☆: ! ! › 🥛 𝟎𝟎𝟑.

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¿Cómo había terminado así? Bueno, si este joven normal llamado Kim MinGyu, se dedicaba a recapitular cada momento de su vida desde la llegada del minino, todo había sido muy fácil de explicar, claro, si estás metido en una película de ciencia ficción en donde es posible que los cerdos vuelen y que las jirafas conduzcan autos.

Realmente le parecía muy fascinante como ahora podía decir que sentía una especie de adoración por aquel gato, sí, porque le era imposible tomar a Wonwoo como una persona normal, cuando en ese preciso instante lo tenía durmiendo sobre él, hecho un ovillo, con su larga y peluda cola enredada en la parte superior de la pierna del susodicho MinGyu. El minino respiraba pacíficamente, calmado, clara señal de la gran confianza depositada en MinGyu, a pesar de haber estado ahí menos de dos días.

¿No se supone que los perros eran los fieles? ¿Por qué Wonwoo no se iba después de haber arrasado casi con toda la leche de la casa de MinGyu? El mayor había intentado hacer dormir al gatito en su cama, mientras él dormía en el sofá esa primera noche juntos, pero después de menos de media hora, sintió a Wonwoo venir caminando a paso suave, acercarse para asegurarse de que Kim estuviera "dormido" y acostarse en su pecho como ahora lo hacía. El azabache tuvo que levantarse y decirle: "Ven, vamos a la cama" porque era ilógico el terminar durmiendo ambos en ese estrecho sofá.

Y fue así como Kim MinGyu, éste Don Nadie que estaba sintiendo cosas raras por el gatito Wonwoo, pasó su primera noche.

A la mañana siguiente, la situación mejoró un poco, se había quedado dormido más que nada por el cansancio que por otra cosa, y su temor de que la frase conocida en donde hablan de que los gatos sólo nos usan y luego se van, se pusiera en práctica con Wonwoo, pero no, el chico gatuno aún dormía sobre su cuerpo al despertar.

Una sonrisa llena de calidez se hizo notar y dejó que su brazo se posara sobre los esponjosos cabellos del menor, empezando a acariciarlos, admirando lo bien que se veía desde ese ángulo. Wonwoo al instante comenzó a ronronear, clara señal de que estaba despertando. Abrió sus hermosos ojos color avellana y subió la vista, encontrándose con esas orbes oscuras y perfectas, los ojos de la persona que más quería, de su salvador, de aquel por quién su corazón latía con tanta felicidad.

—Gyu. —Saludó el híbrido, desperezando sus orejas también, las sacudió un poco. Actos como éste, hacían sorprender a Kim por su gran capacidad de no lanzarlo contra la cama y comérselo a besos, literalmente.

—Buenos días, pequeño. —MinGyu continuó acariciando sus cabellos un poco más, mientras Wonwoo estiraba su cabeza para hundir más la suave y gran mano de su salvador entre su gran cantidad de cabello.

Luego de eso, no pasó gran cosa que no haya ocurrido ya la noche anterior, Wonwoo acercó más su rostro y, ¿A quién mierda le importa el aliento mañanero? Fundió sus labios con los del mayor, siendo correspondido al instante. La noche pasada, después del profundo beso, se podía decir que el cerebro de esponja del minino había aprendido otras formas de besar que dar simples piquitos en los labios. Ahora no. Le era más fácil abrir apenas un poco la boca para darle paso a la lengua traviesa de MinGyu, y aunque al comienzo se sentía desfallecer, poco después ya le correspondía y permitía que sus lenguas jueguen de ese modo, causándole esa conocida sensación de mariposas en el estómago, aunque según Wonwoo, era hambre. Sí, él tenía hambre siempre que MinGyu y él se besaban.

Soltó un pequeño quejido cuando sus labios se separaron, pero no duró mucho porque otro largo y profundo beso se inició. MinGyu no comprendía como, pero ya había volteado las cosas, teniendo el cuerpo de Wonwoo tumbado en la cama, con él casi sobre éste, acariciando su cuello, sintiendo sus cabellos en el dorso de su mano y las finas manos del chico aferrándose a su espalda, acariciándola, creando esos deliciosos espasmos en su cuerpo.

Wonwoo no sabía qué era excitarse, de hecho, él seguía creyendo que era hambre, pero cuando su cuerpo se sentía caliente y su miembro empezaba a ponerse duro, jamás se había puesto así por el hambre, era algo que sólo le causaba MinGyu.

—Ah...—Un pequeño gemido salió de su boca cuando sin desearlo, su entrepierna rozó una de las piernas de MinGyu, en lo que terminaban de acomodarse en esa nueva posición. Se separó de los labios del azabache y un diminuto puchero apareció en sus ahora enrojecidos labios. —Gyu. —Murmuró en un quejido suplicante.

Sí, ni el mejor premio del mundo podía ganarle a aquella imagen, MinGyu siempre terminaba fuera de sí, y también eso era algo que sólo causaba Wonwoo.

—Tranquilo, bebé. —Susurró sobre sus labios, dejando que una de sus manos pase por el desnudo pecho de Wonwoo, estaba tan agradecido de haberle quitado la playera durante la noche cuando el minino tenía calor. —¿Qué tienes?

Wonwoo mordió su labio con impotencia, no sólo no sabía cómo explicar lo que tenía, sino que tampoco podía hacerlo, él no sabía hablar. ¿Cómo decirle a MinGyu que le estaba empezando a molestar su entrepierna? Entonces, en su inocente mente, se le ocurrió. El minino sonrió cuando tomó la mano de Kim que estaba sobre su pecho y la guió a su miembro, aún sobre el pantalón y la ropa interior que tenía, fue entonces cuando MinGyu comprendió.

El miembro de Wonwoo, estirado y duro, listo para ser atendido por el causante de tal grado de excitación. MinGyu sintió como la saliva pasaba por su garganta, tragando duro, impresionado porque bueno, no pensaba que el cuerpo de Wonwoo reaccionara del mismo modo que el de él.

—Gyu...—Wonwoo insistió, queriendo volver a sentir esa corriente de cuando colocó la mano de Kim en su miembro.

MinGyu entonces, perdido de él mismo, volvió a cazar los labios del minino, con hambre, con ansias, con deseo, distrayendo la atención de la mente de Wonwoo, quién ahora se dedicaba a corresponder lo mejor posible, sentía que esta vez las cosas iban diferentes, el beso no era con delicadeza, MinGyu mordía sus labios, acariciaba su lengua y exploraba cada espacio de su boca con insistencia, demandante, controlándolo y Wonwoo no tenía ningún problema con eso.

La traviesa mano del mayor empezó entonces a delinear el cuerpo de Wonwoo, su pecho, tan suave, una piel tan delicada, tan tierna, una que algún lado de su ser deseaba marcar, llenarlo de sus mordidas, de sus moretones, dejar en claro que le pertenecía algo que ni siquiera sabía si le pertenecía, pero que lo ansiaba más que a cualquier otra cosa. MinGyu pudo sentir su tacto tocar el inicio del pantalón ancho que usaba Wonwoo, y cuando su mano se empezaba a adentrar bajo éste, escuchó el molesto sonido del timbre sonar, retumbando por toda la casa.

—Mierda.

Después de tranquilizarse un poco, se alejó de Wonwoo, no como si éste quemara porque tampoco deseaba hacerle creer al minino que lo que estaban haciendo estaba mal, aunque lo estuviera. Dejó su cuerpo en la cama y llenó de pequeños besos todo el rostro de Wonwoo, dejando un pequeño pico en sus labios, susurrándole un cálido: "Ponte la playera y bajas, ¿Sí, amor?"

Bajó con pereza las escaleras, intentando arreglar el desastre que seguro estaba su cabello, y de hecho, cuando se observó en el espejo de la escalera, sí lo estaba. Abrió la puerta y gruñó una maldición. ¿En serio? ¿Justo ahora?

—Oh, a mí también me da gusto verte, poste.

⩉ 𖥻 ִ ۫ ּ 𝐍𝐞𝐤𝐨 𝐂𝐨𝐫𝐩𝐨𝐫𝐚𝐭𝐢𝐨𝐧﹗ 㚼 🍎 𓂃 𖣯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora