CAPÍTULO I

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Impulsado por una fuerza invisible pero poderosa, un jarrón salió volando por los aires estrellándose con las paredes de aquella habitación, volviéndose pedazos en el proceso, junto con el jarrón muchos otros objetos que decoraban el lugar hace unos cuantos momentos ya hacían en el suelo, ya bien sea rotos o en posiciones que no les corresponden, ni la más pequeña mota de polvo se salvó de sufrir ese desenfreno de ira que ocasionaba la joven en aquel momento. 

Dominada por la cólera, Anira gritaba, lloraba y provocaba un descontrol a su alrededor que, llegados a este punto, ya no era capaz de manipular.

Al dejar salir ese sentimiento abrumador de su interior y comenzar a relajarse un poco empezó a tener el control de lo que sucedía a su alrededor, si no lo hacía las consecuencias podían ser peores que un par de cosas rotas y desorganizadas, lo sabía muy bien.

Cerró los ojos y en su mente visualizó la imagen que siempre le traía paz, un campo de margaritas adornado por un cielo nocturno en el que destacaba la fuerte y hermosa luz de la luna llena, acompañado por un silencio que solo era interrumpido por el sonido del viento al pasar.

Cuando ya todo a su alrededor, incluyéndola a ella, estaba en calma pudo dar un respiro profundo para inspeccionar cual había sido el nivel de los daños esta vez.

Abrió los ojos con delicadeza preparándose mentalmente para arreglar aquel seguro desastre que había ocasionado.

Su vista encontró a su pequeño estudio como si un huracán lo hubiera arrasado, papeles por todas partes, todos los muebles, que eran más bien pocos, fuera de sitio y algunos un poco rotos, todos sus materiales, lápices, colores, pinturas, y de más, regados y rotos por todo el lugar y el pequeño jarrón del principio, el cual era el hogar de unas bellas margaritas que Anira adoraba, roto en una esquina, dejando a las hermosas flores sin un hogar.

Su mirada se enfocó en las flores esparcidas por el suelo y se dirigió hacia ellas, se agachó y tomó una de ellas en sus manos, agarrándola con ternura y delicadeza, la llevó hasta sus labios, besando a la flor, luego le susurró un "Lo siento".

La encerró entre las palmas de sus dos manos y concentró toda su energía en la flor, cuidando de no fallar, una luz resplandeciente se abrió camino entre los dedos de Anira por un segundo para que luego ésta dejara libre a la margarita para devolverla con sus compañeras.

Se posicionó en el centro de la habitación para luego mover sus manos en circulos verticales, al mismo tiempo su ojo derecho intensificó su peculiar color azul marino como si de una luz acabada de prender se tratara, a diferencia del izquierdo que era de un color verde esmeralda.

Con el movimiento lento y pacífico de sus manos los objetos del cuarto empezaron a moverse, repararse y volver a sus respectivos lugares, teniendo un ambiente muy contrastante con el que anteriormente la tormenta de caos e ira ocasionó.

 La luz de la luna se colaba por el gran ventanal, siendo en el momento, la única fuente de luz.

Cuando todos los objetos estuvieron de vuelta a su posición inicial Anira dejó de mover sus manos y el destello de su ojo derecho volvió a su intensidad normal, todo parecía como si nada hubiera pasado, observó el lugar para asegurarse de que todo estaba bien y salió de aquella habitación, ya más relajada que momentos antes, tal vez demasiado.

Su ahora inexpresivo rostro solo daba a entender que había vuelto a tener el control, al menos por un tiempo, tenía que recordarse a sí misma que no podía dejar que cosas como esa volvieran a suceder, al menos no tan a menudo, y para eso debía convertirse en un cascarón vacío de sentimientos e invisible para el resto.

Se dirigió a la cocina para prepararse un té de manzanilla, eso le ayudaría a relajarse, porque ya tenía muy claro que esa noche no dormiría.

A los pocos minutos luego de que Anira colocara el agua a hervir se escuchó el timbre sonando insistentemente, solo una persona era capaz de hacer semejante ruido incluso antes de entrar en su casa, resignada se dirigió al citófono de su apartamento para dejar entrar a aquella persona sin molestarse en preguntar quién era.

Abrió la puerta de entrada y se dirigió a la cocina para seguir preparando su bebida ya que el agua ya estaba caliente, a los pocos segundos escuchó fuertes pisadas provenientes del pasillo, suspiró y siguió como si nada pasara.

- ¡Ani! ¡Por Dios! ¡Me tenias preocupado! ¿Cómo se te ocurre irte así sin más luego de lo que pasó? tenía miedo de que pasara algo por lo enojada que estabas, hacía rato que no te veía de esa manera- Entró diciendo un chico jadeando de correr a la vez que cerraba la puerta detrás suya.

- Necesitaba estar sola- respondió sin mucho interés, ni siquiera se molestó en mirar al chico .

- ¡¿Sola?! ¡sabes qué sucede cuando pasas por esto sola!- Respondió el chico exasperado por la situación mientras que Anira muy tranquilamente le pasaba un vaso con agua - Gracias - Luego de proceder a tomar un largo sorbo del agua fijó su mirada nuevamente en la chica - Pero no cambies el tema, sabes que no puedes seguir ignorando esto como si no fuera nada importante o como si no te afectara.

- Nick, ya hablamos de esto, además no estoy de ánimos para tus reprimendas - dijo Anira tomando su té de manzanilla ya preparado mientras se dirigía a el sofá de su sala - Ya pasó, ya no importa 

- ¿Ya pasó? No me digas que...- suspiró - ¿Qué pasó esta vez? - Preguntó el chico sobándose la cien a la vez que seguía a Anira hacia la sala 

- Nada, logré contenerlo hasta llegar a mi estudio, un par de cosas se desorganizaron pero ya todo está normal - Respondió la chica a la vez que daba un sorbo a su té.

- ¿Y llamas a eso nada? - dijo estupefacto el chico mientras se sentaba en el sofá al frente del que se había sentado Anira - ¿Crees que es normal que tengas que escapar cada vez que ocurre algo así?

- Por lo menos nadie salió herido - dijo encogiéndose de hombros - eso no lo hubiera podido revertir 

- Ani... debemos intentar encontrar una solución a esto, ya no tienes vida, siempre rechazas a todos cuando es cuestión de hacer algo mínimamente fuera de tu rutina, ¡hasta a Jude! Se está saliendo de control y estás dejando que eso pase - dijo Nick, mostrando un claro tono de preocupación en su voz 

- ¿Y que propones Nicolai? ¿seguir arriesgando a más personas solo por mi beneficio personal? ¿buscar algo que no sabemos ni estamos seguros qué es ni de dónde viene a pesar de que pueda traernos graves consecuencias? o peor aún, ¿Qué tal que lo que descubramos termine siendo peor de lo que ya tenemos?, no sé tu pero yo no estoy dispuesta a nada de eso y como es mi decisión entonces esta discusión queda cerrada - Dice Anira un poco alterada, vuelve a tomar otro sorbo de su taza y le ayuda calmarse, respira profundo y sigue - No soy algo que tienes que arreglar Nick, sé que he cambiado pero es por su propio bien, el de todos, no necesito que me reproches ni que me intentes encontrar una solución, solo quiero que me apoyes, eso es todo, ¿puedes hacer eso por mí? - dice la chica con un tono suave, mostrando su lado más vulnerable, mostrándose a Nick como solo lo puede hacer con él, porque es la única persona que ha podido ver todas sus facetas y en la única en la que confía plenamente en estas situaciones.

- Claro que sí florecita, nunca podría dejarte sola - dice Nicolai con ternura y los ojos aguados para luego pararse del sofá en el que estaba sentado y abrazar a su amiga de la infancia con todas sus fuerzas - Sabes que siempre puedes contar conmigo, pase lo que pase - Dice mientras piensa "Por eso debo encontrar la forma de salvarte de esto"

- ¿Juntos hasta la eternidad? - dice la chica devolviendo el afectuoso abrazo con fuerza.

- Juntos hasta la eternidad.




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⏰ Última actualización: Nov 09, 2021 ⏰

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