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᭡ ִ 𝅄 𝓟 i͠ᥒ⍺͟psis. ┆ cuerpo sano, corazón sano
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Con pasos apurados llegaron al cubo cuyo contenido debía ser mas que glorioso; grata sorpresa fue que al darse paso al contenido de aquella nevera lo único que recibió fue la fría onda siendo liberada.
─ Kageyama ─ pronunció severa, observando al mas alto reflexionando sobre si.
─ Pensé que había mas que la leche de hace dos meses ─ observo de cerca la pequeña caja, "vence 17/01/2021". Encorvó las clavículas en muestra de resignación.
─ Kageyama, entrenas mas de tres horas todos los días y pretendes tomarte solo leche rancia? ─ el azabache supo lo que concluiría el encuentro.
Los sermones se hicieron esperar como pan en la mesa. La chica advertía lo que podría pasar si no consumía lo suficiente mientras entrenaba de la manera tan intensa en que regia su cuerpo.
─ La energía ayuda a mantener tu peso corporal, conservar tu salud y a maximizar tu rendimiento y entrenamiento. Si no obtienes suficiente energía de tu dieta, te sentirás débil y cansado. Con el tiempo, tus músculos y huesos podrían debilitarse y podrías correr mayor riesgo de enfermarte o lesionarte ─ miraba desde lo alto lo desesperado que se pudo escuchar. ¿Tanto le preocupaba a su chica?
Se sintió conmovido, Soo estaba realmente preocupada por el ─ Soo-chan ─ pronto el torso bajó mostrando arrepentimiento ─ De ahora en adelante no te hare preocupar por mi alimentación, perdóname por favor.
Antes de responder los labios se unieron. La grande mano se encontraba en su nuca, sosteniendo el profundo roce.
─ A-Ah solo vamos al supermercado ─ trato de cubrir su sonrojo hasta con el cabello, pero apuesto a que estaba roja de pies a cabeza.
─ No te apures tanto, Tomate-chan ─ la calidez en su pecho cuando estaba cerca de la fémina era inexplicable.
─ ¡Kageyama! ─
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Sopas instantáneas, verduras, frutas y uno que otro dulce a petición del menor constituía la canasta.
¿Dónde estaba Soo? Ese era el problema.
Paso lentamente entre cada pasillo, mirando cada pequeño movimiento sospechoso y agudizó el oído para cualquier sonido de interferencia. Los pasos apresurados y pequeñas risas dieron arranque a los pies de Kageyama.
Poso su mano en la cabeza sobre su pecho. La chica estaba realmente cansada, ayudo a regular su respiración con suaves caricias en la espalda.
La chica desencajo la cara del suave pecho para fijarse en sus labios, cuantas ganas de besar esos labios. Estaban disfrutando de su momento cuando una incomoda voz los detuvo abruptamente.
─ Lo siento, pero si siguen corriendo por los pasillos tendré que sacarlos ─
