Capitulo III: el despertar

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El rubio se despertó de su sueño, se sentó en la cama, pero al hacerlo notó una pequeña molestia en su trasero, intentó distraerse del dolor y miró a su alrededor, vio que estaba solo en su habitación, era lógico ya que Sasori tenía una misión, seguramente se había ido ya, pensó el rubio. Intentaba despertarse del todo, ya que el aún se sentía con sueño, aún que puede que hubiera dormido más de seis horas, pero no tenía forma de saberlo con seguridad. Miro lo que llevaba puesto y se dio cuenta de que llevaba la misma ropa con la que llegó a la cueva, la capa, su camiseta debajo de esta y sus pantalones, y por si fuera poco también se le olvidó quitarse el calzado que llevaba.

- Soy un desastre.. -murmuró el rubio, aún sabiendo que nadie le podía escuchar ya que estaba solo en la habitación y tal vez incluso en la guarida.

El rubio fue a ponerse una mano en la frente y para su sorpresa también llenaba la banda de la roca, no se podía explicar lo despistado que fue al no quitarse no el calzado ni la banda para dormir. Normal que se sintiera incómodo, si no se quitó ni siquiera la capa. Mientras seguía pensando en eso oyó como le rugía el estómago, y lo vio normal, ya que no sabía cuántas horas llevaba sin probar bocado, así que se levantó le da cama y se quedó de pie unos segundos, entonces lo notó. El dolor no era tan intenso como el día anterior, esta vez por lo menos podía estar de pie sin que sintiera dolor, dio un par de pasos hacia la puerta de su habitación y desde ahí se dio cuenta de que la tenía muy desorganizada, tenía varias figuras de arcilla esparcidas por el suelo, como si de juguetes sin recoger se trataran, ahí entendió por qué Sasori le llamaba "mocoso" parecía que su habitación fuera la de un niño pequeño. Entonces abrió la puerta de su habitación y puso atención al sonido de la cueva, pero para su sorpresa, no había nada que escuchar, la guarida estaba en calma, no se oían ruidos, y aún menos discusiones o peleas, Deidara cerró la puerta de su habitación y empezó a caminar lentamente hacia la cocina, pero a diferencia de ayer no caminaba así por el dolor, sino para poner atención a su alrededor, le parecía extraño que no se escuchara ninguna discusión ni a nadie

- Hm... Kakuzu y Hidan estarán en alguna misión... Tal vez por eso no se oye a nadie pelear... - dijo mientras caminaba sin dejar de mirar a su alrededor en busca de alguien.

Siguió caminando hacia la cocina pero al llegar al salón se sorprendió al ver a Itachi sentado en el sofá, haciendo quién sabe que, le observó un poco mejor y vio que tenía un kunai en la mano y cinco más en la mesa, en paralelo cada uno separado del otro, le pareció bastante meticuloso y perfeccionista que estuvieran separados de esa manera los kunais, parecían estar todos a la misma distancia. Siguió caminando sin darle más importancia a Itachi y al llegar a la cocina vio a Konan, apoyada en la encimera y mirando había la puerta, esta la le miró de arriba a abajo y dejó sobre la encimera la taza en la que estaba tomando café y se le acercó un poco.

- Estás bien Deidara? -dijo Konan con un tono un poco calmado- Itachi me contó que te vio llegar muy tarde a la cueva, también me dijo que caminabas cojeando, pasó algo?

Deidara simplemente miró de reojo a la del pelo azul y se acercó a la nevera para sacar de ella un brick de leche, Konan al no recibir respuesta del rubio y al sentirse ignorada frunció el ceño y miró al rubio mientras este sacaba un vaso de cristal y en el echaba la leche del brick que acababa de agarrar de la nevera.

- Deidara, no me ignores - dijo la del pelo azul con un tono de enfado.

- Hm... Mira Konan, no he desayunado, tengo hambre, déjame que me tome algo y luego si quieres hablamos.- dijo el rubio sin prestarle mucha atención a Konan y agarró un bote de nesquik para luego echarle un poco a la leche.

- Oh, está bien, lo siento. - respondió ella mientras volvía a agarrar la taza de café que acababa de dejar en la encimera - Si quieres hay café en la cafetera.

- No me gusta el café, hm - dijo el rubio mientras removía con una cuchara la leche.

Después de esa respuesta reinó un silencio incómodo entre los dos, solo se oían los sonidos que hacían al dejar las cosas ya que ninguno de los dos decía nada, solo estaban ahí de pie, Deidara con su leche con nesquik y Konan con su café. Pasaron unos cinco minutos hasta que el rubio terminó, lavó el vaso y lo dejó en la pila, entonces Konan lo volvió a mirar y dejó también su taza en la pila.

- Y ahora quieres hablar? - dijo la de los ojos naranjas mientras veía al de ojos azules.

- Hm... Esta bien, de que querías hablar?

- De lo que fuera que te pasó ayer - dijo mirando al rubio - estamos todos muy preocupados por ti...

- Ya. Y yo no quiero hablar de ello, hace cuanto que se fue Sasori? - dijo mirando hacia el suelo.

- Está bien... Hará ya como unas cuatro horas que de fue Sasori, no creo que tarde mucho en volver, de echo ya debe de estar de regreso - dijo sonriendo levemente.

- Oh.. Gracias Konan - dijo el rubio devolviéndole la sonrisa.

El rubio salió de la cocina y se dirigió a su habitación, pero primero dió una vuelva por la guarida y comprobó si había más gente, y entonces vio a Kisame y al Pain, este último estaba revisando unos papeles, pareció que no se dio cuenta de la presencia del rubio y se dirigió de nuevo a su habitación. Una vez en su cuarto decidió hacer tiempo hasta que volviera Sasori, así que si puso a recoger el suelo de su habitación y todas las cosas que tenía esparcidas por el. Pasó un tiempo, no sabia exactamente cuanto tiempo, quizás unas horas, y alguien tocó a la puerta de su habitación, fue a ver quien era y lo miró de arriba a abajo.


- Quería hablar contigo...


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Hasta aquí el capítulo, gracias por leer, sobretodo gracias a una persona que me dio las ganas que necesitaba para escribir este capitulo y para seguir escribiendo.

A partir de ahora intentaré actualizar esta historia cada viernes.

Hasta pronto ฅ^•ﻌ•^ฅ

Algo que olvidar (sasodei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora