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Hongjoong no pudo dormir la noche que leyó la carta y durmió muy poco las siguientes noches

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Hongjoong no pudo dormir la noche que leyó la carta y durmió muy poco las siguientes noches. Su cabeza no paraba de pensar, de preguntar, y casi siempre terminaba llorando de la frustración porque sentía que no tenía idea de nada. Eso le pasaba factura a la mañana siguiente porque su madre preguntaba ¿por qué tienes esas ojeras? A lo que el simplemente respondía que las tenía por tenerlas, no porque no haya dormido. Lo cual era mentira, claro está.

No había vuelto a llamar a Seonghwa, pero sí lo atendió la vez que él llamó. La conversación había sido un desastre; Hongjoong tenía demasiadas emociones contenidas y no veía correcto gritarlas por teléfono. Eso era asqueroso porque no las quitaría de su pecho hasta volver a ver al abogado, y quién sabe cuándo llegaría ese día. En aquella llamada, Yeosang le informó que Seonghwa ya estaba bien, que ya no tenía fiebre, cosa que tranquilizó al castaño.

Y, repito, la conversación había sido un desastre.

— Hongjoong, ya he mejorado. Ya estoy bien. —había dicho Seonghwa al principio, con un tono de alegría. Y Hongjoong no podía evitar estremecerse ante su voz una vez más.

— M-me alegro por ello. —trató, joder, trató enserio de que no le temblara la voz, pero falló.

— Eso significa que podré ir a buscarte lo antes posible.

— Claro.

— ¿Ocurre algo? —preguntó.

Sí, maldita sea, ocurren tantas cosas.

— Sí, Seonghwa. Ocurre algo. —Suspiró— Necesito que hablemos.

— ¿Sobre qué? ¿Te pasó algo? ¿Qué...

— La otra noche encontré una carta. —soltó.

Hubo silencio unos segundos.

— Una... una, ¿carta? —El castaño se sorprendió un poco al oír como a Seonghwa se le acortaba la voz.

— Una carta.

— ¿En...

— En el bolsillo de un pantalón.

— Sabes...—hizo una pausa— No es algo que... que debamos hablar por teléfono.

— Lo sé. Por eso... necesito que, por un tiempo, tú...—tragó saliva— No me llames, por favor.

— Hongjoong...

— Hazme ese favor, ¿sí? —dijo, en un hilo de voz. Un nudo en su garganta no tardó en formarse. — Y, mis padres me dijeron que pagarían el viaje a Corea pero que primero quieren que pasemos tiempo juntos, así que... no vengas a buscarme. Yo iré a su debido tiempo...

Hubo silencio otra vez y Seonghwa parecía estar pensando a la velocidad de la luz.

— Está... está bien. Yo... lo siento, Hongjoong.

EL CASO DEL CIERVO-Adaptación [Seongjoong, Jongsang]《ATEEZ》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora