El banquete

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«Pensándolo bien si tiene cuatro brazos podrá hacer dos cosas más como..»

El sonido de la puerta siendo azotada me saco de mis lujuriosos pensamientos.

Demonios todavía no estaba casada y ya andaba soñando despierta con mi perfecto Devon.

–¡Ya es hora!–. Informo amaru. Sus ojos tenían ese resplandor que me decía que estaba emocionada y contenta por mi.

Ahora la novia parecía ella y no yo.

Mis entrañas se retorcían gracias a mi nerviosismo ¿A dónde había ido toda mi confianza? Parecía que la habían drenado.

Inhale y exhale tratando de recobrar esa confianza que parecía haberme abandonado.

Cuando me sentí lo suficientemente lista sali de la habitación.

Amaru me tomo del brazo y ambas nos dirigimos al otro extremo del castillo dónde se estaba dando lugar al banquete de celebración del aniversario número cien de la unificación del continente.

Tardamos caminando un largo rato hasta que llegamos allí,  como mi gente no toleraba demasiado los carruajes preferí caminar con amaru a mi lado así podría despejar mi mente antes del gran espectáculo que estaba a punto de hacer.

–Amaru ya sabes que hacer. Cuando pida  nuestra indemnización debes de ir e informar a Ikal que entre en acción.

–Claro que si suyay.–Poso una mano en su pecho.–Te lo juro.–Dijo dándome una encantadora sonrisa.

Si, así es como juramos los hassh. Cuando tú haces un juramento debes de cumplirlo porque si lo rompes te traerá deshonor el cual para un miembro de la tribu Hassh es peor que la muerte.

El sirviente de la puerta me miró de forma despectiva, ni siquiera tuvo que preguntar quién era, el sabía quién era y que iba a pasar si no me dejaba entrar.

Así no estuviera invitada, no lo necesitaba, de todas formas yo no seguía sus estúpidas reglas.

–Ya puedes anunciarnos.–Le ordene al sirviente que estaba en la puerta junto con varios guardias.

Las grandes puertas se abrieron de par en par.– ¡La heredera de la tribu Hassh y la hija del tesorero de la tribu Hassh están entrando!–. Anuncio a todos los aristócratas.

Pensaba que ya había visto mucho dorado pero esto sobrepasaba todo lo que había visto, candelabros dorados con velas en ellas, Marcos de ventanas dorados, paredes doradas, cortinas con hilos dorados. No había lugar del salón donde el dorado no estuviera presente.

Todo allí era una exageración empezando con la ropa dónde parecía que cada persona competía con la otra para ver cuántas piedras de colores más podía usar y terminando con esos tonos chillones de voz la cual estaban fingiendo en su totalidad.

El antes ruidoso banquete quedó en silencio por unos instantes, las escandalosas charlas ahora eran bajos murmullos.

Maldición apenas voy entrando y ya estoy sintiendo como me están juzgando con sus miradas, mirando de arriba a abajo.

–No te preocupes amaru todo está bien.–Dije siendo esta vez yo quien la toma del brazo

Ella se sobresalta. Puedo sentir cuánto está en alerta a causa de nuestra situación.

Poco a poco el ambiente se relaja hasta que vuelven a su apogeo las ruidosas charlas tanto de hombres como de mujeres.

Tome una copa de vino y la bebi por completo, necesitaba valor y nada mejor que el alcohol para dármelo.

Tácticas para robar el corazón del principe olvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora