Capítulo I

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Sentirse intimidado nunca es cómodo en lo absoluto, ¿Verdad?

Pues... Así me encontraba yo en estos momentos.

Él estaba frente a mí, sentado en su sofá mirándome directamente con una expresión severa, no es como si yo pudiera devolverle la mirada ya que mis ojos estaban clavados en el piso...

"Entonces..." Dijo con un tono gutural.

Tragué saliva.

¿Cómo se supone que yo, Kazuma Sato había llegado hasta esta situación tan incómoda?

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Oh, ya lo recuerdo... Todo es culpa de ella.

Gracias a Megumin habíamos venido de nuevo a la aldea de los demonios carmesí, no tenía especiales ánimos de regresar aquí después del incidente que tuvimos con la Generala Sylvia, pero no me había quedado otra alternativa.

Ya que la señorita Yuiyui y el Señor Hyozaburo habían caído enfermos y sus hijas, es decir, tanto la linda Komekko como la loli explosiva habían acordado cuidarlos a ambos.

Entonces una vez llegamos a la aldea y visitamos a los padres de Megumin, me quedé solo y sin nada que hacer.

No quería pasar el tiempo haciendo estúpidos trucos para fiesta con Aqua, y las charlas indirectamente sucias de Darkness no eran una opción en lo absoluto para pasar el rato sin sentirme incómodo.

Por lo que caminé por toda la aldea hasta que me la encontré...

A Yunyun. Hacia honor a su apodo de solitaria puesto que estaba sentada en una banca mirando las nubes.

Era una buena chica cuyo único error era ser la única persona normal en un clan lleno de dementes. Y aunque sonaba raro, de cierta forma podía entenderla.

Así que decidí hacerle un poco de compañía.

Hablamos un poco sobre trivialidades, Yunyun siempre tenía ese tono formal al conversar producto de su timidez, no puedo decir que era molesto, lo catalogaría como un sello distintivo de ella.

Poco después había llegado la desgracia, bueno, mi desgracia.

El padre de Yunyun, o más bien dicho, el Cacique Hiropon había estado pasando por allí, y como todo buen padre había malinterpretado completamente la situación...

Ni siquiera dejándome explicar, nos llevó a su casa, es decir, a casa de Yunyun...

Y ahora estábamos sentados en la sala de estar, Yunyun sumamente avergonzada y yo completamente nervioso.

Es decir, tenía frente a mí al líder de él clan más poderoso — Y chiflado — de todo este mundo... Si, cualquier persona mínimamente cuerda estaría nerviosa.

Para ser sincero, creo que estoy a punto de mojar mis pantalones.

Hiropon frunció el ceño. "Y entonces... ¿Tú también quieres casarte con mi hija?"

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¿Qué dijo?

¿Casarme? ¿Qué tan lejos podía llegar a malinterpretar una inofensiva situación este hombre?

No es como si anteriormente estuviéramos haciendo algo extraño, era una simple conversación nacida de mi aburrimiento y de mi necesidad de conversar con alguien, además de hacerle una pequeña compañía.

Las 7 pruebas carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora