Capitulo 1

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Algún día entenderé por que las cosas fueron así... No hoy, no mañana, algún día...

—Y entonces pase al frente y conteste bien en el pizarron, todos pensaron que estaría mal pero no fue así, incluso yo lo creí— decía Ana sentada al lado de Raúl.

Su hermano.

Estaba en coma y pronto cumpliría dos años.

Ana nunca perdía la esperanza, a pesar de tener 9 años, a pesar de ser maltratada por su padrastro, a pesar de todo.

—Raúl— me llamo Ana cuando yo estaba recargado en el marco de la puerta. —Ven y cuentale a Raúl— río un poco. —Como estuvo tu día— dio pequeñas palmaditas cerca de la pierna de Raúl para que me acercara.

Verlo así me ponía mal. Al ver que no me acercaba, Ana se paro de la cama y tomo mi brazo.

—Sigo pensando que es gracioso que se llamen igual— dijo ella. —Y también confuso— se devolvió a ver a su hermano y jalo de mi brazo.

—Debes decirle como te fue en tu día, dijo el doctor que era bueno hablarle— Ana me miraba.

—Bueno— mi voz sonaba ronca. —Fui a la universidad y ya sabes...— Ana rodeo los ojos.

—Eso dijiste ayer, se va a empezar a aburrir de eso— dijo.

—Karla me habló— sonrei y Ana también.

—Con que Karla— Ana entre cerro los ojos.

—La que estudia psicología, es inteligente y muy— Ana me miraba extraño. —¿Que es lo que pasa?— le pregunte.

—¿Que se le puede regalar a alguien en coma?— pregunto ella. —Un pastel no, no podría comerlo, se que aman los videojuegos pero no puede jugarlo, ropa, tampoco, solo lo dejan tener esta bata fea— suspiro con la mirada baja.

Raúl pronto cumpliría 20 años.

El día que ocurrió su accidente festejaba sus 18 años. El año anterior le regalo unas flores, pero como es Ana supongo que querrá regalarle algo diferente.

—¿Que tal... 100 razones por las que tiene que despertar?— sugirió.

—No... no lo sé— tome asiento en una de las sillas cerca de su cama.

A veces creía que nunca despertaría pero otras Ana me llenaba de esperanza, sus grandes ojos cafés eran parecidos a los de Raúl. Me hacían recordarlo.

—La hora de visita terminó— una enfermera dijo desde la puerta.

Ana y yo asentimos.

Ana acomodo un poco su cabello y camino hasta la puerta, yo la seguí.

—¡Olvide a  Principe Cristián!— Ana regreso corriendo hasta un pequeño buró a un lado de Raúl y tomo su pequeño conejo que tenia una corona entre sus dos orejas. —Listo— dijo y volvió hasta nosotros.

Príncipe Cristián era un regalo de Raúl...

*Flashback*

4 años atrás.

—¡Quiero que jueguen conmigo!— grito Ana poniéndose frente al televisor.

—¡Mierda Ana!— grito Raúl.

—¡Le diré a mamá!— ella cruzo los brazos.

Raúl se puso de pie del sofá y levantó un poco a Ana, moviéndola de la vista.

—Estabamos apunto de ganar en línea ¿Sabes lo que significa eso?— le dijo Raúl a Ana.

—No.

Relatos de Una NiñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora