Capitulo 2

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Alina

Era el, podía idenficarlo a kilómetros, era Josejan Moora o como me dedique a llamarlo Jota, si, como la letra J, uno de los chicos más guapos de la secundaria y el chico que me gustaba desde que era niña, no se exactamente qué fue lo que me atrajo de el, pero desde que tengo memoria lo había visto un par de veces cerca de mi casa, o siempre en el coro de la iglesia, mis papás nunca fueron obsesionados con la iglesia, pero si nos hacían asistir muy de vez en cuando; ya habían pasado casi 6 años desde la última vez que lo ví y podría jurar que sigue igual físicamente, alto, delgado, su piel morena que al contacto con el sol se vuelve brillante, su cabello castaño bien peinado, su mandíbula perfectamente marcada, y sus lentes oscuros que no podían faltar, en su momento estuve obsesionada con el, Claudia mi mejor amiga de la secundaria estaba cansada de escucharme hablar de él todo el día, para su buena suerte Jota era mayor que nosotras, cuando apenas entramos a primer año de secundaria el había pasado ya a su último año por lo que solo compartimos la escuela por un año, pero por supuesto que yo, una de las chicas que pueden pasar desapercibidas fácilmente nunca podría haber conseguido siquiera tener una simple charla con el, sin embargo ambos asistíamos a la misma actividad extraescolar, La banda de música.
Ahí fue donde interactúe con el por primera vez, diría que nunca fuimos amigos cercanos, pero si amigos de los que se saludan a veces y se piden favores si es que ese tipo de amistad existe, al principio solo hablábamos porque el me tenía que enseñar lo básico sobre el instrumento que estaba aprendiendo a tocar, y con forme fui aprendiendo fue pasando el tiempo y me fuí enamorando más del el, nunca se lo dije, eso habria sido muy vergonzoso pero estoy segura de que el lo notó, hubo momentos en los que nos quedabamos solos por alguna extraña razón me hacía preguntas como si le interesará saber de mi, cosa que siempre me pareció muy rara porque  siempre terminabamos hablando de él, también en ocasiones cuando nos encontrabamos en los pasillos de la escuela solía guiñarme el ojo cosa que me hacía sentir especial e incluso algunas veces me defendió de las personas que solían hablar de mi; Claudia siempre pensó que todo eso era porque a Jota le gustaba jugar conmigo pero aunque fuera por eso yo me sienta tontamente especial.

Cuando lo ví ahí tan perfecto como siempre me quede estupefacta, había pensado que el tiempo que pase sin verlo habría servido para olvidarme de los sentimientos infantiles que tenía por el, pero realmente me equivoqué
Me sentí tan tonta por haber olvidado totalmente que su mamá pasaba mucho tiempo en la iglesia y por obvio motivo el seguiría llendo, pero la mamá de Jota no es de esas señoras que todo el mundo imagina, ella es muy dulce con una personalidad muy natural y tiene muy buena vibra, lo transmite sin siquiera llegar a conocerla.
Me odie a mi misma por haber olvidado tan grande detalle, así que muy a prisa subí al segundo piso de la iglesia y me quedé ahí, no sirvió de mucho ya que Jota seguía tocando su guitarra en el coro, y desde arriba podía verlo con mucha claridad, estuve tan absorta en mis pensamientos que ni me di cuenta cuando todo terminó, ví gente saliendo de la iglesia y quise esperar un poco más al fin y al cabo no llevaba prisa, mala decisión, cuando baje las escaleras Jota estaba en la puerta como si esperara a alguien, intenté pasar lo más rápido que pude pero tal como imaginé, me reconoció

—¿Alina?

— Wow Josejan, que sorpresa verte — intenté sonar lo más normal que pude, pero al parecer no funcionó, sentí como mis mejillas empezaban a arder y supe que estaba ruborizada

— ¿Estás bien? ¿Venir a la iglesia te afectó?— dijo con una sonrisa

Negue con la cabeza y le dedique una sonrisa tímida, intenté comportarme como una persona normal así que le pregunté

— ¿Estás esperando a alguien? Ya casi todos se fueron

— A mi mamá, creo que es un poco obvio— dijo

A través de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora