Capitulo 2

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Ana miraba la televisión y yo por unos momentos la mire pero luego me quede dormido en una de las camas de su habitación.

Hasta que un ruido extraño me despertó, más que ruido extraño era un vaso de cristal.
Me levante rápido de la cama y corrí a la cocina.

Ahí estaba Ana llorando.

—¡Perdon! ¡Solo quería agua!— grito ella y se tiro al suelo sollozando.

—Pequeña, no pasa nada, todo esta bien— dije poniéndome frente a ella de rodillas.

—Siempre hago todo mal— dijo y cerró los ojos. No supe que decir.

—Solo usa uno de plástico— ella dejo de llorar y me miró con cara extraña. Sé que no fue una buena respuesta ¿Tan mala fue?

Ana sonrió.

—Tonto.

Ella se levanto y miro sus manos, quede a su altura. Nuestra sonrisa desapareció al ver como sus manos sangraban por los pedazos de vidrio.

—Creo que...— me puse de pie y fui al cuarto de la mamá de Ana, había estado llamándola mamá también.

En su habitación había un botiquín, saque gasas, agua oxigenada, y una venda. Cuando volví con las cosas Ana estaba sentada en una de las sillas del comedor y seguía mirando sus manos con algo de asco y lágrimas en sus ojos.

Me acerque a ella y puse agua oxigenada en sus manos, Ana dio un gemido de dolor cuando apenas el agua toco sus manos.

Luego dejo de mirar sus manos y me empezó a ver a mi a los ojos. Tenía miedo, me miraba con sus ojos de miedo.

—Me va a matar cuando se entere de que he roto otro vaso— dijo Ana y una lágrima empezó a salir de uno de sus ojos.

No hablaba de Josefina, su madre, hablaba de Victor, el novio de ella. A veces venía y solo hacia que Ana se llenará de más miedo al verlo.

Raúl nunca dejo que Victor pusiera una mano sobre Ana, pero bien, ahora que ya no puede defenderla lo único que puedo hacer es decir a Ana que no salga de su habitación cuando él está aquí.

—No, no, claro que no, limpiaremos todo antes de que él llegue y no sabrá nada de lo que paso— acaricie su cabello y ella asintió.

Entre los dos limpiamos los pedazos de vidrio y el agua que se había derramado. Unas horas después estábamos jugando con la pelota en el jardín.

—Raúl dijo que no era buena para el fútbol— Ana pateo la pelota hacia mí.

—No podemos jugar béisbol, tus manos están vendadas boba— dije devolviendo el balón.

—No me llames boba, tonto— contesto. Yo reí.

—Si no te gusta que te diga así debes dejar de decirme así— dije.

—Lo sé.

“Si no te gustan que te hagan, no lo hagas"

—¿De qué hablabas en el hospital? ¿Me lo puedes contar?— le pregunte.

—Solo no estaba segura de contestar bien, y los demás tampoco, incluso también me llamaron tonta— bajo la mirada y su patada al balón fue muy débil, apenas se movió medio metro lejos de ella.

—Esta bien— me acerque al balón y lo tome en mis manos. —¿Seguiremos jugando?— ella negó luego apunto con su dedo índice a la calle.

Un carro verde obscuro se acercaba a la casa.

—Victor— susurro. Ana corrió hasta su habitación, nunca hacia eso, pero por las vendas en sus manos él se daría cuenta de lo que había pasado.

Cuando él llego yo seguía en el jardín, esperándolo.

Víctor tenía un cigarro en su mano, me miró de pies a cabeza y luego soltó todo el humo de su boca en mi cara.

—¿Sigues aquí?— dijo en tono burlón.

—Seguiré aquí hasta que Josefina regrese— conteste aguantando la respiración, en serio odiaba ese olor.

—Disfrutaré de tu compañía— dijo y entro en la casa.

—Yo no— susurre, no alcanzo a escucharme, lo seguí adentro.

Tomo asiento en la sala de estar y me miró mientras estaba parado en la puerta.

—Me recuerdas al fastidio de Raúl, por cierto, ¿ya murió?

—Él va a despertar— dije sin mirarlo.

—Ah, si, si— siguió fumando y la casa empezaba a llenarse de ese olor infernal.

—¿Podría apagar eso?

—¿Vives aquí? ¿Tengo por que obedecerte? No lo creo— Victor se estaba burlando de mí.
Incluso lo llegue a escuchar hablando con Josefina de que Raúl debía irse de la casa cuando cumpliera la mayoría de edad. Josefina nunca acepto.

Fui hasta la puerta de la habitación de Ana, mientras Victor seguía llenando de humo la casa.

—Abre soy yo— dije tocando la puerta, la que se abrió en cuanto termine de tocar.

—Odio este olor— dijo Ana dejándome entrar. La habitación estaba llena de perfume de niña, prefería este olor mil veces a el olor de afuera.

—¿Cuando Raúl despierte convencerá a mamá de que él se valla?— me pregunto Ana.
—Estoy seguro de que sí.

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Segundo capítulo...

Si tarde un poco en actualizar, ya saben las vacaciones, la flojera, mi amors con la cama y las cobijas... Etc.

Pero aquí está. Espero que les guste, si hay un error pueden comentarlo, y si les gusto el capítulo pueden dejarme un voto ;)

Atte:
Rawr 7u7

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