X V I I

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el beso la tomó por sorpresa.
obviamente eso no le impidió corresponder.

se suponía que estaba enojada con el peliblanco por su distanciamiento repentino, pero era manjiro, él la hacía cambiar de parecer bastante rápido.

cosa que, pensándolo mejor, era una desventaja. debía mantenerse firme, no suavizarse sólo porque el chico le gustaba.

—si crees que por besarme automáticamente ganaste mi perdón, estás equivocado.

advirtió ella al separarse, tomando un poco de distancia porque tenerlo tan cerca la ponía nerviosa.

—¿en serio?, tal vez con otro me perdones.

—¡manjiro!

exclamó, poniendo una mano en el pecho del chico para detener su acción de volver a cortar la distancia entre ambos.

—estoy hablando en serio, ¿crees que puedes desaparecer y volver a aparecer así como así?, no me enviaste mensajes, ni llamaste una sola vez, ¿era mucho pedir un mensaje donde avisaras que no estarías por tres semanas?, si no me dices por qué te vas cada vez que demuestro cariño por ti entonces me será difícil entender tu situación y ponerme en tu lugar. no me veas como alguien egoísta, tus acciones son las que me hacen pensar de esta manera.

—estás en todo tu derecho de enojarte conmigo, no querer recibirme y gritarme que me vaya, pero no lo hice porque mis sentimientos son fingidos, lo que siento por ti es real.

—¿entonces por qué sigues huyendo, manjiro?

otros tres golpes se escucharon en la puerta. mikey se puso en alerta, pensando en que tal vez alguien lo siguió hasta ahí.

cuando vio que (n) se encaminaba a la puerta, la tomó de la mano para que detuviera el paso.

—¿qué te pasa?, déjame abrir.

se apartó del agarre y fue a abrir. ahora sí era el repartidor; pagó por la comida y se llevó la caja de pizza a la cocina, dejándola sobre la mesada.

—no quiero que nada malo te pase por estar conmigo.

recordó las palabras de su amiga, que quizás fue él quien le dejó el trauma a su anterior pareja y no quería repetir el mismo error dos veces.

—alejándote no harás nada más que dañarme, ¿sabías eso?

—lo siento.

(n) no respondió, abrió la caja y sacó una porción de pizza, se la tendió al peliblanco y él la aceptó. agarró otra, esta vez para ella, y empezó a comer, pensando cautelosamente la situación.

—¿seguirás huyendo?

—no, estoy decidido a protegerte y cuidarte.

—¿protegerme exactamente de qué?

—de cualquier persona que intente hacerte daño.

—¿y si eres tú el que me daña?

—¿lo estoy haciendo?

—no respondas mi pregunta con otra pregunta.

—como dije, te protegeré de cualquiera que te haga daño, así que si yo lo estoy haciendo me mantendré alejado para no seguir haciéndolo.

—¿no es más fácil intentar cambiar las actitudes que lastiman?

mikey dudó.

—¿alguna vez tuviste pareja, manjiro?

—no.

—¿un interés romántico, un casi algo?

—tampoco, eres la primer persona que me gusta.

—tiene sentido de por qué eres un poco tonto y no sabes manejar bien la situación.

—¿a qué te refieres?

—si lastimas a alguien pero lo quieres muchísimo, serás capaz de cambiar aquello que daña para que la otra persona esté bien. esa es la opción correcta, no alejarte sin intentarlo, a no ser que no puedas mejorar y sigas hiriendo, ahí sí sería lo mejor tomar distancia, para que ambas partes dejen de ser lastimadas.

—¿crees que yo pueda mejorar esa parte que te lastima?

—creo que eres capaz de lograr cualquier cosa que te propongas, esté o no relacionado a mí.

estuvieron un rato en silencio, comiendo la pizza.
a la fémina se le fue pasando el enojo, eso sí, en donde volviera a desaparecer sin avisar su enojo sería más difícil de desaparecer. no le gustaba ser tomada como idiota.

—¿estoy perdonado?

—estabas a punto, pero como tuviste el descaro de preguntarlo ahora tendré que pensarlo mejor.

—por favor, (n).

rogó el peliblanco, mirándola con ojos de súplica. ella sonrió y le tendió otra porción de pizza la cual aceptó gustoso.

—no te atrevas a irte otra vez así, manjiro sano. estás advertido.

—no lo haré.

la fémina sirvió en dos vasos jugo de naranja y al guardar la botella en el refrigerador, escuchó que su celular sonaba.

había puesto el sonido de notificaciones bien alto por las dudas.
fue al sofá para agarrar el móvil y sintió los pasos de manjiro detrás suyo.

—¿eres mi guardaespaldas?

—no nos hemos visto por tres semanas, al menos déjame estar pegado a ti.

la chica rodó los ojos, divertida, dejando que el contrario la abrazara por detrás.
abrió el chat grupal que tenía con sus amigas, viendo que habían mandado varias fotos.

la mayoría eran borrosas pero en una pudo admirar perfectamente los rostros de los dos dueños del bar que aquellas habían mencionado esa mañana.

mikey claramente reconoció a ran y rindou, pero no dijo nada que delatara el hecho de que los conocía.

—¿y esos?

—ah, mis amigas están en un bar, me invitaron a ir pero rechacé la oferta. intentaron convencerme diciendo que los dueños eran muy atractivos, y al final veo que lo son, mira.

le enseñó la foto, el ajeno entrecerró los ojos, analizando esta misma.

—nah, no es para tanto, hay mejores.

—¿en serio?, ¿como quiénes?

—como yo, por ejemplo.

(n) soltó una carcajada y dejó el celular otra vez en el sofá.
él la miró ofendido.

—¿de qué te ríes?, no dije nada gracioso.

—¿estás celoso porque dije que eran atractivos?

—no.

—lo estás, sino ¿para qué dirías que eres más atractivo que ellos?

—ya, shh, no te burles.

la fémina sonrió y se acercó al otro para robarle un pequeño beso en los labios.

—no me burlo, celoso te ves adorable.

—mejor sigamos con la pizza, tengo hambre.

—¡hey!, la compré para mí, no para ti, búscate la tuya.

lo empujó con suavidad y volvió a la cocina.
que fácil era perdonarlo y regresar a la normalidad.

empty. ┊ w/ manjiro sano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora