KAIZA
Eventos sociales.
Personalmente, odiaba los eventos sociales.
Especialmente, cuando eran mis propios padres quienes me obligaban a ir a uno para mantener nuestro estatus social.
No era que no los disfrutara—aunque una parte de mí no lo hacía—, sino que me abrumaba la importancia que se le daba a las apariencias por parte de las personas que me rodeaban.
Las sonrisas falsas. Los perfectos modales. El riguroso uso de palabras. Los trajes totalmente atildados, destilando riqueza. Y las máscaras. Las perfectas máscaras de hipocresía que utilizaba la sociedad de clase alta, y que era innata en ellas.
Al menos, en la gran mayoría.
Para mi ironía, pertenecía a esa clase social.
Y también hacía cada una de aquellas acciones que detestaba.
Miré el video que grabé enmi celular: estaba enseñando el lugar de la reunión, la decoración, los platos, los dulces.
Soltando un suspiro, lo subí a mi historia de Instagram. También subí algunas fotos que me había tomado, sabiendo que, una vez que lo haya publicado en mi feed, tendría más de cien y comentarios likes por minuto.
Una característica innata de los influencers.
—Una sonrisa para liberar la tensión estaría bien en tu rostro, Kaiza—la voz de mi padre me hizo dar un respingo.
—¿Cómo está mi rostro?—volteé lentamente hacia él.
La frialdad de su mirada me golpeó. Lo encontré con su copa de vino entre sus dedos. La perfecta rectitud de sus hombros y espalda, me hizo sentir distante a él.
—Solo sonríe, Kaiza—replicó, alzando su mentón, y mostrando los vellos de su barba— . Somos invitados—hizo un movimiento con su mentón hacia otro lugar—. Deberías ir con tus amigos. Aiden Larsen se encuentra solo en este momento. Si es para tu agrado, lo encontré lanzándote ciertas miradas.
Volteé de inmediato hacia Aiden. Y tal como decía mi padre: me estaba mirando. Con esos ojos azules intensos y profundos, fríos.
Sabía perfectamente que esa mirada no era de deseo o atracción.
Conocía perfectamente a Aiden Larsen como para considerarlo un pretendiente.
Sonriendo tal y como me lo pidió mi progenitor, fingí una sonrisa y me acerqué a Aiden, quien permanecía con una completa cara de póquer en ese impecable traje de negro.
Odiaba fingir una sonrisa.
Pero lo hacía bien. Se me daba muy bien hacerlo.
Tomé un sorbo de mi copa cuando llegué hacia él. Las ojos de Aiden me recorrieron todo el cuerpo, desde mi vestido morado y acentuado, hasta el laceado perfecto de mi cabello negro. Paró en mis ojos del mismo color, y las comisuras de sus labios se alzaron hacia arriba en un movimiento de ironía.
—¿Obedeciendo las órdenes de tu padre?
Ahí estaba, ese tono prepotente y déspota tan característico de Aiden Larsen. Le lancé una sutil mirada fulminante.
—Solo estoy siendo cortés, Larsen.
Odiaba alargar una conversación simplemente por cortesía.
Pero me sentía rara cuando había silencio.
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Acidamente Carameloso (+18)
Teen Fiction"Y aunque sabía que estaba mal, una parte de mí, la rebelde y la que gritaba libertad, quería conocer ese lado oscuro suyo. Ver sus sombras ligadas al peligro. Aunque negara todas las emociones hacia él, necesitaba verlo personificando todo lo prohi...