Capítulo 5
KHATA
Todo el enojo se había disipado de mi cuerpo en el momento que me di cuenta la situación en la que me encontraba. Puede que para ellas todo pasaría luego de un leve regaño, pero para mí las cosas no serían de esa manera. Tenía que haberlas dejado pasar, tenía que aguantar un poco más confiando en que me dejarían en paz, debía de haberme detenido, pero no lo hice y ya no había nada más que hacer para evitar la avalancha que se avecinaba.
Cruce las manos sobre mi regazo con algo de nerviosismo, me encontraba sentada en la silla más retirada del lugar y por supuesto más alejada de Paola y Mariana.
Diez, veinte, treinta minutos pasaron y la calma que tanto me había costado mantener se me rompió por completo cuando por la puerta de la dirección entraron las dos señoras con mala cara. Cada una se posicionó con su respectiva hija, y ahora tenía cuatro pares de ojos fijos en mi dirección. Suerte para mí que eso era algo que me ocurría con más frecuencia, por lo que podía soportarlo demasiado bien.
—Mira cómo te dejaron el rostro. —dijo la madre de Paola tocándola con dureza y logrando que ella chillara del dolor —. Pagaras si esto le deja marca en la cara. —dijo en mi dirección mientras me apuntaba con su dedo.
En lo personal me hizo un poco de gracia su comentario, más no se lo demostré. Debía mantener el rostro lo más relajado que podía si no quería ganarme un problema peor.
—Señora, por favor. —el director intervino con el rostro un tanto indescriptible —. Está claro que ha sido una pelea un tanto escandalosa, pero no hay necesidad de llegar a estos extremos.
—¡¿Extremos?! —exclamó levantando la voz en el proceso —. Si mi hija queda desfigurada ella será la única responsable.
—Estoy seguro que la señorita Khata no ha querido lastimar a su hija, todo se ha tratado de una clase de confusión. —volvió a intervenir y por poco se me escapaba la risa en ese momento —. Para nadie es un secreto que la familia Sandemetrio esta pasando por una perdida bastante grave, hay que tener un poco de comprensión.
—¡Me rompió la nariz! —gritó Paola como respuesta mientras me fulminaba con la mirada.
—Lo sé, señorita y le aseguro que buscaremos una solución para que esto... —la frase del director había quedado al aire una vez que la puerta de la dirección volvía abrirse.
Mi corazón se paralizó ante el olor tan familiar.
Para ser honesta, todo mi cuerpo había entrado en un trance perturbador. Era una película, una que se reproducía en cámara lenta. Todas las miradas puestas en él. Baran entraba al lugar acaparando todo con su porte, su aura peligrosa en medio de una elegancia cautivadora, con su rostro endurecido que contrastaba tan bien con su físico. Como podía describirlo, era el sueño de muchas mujeres, y todas las mujeres en la sala se lo hicieron saber con la mirada que le regalaron, a excepción de mí, que me apresuré a bajar el rostro para no mirarlo a la cara. No podía, no después de recapitular toda la escena conmigo misma y caer en cuenta que había actuado como una tonta solo por no poder controlar mis impulsos. Sí, era cierto que ellas lo merecían, pero yo era mejor que eso y había caído como una estúpida.—No puede ser. —se escuchó la voz de Paola en susurro —. Tuvo que venir él y mira mi rostro, mamá.
—Cálmate. —le respondió su madre en susurró que claramente todos escuchamos.
Sentí sus pasos acercarse a mí firmemente y cuando sus zapatos se posicionaron en mi campo de visión tuve que levantar la vista para observarlo. Esperaba encontrar un gesto molesto en su rostro, ojos enfadados acuchillándome y la mandíbula tensa de la rabia por haberlo hecho perder el tiempo viniendo hasta acá, pero, para mi sorpresa, una amplia sonrisa fue lo que conseguí, junto a ella, sus ojos brillantes me estudiaban con una mezcla entre diversión y curiosidad por saber que era lo que había pasado.
ESTÁS LEYENDO
Khata © (En edición)
RomanceKhata llegó a la vida de Baran con sólo seis años de edad, con su rostro de ángel y su muñeca de trapo inseparable. Su padre: un hombre ejemplar para todo el pueblo, la trajo a casa luego de que la pequeña quedara huérfana, con la única intención de...