Un silbido entre la oscuridad (Cuento)

Parte 3

Con el tiempo la sensación de mi incredulidad se fue desvaneciendo, porque al optar una vida como obrero de minas, visité varios lugares geográficos, conociendo distintas personas, y oyendo diferentes testimonios de este diminuto ser, todos ellos coincidiendo con lo que ya sabía. Aunque estas veces, fui interesándome en oír estos relatos, porque leyenda o realidad, algo de cierto debería tener; no era en vano el respeto que se le tenía, o incluso el miedo que generaba cuando creían oírlo, y a muchos de ellos les bastó para ya no regresar. No fue sorpresivo darme cuenta, que era yo quien iniciaba con las ofrendas, ante los ojos prejuiciosos de los más jóvenes, que susurraban mientras colocaba en un rincón alimentos, cigarrillos y botellas de licor, diciéndoles que se mantengan alertas a cualquier sonido extraño que provenga de las profundidades. Además, en ocasiones, minutos antes de empezar a cavar, me he detenido entre el silencio y la oscuridad, esperando poder oír su silbido, y hasta hoy no he tenido éxito; deseo que haya sido por su ausencia y no por mi incapacidad de percibirlo, porque si este fuese el caso, habré sido sin querer un usurpador de sus tesoros, y ya tendría alguna explicación el quejido que desgarra mi garganta lentamente, que va siendo el pago por haber cruzado el límite de su territorio, cuya deuda se cancelaría únicamente con mi alma.

Fin