica cliqueo en su computadora y le devolvió la tarjeta, de nuevo.

-Lo lamento señorita, va a tener que pagarlo en efectivo.

-No tengo.

-Entonces va a tener que dejarlo.

-¡Este vestido fue hecho para mí! ¡Tengo que llevármelo!

Algunas clientas de la tienda observaban, como yo, el espectáculo que Camille estaba presentando por aquel vestido.

-Su tarjeta no tiene saldo señorita, si no puede pagarlo le voy a pedir por favor que se retire de la tienda.

Camille reviso en su bolso y encontró algo de dinero.

-Son $1800 señorita, aquí solo hay $800.

-¡Por favor! Nadie le comprara ese vestido.-¡Ja! Creía que así lo iba a conseguir.-Mírelo.-Lo levanto para que la cajera lo viera.-Esta horrible.

-Si no puede pagarlo le pido que se retire.-Insistió nuevamente la cajera. Camille gruño, dejo el vestido sobre el mostrador y se dio la vuelta, el verme allí la sorprendió.

-Yo lo comprare.-Dije y ella rio.

-¿Tu?-Se carcajeo.-Por favor, ese no es tu estilo “linda”, ¿No crees que tus jeans y camisas de nerd de quedarían mejor? Te lo digo como consejo.-Definitivamente lo compraría.

Me acerque a la caja, la chica allí me sonrio.

-¿Qué va a cancelar señorita?-Me pregunto amablemente, totalmente opuesto de como había tratado a Camille.  

-El vestido de la chica anterior.-Le devolví la sonrisa.

-¿Tarjeta o efectivo?

-Tarjeta.-La chica cliqueo su computadora, empaco el vestido y me lo entrego.

-Gracias por su compra, vuelva pronto.

-Muchas gracias.-Al salir guarde la tarjeta nuevamente, Camille rozo mi hombro bruscamente y me susurro al oído de una forma maliciosa y burlona:

-Aunque la rata de laboratorio se vista de seda, rata se queda.

Su fría voz me estremeció de miedo, realmente me sorprendió que su estúpido cerebro se acordara de aquel dicho.

Al llegar a casa subí a mi habitación y saque el vestido que había comprado hace media hora, lo extendí sobre la cama y con mis manos y dedos estire las arrugas que se formaron en este por haber estado en la bolsa, deje el vestido allí y fui directo al armario tome la bolsa de plástico negra al fondo de este y baje con ella al patio trasero, realmente pesaba, me asegure de que no hubiera nadie, prendí el fosforo y lo lance a la bolsa negra. El fuego consumió cada detalle de los jeans, cada botón de las camisas, cada pedazo de tela, cada una de las fotos y las notas que allí había. Una lagrima bajo por mi mejilla derecha haciéndome sentir estúpida por dejar que las palabras de Camille y los recuerdos malos de cuando estaba escuela me llevaran a quemar todo los objetos de aquella etapa de mi vida, aquella vacía, fría y destruida etapa de mi vida. Regrese a la habitación, me arrodille en la cama y saque debajo de esta la caja en la que estaba mis viejas amigas. Mire cada una de las cuchillas. ¡Bienvenidas de nuevo!

*****

-¡Hey! Estas aquí.-Lucas apareció por la puerta de mi habitación.

-Si aquí estoy.-Respondí sin ánimos.

"Cortadas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora