𝑷𝑹𝑬𝑭𝑨𝑪𝑰𝑶

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𝑽𝒊𝒆𝒓𝒏𝒆𝒔 1 𝒅𝒆 𝒐𝒄𝒕𝒖𝒃𝒓𝒆; 𝒈𝒖𝒂𝒓𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒂𝒏𝒔𝒊𝒐𝒏 𝑺𝒉𝒊𝒑𝒕𝒐𝒏, 𝑴𝒐𝒔𝒔 𝑽𝒂𝒍𝒆

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𝑽𝒊𝒆𝒓𝒏𝒆𝒔 1 𝒅𝒆 𝒐𝒄𝒕𝒖𝒃𝒓𝒆; 𝒈𝒖𝒂𝒓𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒂𝒏𝒔𝒊𝒐𝒏 𝑺𝒉𝒊𝒑𝒕𝒐𝒏, 𝑴𝒐𝒔𝒔 𝑽𝒂𝒍𝒆.

—Ahora, escúchame atentamente —Harper demandó en un murmullo azorado, alzando el rostro del muchacho con su dedo en el mentón. Él estaba desorientado por el golpe que le había creado ese corte en su frente—. No luches contra lo que pasará, simplemente deja ir tus pensamientos. Si no lo haces correrás el riesgo de que tu mente se fracture.

Christopher enfocó su vista con una mueca en sus labios y observó el pálido y ensombrecido rostro de la muchacha frente a él, no había rastro del carisma reflejado anteriormente.

—¿Qué estás haciendo? —inquirió en cuanto reaccionó observando sus manos atadas en los apoyabrazos, forcejeó en vano. Las garras que sobresalían de la madera lo mantenían maniatado con una fuerza sobrenatural.

Harper cohibida, aunque decidida, siguió con los preparativos. La habitación estaba saturada de muebles, frascos, envases y vasijas de cualquier tamaño e incluso una biblioteca colmada de libros viejos, ella tomó un pequeño ramillete seco que se encontraba atado a uno más grande y colgando boca abajo en la pared junto a otras plantas de variados colores.

El joven analizó cada uno de sus movimientos mientras se sentaba frente a él y prendía el ramillete, un olor dulzón atrapó sus fosas nasales, trató de librarse del humo corriendo su rostro, pero ya impregnaba el ambiente por completo.

—No recordarás nada —susurró ella mientras dejaba el chamuscado ramillete a un lado en la mesa de madera e intentaba que su voz no se quebrara—. Es lo mejor.

—No —contestó con desesperación, la miró a sus ojos y casi profiere una maldición—, no servirá de nada y lo sabes —trató de persuadirla—. Tarde o temprano vendrán por ti, las lagunas vacías en mi mente levantarán sospechas, somos reguladores, sabemos lo que hacemos.

—Y yo una magicae —retrucó—, no cuestiones mis habilidades.

Más allá del leve esbozo de fastidio, hubo cierta tristeza en su voz. Tomó el pequeño libro de tapa dura y color café del bolsillo interior de su chaqueta y repasó las páginas hasta encontrar la anotación que buscaba. Su letra cursiva desprendía un par de oraciones sonantes y cargadas de intenciones.

Chris también repasó esas curvas de tinta negra hasta dar con su mano, sosteniendo el pequeño manual de hechicería y llegó a su muñeca interna, la manga corrida dejaba a la vista una quemadura simple: una espiral de varios brazos, como en remolino. Estaba roja, recientemente hecha y, sin darse cuenta, cada tanto Harper la rascaba cuando esa piel herida rozaba con su ropa.

—Vendrán por ti —susurró atónito Christopher, sus labios temblaron—. ¿Por qué haces esto? No tiene sentido.

Pero ella no iba a responderle. Se miraron por un eterno minuto, las palabras sobraban cuando la magia de la comprensión hacía efecto.

Extrañamente, no se sintió aterrado como debería. Su corazón no latió como el de un caballo desbocado, siguió su curso latente, rítmico. Comprendió muy lentamente que aquella rama causaba una somnolencia leve totalmente crucial para lo que procedería.

Harper se acercó, sus rostros estuvieron a centímetros.

—Solo enfócate en mi voz —le pidió en un murmullo, Chris no hubiera podido resistirse a ese tipo de hechicería atrayente ni aunque quisiera—. En el basto bosque las luciérnagas brillan y en tu mente mis palabras olvidas —recitó el encantamiento de su libro—. Déjalas volar. —La vista del muchacho de rasgos afroamericanos se desenfocó, pronto lo que parecía importante dejó de serlo y pequeñas luces aparecieron revoloteando alrededor de su cabeza, confundiéndolo y oscureciendo sus pensamientos—. Déjalas danzar. —Olvidó el nombre de Harper, el tono frenético de su cabello azul y cómo la conoció, también toda esa maraña de eventos desencadenantes que prosiguieron, todo quedó borroso y vacío en su cabeza—. De esos recuerdos ahora yo seré el guardián.

Dicho eso, el embrujo surtió efecto, las luciérnagas que habían aparecido, volando como pequeños soles titilantes, recorrieron todo su camino hasta el frasco de vidrio que ahora ella sostenía. Cuando estuvieron en su lugar, lo tapó con un trapo marrón y lo ató para impedir que escaparan murmurando un simple encantamiento de protección a cada giro de la cuerda.

Christopher cayó dormido al mismo tiempo que ella se recostaba en el respaldo de su silla, sin dejar de verlo. Abrazó el frasco con fuerza y suspiró.

Sin recuerdos, no había crimen.

Sin recuerdos, no había crimen

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• 𝑷𝑳𝑨𝒀𝑳𝑰𝑺𝑻 • 00. ʙᴀᴅ ᴍᴏᴏɴ ʀɪꜱɪɴɢ - ᴍᴏᴜʀɴɪɴɢ ʀɪᴛᴜᴀʟ ꜰᴛ. ᴘᴇᴛᴇʀ ᴅʀᴇɪᴍᴀɴɪꜱ •

• 𝑽𝑶𝑻𝑨 • 𝑪𝑶𝑴𝑬𝑵𝑻𝑨 • 𝑪𝑶𝑴𝑷𝑨𝑹𝑻𝑬 •

• 𝑰𝑵𝑺𝑻𝑨𝑮𝑹𝑨𝑴 • ʜᴀᴄʜᴇᴇꜱᴄʀɪʙᴇ •

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Quiero que sepan que si esto fuera una serie de televisión, bad moon rising sería la canción para la intro, por eso mismo se las dejo ni bien empieza. A partir del capítulo 1, toda la playlist está basada en los gustos musicales de Harper.

Por cierto, la canción se las dejé en multimedia, subtitulada al español, por si quieren escucharla (recuerden que siempre la van a tener allí en cada capítulo).

¡Buen comienzo de lectura!

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October Nights [MN #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora