Parte 13: Física y Química, nuestro Momento.

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Venga... ¿por qué tarda tanto? Me iba a morir del aburrimiento yo sola, en casa, en mi escritorio, el cuál había ordenado y decorado con sutileza para cuando viniera Haechan. No podía aguantar más.
Mi madre daba vueltas por toda la casa, haciendo algunas tareas, y para qué nos vamos mentir, adoro a mi madre, pero su movimiento continuo me ponía un poco nerviosa. Necesitaba estar a solas con él, sin que nadie me pudiera interrumpir. Aunque sé que mi madre no haría ni diría nada fuera de contexto, no como mi abuela... que si conociera a Haechan, se lo apropiaba antes que yo.

Miré hacia el escritorio y decidí echarle un vistazo a las fotos que nos tomamos todos los de la clase en la fiesta de principio de curso. Entre todas ellas, había una que destacaba más entre las demás. Una que me hacía sentir un punzante dolor, y una profunda tristeza. Éramos Ten y yo abrazados, delante del bonito cartel de bienvenida que Eun había hecho con sus propias manos. Estábamos felices, estábamos sonrientes.
Durante un segundo, un aire de recuerdos se apoderó de mi ser. Me entraron ganas de llorar, no podía evitar entristecerme al darme cuenta de la persona en la que se ha convertido Ten. No me hacía ninguna gracia.

En las últimas páginas tenía guardada una foto con Winter. En ese entonces tenía el pelo rubio, ¡qué de cambios ha hecho este año! Al observar bien la foto, me acordé de aquel momento en el recreo. Sí, ese instante en el que Winter me dijo que tenía que decirme algo. ¿Sería algo muy importante?

Le estuve dando vueltas y decidí ponerle un mensaje por Whatsapp.

Yo: Hola Winter. Estaba viendo fotos nuestras, y de repente me acordé de que me tenías que decir algo importante el otro día.

Winter: No recuerdo... ¿Cuándo?

Yo: Cuando estaba en el recreo, y yo tenía mucha prisa por ir a clase.

Winter: Ah...

Paró de escribir durante diez segundos.

Winter: No es nada, tranquila, ya lo he solucionado.

Parecía ser que ya lo había arreglado. Yo no quería molestarla ni ser muy cotilla.

Yo: Ah, genial. Nos vemos mañana <3

Apagué el móvil. Aunque ya no le hiciera falta mi ayuda, me quedé con la intriga. No me estaba dando muy buena espina, ya que estaba siendo muy distante, pero bueno, Winter es a veces así. Así que no me preocupé demasiado.

De repente sonó el timbre la puerta.

Empecé a temblar, se me revolvió el estómago y no sabía cómo reaccionar una vez abriera la puerta.
"Vamos Som, tú puedes, si ya has estado sola con él, otra vez no va a pasar nada".

Abrí la puerta, y ahí estaba él, apoyado con un brazo en el marco de la puerta, y el otro metido en el bolsillo de su pantalón. La primera impresión me dejó boquiabierta. Se veía super super atractivo, llevaba una chaqueta de cuero con una camisa gris oscura debajo , unos pantalones negros, y unos zapatos de tacón. No podía respirar.

—¿Qué hay, Som?—dijo, saludándome con dos besos.

—¿Cómo estás?—le pregunté, dándole paso a mi casa. Él empezó a abrir ligeramente la boca, impresionado de nuevo de los detalles de mi casa.

—Wow, tu casa es mucho más impactante por el día.—comentaba, sincero. Se fue directo al salón, donde vio mi piano, y ante ello, no dudó en correr ilusionado. Yo me reí al respecto.

—No sabes las ganas que tenía de pillar este piano.—Se sentó en la butaca.—¿Te quieres sentar?—me ofreció la mitad del espacio.

—No, gracias.—hice un gesto con la mano, y agradecida le sonreí. El me devolvió una sonrisa ladeada. Juro que cada vez que hace eso me puede.

Lee Haechan | 90's LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora