Parte 3: Confesiones y primeras citas.

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Era de esperar. Una semana sin salir, y ni siquiera ir a comprar. No es justo para nada, ¿qué le pasa a mi padre con los castigos? Siempre se pasa, aunque menos mal que nunca me quita el móvil.

Me desperté por la mañana, era lunes a las 7:20 de la mañana. Estaba súper cansada de la fiesta aunque llegara pronto y me acostara nada más plantar pie en casa. Tuve que hacer un esfuerzo para levantar mi trasero plano de la cama. Toda despeinada, fui a desayunar. Aunque mis padres me castigaron, no estaban enfadados conmigo. Me froté la cara, y me senté en la mesa de la cocina.

—Buenos días Som.—dijo mi padre, con tono serio.

—Buenos días—le contesté.

—¿Has dormido bien?—mi madre pregunta, a lo que le giré la cabeza en forma de asentimiento. En realidad no había dormido casi nada. No había pegado casi ojo por lo que ocurrió con Ten. No me lo podía creer, y aún seguía sin superarlo.

Terminé la tostada, me vestí, para ir directamente al instituto. Por supuesto, me encontré a Eun por el camino, que iba con unos auriculares, escuchando Girls in red. Me abalancé sobre ella, para darle un pequeño susto. Pequeño, dice. Se le escuchó gritar desde la otra punta de la ciudad.

—Som, ¿cómo se te ocurre?—me frunció el ceño, e hizo un puchero. Yo no podía evitar reírme.

Automáticamente, me preguntó por Ten. Cómo había estado, si había vuelto a hablar con él, si había dormido... La cuestión es que no había hablado con él después de la fiesta. Yo presentí que lo haría, pero me sorprendió. Hoy en el instituto lo vería en la clase, tenía un poco de vergüenza, la verdad.

Una vez allí, entré a clase. Me resalté tan pronto como crucé la puerta. ¿Por qué había tanta gente en círculo?

—¿Qué es esto?—pregunté, curiosa. Resulta que había un chico en el centro del corro, aunque no podía distinguirlo bien. Me puse de puntillas, quería saber quién era, pero la gente de mi clase estaba demasiado amontonada. Al hacerlo, me abrieron paso, pero de un momento a otro me vi apoyada en el aire, con lo que bruscamente me caí al suelo justamente en frente de él.

—¡Hey! ¿Estás bien?—todo el mundo se llevó la mano a la boca. De repente vi las manos del chico tomando mis brazos, y yo a penas tenía visibilidad, me encontraba mirando hacia abajo todo el rato, intentando ablandar mi dolor—¿Te has hecho daño?—me pregunta, preocupado. Yo me empecé a frotar los codos y las rodillas, porque me dolían muchísimo.
Miré hacia arriba. Mi cerebro hizo: "wow".
Así es, era el chico del anillo. Sí, Haechan. ¿Qué hacía allí? ¿Acaso era nuevo? Y qué vergüenza, menudas primeras impresiones le estoy dando.

—Ven, que te llevo a enfermería.—sostuvo mi mano, para a continuación levantarme pero algo, más bien alguien, le interrumpió.

—¡Abrid paso!—viene empujando ese alguien a los otros compañeros. Toma mis manos, apartando las de Haechan, que queda estupefacto, para levantarme.

—Ten.—lo miré, perpleja, a la cara.

—¿Estás bien, nena?—me pregunta, poniendo su dedo pulgar en mi mejilla.

—Sí, estoy bien.—me dio un beso en la mejilla. Todo el mundo se quedó callado. Yo, estaba alucinando.—no hace falta enfermería.—traté de tranquilizar a Ten, y a Haechan por detrás.

Ya iba a empezar la clase. Después de todo el incidente, nos pusimos a hablar tan tranquilos. Yo hablaba con Winter, una chica de mi clase con la que me llevaba muy bien, y a la vez observaba a Ten hablando con Yuta, Johnny y Taeil, nada del otro mundo, y por otra parte veía cómo Haechan tenía a más de la mitad de la clase junto a él, todos interesados, y haciéndolos reír. De alguna manera quería ir a hablar con ellos para presentarme mejor y saber algo más de él pero me daba un poco de vergüenza, después de lo que había pasado.

Lee Haechan | 90's LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora