Capitulo 3

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Tiburones en alerta.

Todos estaban en shock incluso podía notar la melancolía en mis compañeros sobretodo en Triana.

Yo trate de relajarme, pero ver a Triana a lado mío me consternó tanto que la abracé y ella lo acepto, es algo raro ya que todos son muy herméticos y fríos.

Por la puerta principal entro un hombre alto, la camisa que estába usando se ajustaba perfectamente a su torso, el cabello ligeramente despeinado, las gafas negras no dejaban qué yo notará sus ojos, su Barba afiliada y sin hablar del físico de infarto.

Triana noto su presencia y dejo mi abrazo, lo que pasó fue algo raro pues abrazo directamente al joven que entró al laboratorio, todos poco a poco le dieron su abrazo, es como si alguien hubiera muerto o una noticia mala.

De la bolsa del pantalón saco las llaves y abrió la oficina de Char'ls. — No quiero qué nadie entre, ni una llamada y hoy se cierra a las cuatro.

Su voz me dejó helada, completamente ronca, atractiva era como tener un agente secreto en el laboratorio, su presencia me causaba miedo y sentía frío ,mucho frío.

— Todas las costas están cerradas, playas e incluso nada de surfear ni fiestas. — colocó bien sus lentes obscuros. — Está claro?

— Estába trabajando en este caso. — Alexa le dió una carpeta.

— Grácias Ale.

Yo seguía en lo mío, pero el ambiente que se respiraba es tan tensó y frío qué por un momento creo morir lentamente, como si mi energía se consumiera poco a poco.

Faltaban quince para las cuatro, yo soy la única en el laboratorio, todos se habían ido antes y yo seguía, dejé las muestras listas y opte por irme a mi casa, pase por la oficina de Char'ls.

— Que palabra qué no quería ver a nadie en el laboratorio no quedo  claro. — su voz fría me hizo entrar en si.

— Son apenas las cuatro. — muriendo de miedo respondí.

Bajo sus lentes obscuros y madre santa, juro que sus ojos son el mismo océano, son tan azules, su pupila se pierde en el tono azul, son una combinación del mar caribeño con un tormenta.

Tragué saliva, el lugar estaba frío y yo me sentía tan pequeña en el lugar.

— Ah ¿Eres la practicante? — se quito las gafas y las dejo sobre el escritorio.

— Si. — fui cortante pues realmente todo me estába dejando en blanco y tenía un miedo incontrolable.

— En todo caso vete. — su timbre de voz fue muy grosero.

Los días en el laboratorio eran un tanto estresantes, todos mis compañeros estaban alerta y yo tenía más trabajo de lo habitual.

Pero hoy tenía otra chispa, la voz de Adolf se escuchaba en todo el laboratorio, lo que tenía de guapo lo tenía de enojón y un carácter de mierda.

— Ah me estás diciendo qué no hay ningúna huella ni una evidencia. — hasta el vidrio resonó.

— Estába en la playa, en la orilla ni de...

— No compares. — su voz es tan dura que sentía lastima por el hombre que estába con el...

— Puedes pedir ayuda...

— Vete de mi oficina Victor. — fue ahí donde su timbre de voz fue neutro.

El tiempo fue pasando, y yo moría por qué el reloj marcarán las Cinco para irme ya.

— Are. — la voz de Román me saco de transe.

— Dime ¿Que paso?— me sudaron las manos y sentí buen escalofrío.

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