Ahora, es nuestro turno

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Haru camina tranquilamente por el pasillo oscuro, aún necesita procesar lo que Aichi había dicho.

"Nosotros, poseemos el quirk de Deku...mejor conocido como el one for all"

Observa sus manos con detenimiento.

-Ahora entiendo porque aparecen rayos extraños en mi brazo- se dijo a si mismo.

Había salido del edificio, pero sin llegar a revelar el escondite, hasta que escucha pasos lentos, detrás de uno de los escombros, aparece Shoto todo malherido.

-¡Todoroki!- Haru corre hacia él- ¿Qué te sucedió?- lo toma de los hombros.

-Lo siento- respondió en un susurro- no pude evitar que Midoriya...- no terminó la frase, pues sus últimas fuerzas las usó para llegar hasta ahí y perdió el conocimiento.

-¿Todoroki? ¡Todoroki! Resiste, por favor- como pudo, toma el brazo del bicolor y lo coloca alrededor de su cuello y así sostenerlo por la cintura- ¡Así!- usa su fuerza para ponerse de pie y arrastrarse hacia el refugio. Ahora comprende un poco a aquellos que tienen amigos ebrios y que tienen que estar al pendiente de ellos para que regresen sanos y salvos a sus casas.

Por otro lado, Aichi fue a los cuartos de baño para tomarse una ducha, no quería estar lidiando los reclamos de su hermana menor Emi después de haber revelado una información tan importante, fue inevitable, ya que los antiguos portadores le contaron la historia sobre el origen de ese poder y de cómo Deku lo obtuvo, y también la historia de cómo se convirtió en un gran héroe.

Aún le falta mucho camino por recorrer; se quita el uniforme deportivo de la escuela de ese mundo, comenzando con la sudadera y luego la playera blanca, ahora que la ve, fue una suerte haberla ocultado, pues está manchada de sangre por el ataque que recibió de ese digimon maligno, después, mira su reflejo y observa de nuevo la enorme cicatriz de su pecho.

-¿Cómo te hiciste eso?- no se había percatado de que alguien más había entrado, voltea la mirada y ve a la persona que no quería ver, era Bakugo, quien lo mira con esos ojos carmesí. Aichi no le respondió, sólo baja la cabeza ocultando su rostro con su fleco- no creas que te debo una por haberme salvado.

-¿Y qué haces aquí?- lo encara.

-No es de tu incumbencia, idiota- cómo siempre, Bakugo no ha cambiado, ni aunque la historia fuera reescrita, supone que es de nacimiento. Y eso es, porque sabe que Deku y él son amigos de la infancia.

Aichi se mete a la regadera tratando de ignorar su presencia, pero su presencia es penetrante, no dejará que eso le afecte. De vez en cuando, lo mira de reojo, sin que se de cuenta, claro está. Su cuerpo todo trabajado, no lo había visto bien, pues no fue muy agradable que destruyera su carta más preciada y ahora le tiene un poco de odio.

Aún le cuesta creer que Deku lo admire tanto, a pesar de todo el bullying que le ha causado, anhelando ser cómo él algún día, es difícil entender la mentalidad del chico pecoso. Momentos después, se mete a la gran tina que está a lado, dando la espalda al rubio quien aún no ha salido de la regadera.

Observa su brazo derecho, pensando en lo que le dijo Yoichi.

"Tú y tus amigos que poseen el poder, deben aprender a usarlo. No es tan fácil. Al noveno le costó mucho trabajo, y como pago, se ha roto todos los huesos de su cuerpo. Pero ustedes tienen una pequeña ventaja. Los artículos que tienen, les ayuda a proteger sus cuerpos, es decir, el one for all no los lastimara, pero pueden herir a otros, así que, tengan cuidado"

El resplandorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora