Iglesia

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Originalmente me había contactado con los hermanos de una congregación, el hermano Christian, un hermano que nunca tuve oportunidad de conocer pero como el mundo es tan pequeño es tío de los jóvenes que conocí en donde finalmente me reuní, la congregación El Florido. Una congregación mucho más cerca de donde me reunía e inclusive me podía ir caminando, eso sí, era muy tardado llegar, sobre todo por el tráfico, pero ese trayecto me gustaba. Las reuniones de los miércoles son a las 6:30 así que me debía ir media hora antes con una velocidad moderada de caminata. Por lo general los hermanos llevaban cosas para cenar como pan y café y me quedaba con ellos a cenar, era divertido ver que la confianza y las bromas que ellos hacían eran las mismas que nosotros aquí en López Arias Cordoba.

El hermano Jesús Montijo, uno de los predicadores de El Florido siempre estuvo muy pendiente de todo, para lo que necesitara y se me ofreciera, también el hermano Lupe, quién me recibió con un fuerte abrazo cuando me conoció, fue un gusto conocerlo pues me hizo sentir como en casa.

El hermano Gabriel de la misma manera me apoyó mucha veces en el traslado de la iglesia a mi casa y fue muy amable, ya que vive algo cerca de donde nosotros vivimos.
El primer día que llegué en domingo a la iglesia no sabíamos la dirección y como mi hermano vio que es un barrio peligroso le dio poca confianza, finalmente fue todo lo contrario, pues la hermandad fue muy atenta conmigo, todos fueron  una luz entre tantas casas y barrios marginados del Florido.

Los hermanos nos recibieron y mi hermano al final se fue.
Cuando fue la clase vi que había bastantes hermanos y que llegaban más, no tengo idea de cuántos son pero si son varios, supongo que son como unos 70 hermanos.
No bajé a la clase de jóvenes pues no sabía si me considerarían joven, pues en Puebla ya he tenido la experiencia de no poderme quedar por ya no ser joven.

Una vez finalizado el servicio a la 1, los niños y las jovencitas pasaron al frente a demostrar lo que habían aprendido en la clase de niños y solían hacer preguntas.

Terminando todo, los hermanos me invitaron a quedarme a comer y ahí fue que conocí a los jóvenes, me dio gusto haberlos conocido, es algo muy reconfortante que haya jóvenes muy entusiasmados y que los hermanos los apoyen en lugar de cortarles las alas. Dámaris es a quien más entusiasmada vi, siempre está metida en los servicios, en la proyección del cañón y en lo que se ocupe (como dicen los tijuanenses). Alguien que también me impresionó porque no es bautizado pero si lo parece es Fermín, es un joven que lleva poco tiempo asistiendo a la iglesia pero es tan cool verlo tan entusiasmado y como se acopló tan bien con los hermanos. Los hermanos de Dámaris son también muy entusiasmados, Perla quien es la hermana mayor, Hector y Cynthia que son los hermanos menores y son cuates. También Julián, el hijo del hermano Lupe, quién de hecho hacía un mes que se había bautizado.
Algo muy padre que noté es que hay un joven que se reúne en esa congregación y que no es como tal de ella, se llama Omar, un joven que solo se reúne en el Florido por ver a los jóvenes y convivir con ellos, porque sus papás se reúnen en otra congregación adonde no hay jóvenes, pero el simple hecho de tomar esa decisión y de irse y regresar solo significa mucho.

Cada quien a su manera me enseñó algo bonito y enriquecedor. Me enseñaron unidad, sociabilidad y la disposición. También me enseñaron que el estilo de vida y la manera de ser es muy diferente a la que tenemos en el sur, para ellos no hay tantas limitaciones en ciertos ámbitos como nosotros, eso puede deberse a muchos factores como la economía, la influencia de personas extranjeras en Tijuana, etc.

Un día unos hermanos de Monclova Coahuila fueron de visita y el hermano Gabriel nos llevó de paseo al Centro cultural Tijuana (CECUT) en donde pasamos un buen rato con los hermanos y nos divertimos, no sin antes haber ido a la casa de una  hermana a quien se le había quemado su casa para ir a apoyar y evaluar cómo ayudar. Lo cual es otra de las cosas buenas de los hermanos, su disposición de trabajar, son muy trabajadores y tienen una buena organización, es algo muy bueno porque todos están dispuestos a colaborar.
Un par de curiosidades son que allí hay una hermana que proviene de Córdoba Veracruz al igual que yo. Es increíble que de tan lejos llegamos a conocernos, su mamá se reunía en la congregación de la Esperanza así que si se reunieron, el detalle es que ella no sabía de la existencia de la congregación de López Arias. Pero ya le comparto la dirección de las congregaciones de aquí.
Otra curiosidad es que allá se reúne una hermana que de hecho conoce a mi mamá y a mi familia materna, pues estuvieron muchas veces hace varios años aquí en Córdoba, inclusive el hermano Gabriel también estuvo aquí en Córdoba y llegaron a ir al rancho de mi tío Gollo.

Los hermanos en general estuvieron muy pendientes de todo. Había de todos los lugares del país, de Chiapas la familia Flores que es la familia de Dámaris, de León Guanajuato una hermana que no recuerdo cómo se llama. De Estados Unidos un hermano que se llama Samuel, de Los Mochis Sinaloa el hermano Jesús Montijo, de Puebla la hermana Ana Lilia que estuvo en Córdoba, de Córdoba la hermana Marce, de Durango el hermano Pedro con quién siempre iba a hacer los mandados los domingos al Calimax o la tortillería, de Jalisco su esposa la hermana Vale, de Torreón los hermanos Josadac y Candy al igual que la mamá de la hermana Candy, quién siempre se reunía y se llevaba muy bien y a relajo con varios hermanos. Así sucesivamente y no conocí los lugares de origen de todos los hermanos pero si me di cuenta de algo, que no importa del lugar de procedencia, lo importante es que todos forman parte de un mismo cuerpo, la iglesia de Cristo.

En nuestro tiempo juntos no solamente fuimos al cecut, también fuimos a la casa de los Flores 2 veces, una vez fuimos a quedarnos a dormir para amanecer al día siguiente y escalar el cerro colorado. Ese fin de semana fue muy loco porque estuve muy lleno de actividades muy divertidas, la subida al cerro, una pijamada, un devocional en la casa del hermano Lupe, al día siguiente me llevaron a la plaza sendero la familia Montijo y a casa del hermano Samuel, en general un fin de semana muy divertido.
Una vez fuimos al parque Morelos para dar una vuelta y de paso fuimos a la macro que está enfrente para pasar el rato y para comer un helado de Dairy Queen
También fuimos a casa de Dani para hacer mi despedida, comimos pizza, ramen y jugamos straight face, también vimos películas y nos divertimos bastante, no fue necesario ir a ninguna parte para disfrutar la compañía de unos y otros.
También fuimos una vez a dejar la cena del Señor a casa de un hermano que no podía ir porque se encontraba mal del cuerpo.
En general fueron grandes experiencias que escritas no pueden ser igual de hermosas como se sintieron en vivo y en tiempo real.
Mi último día en Tijuana los hermanos fueron a la iglesia en miércoles como siempre, aunque yo llegué tarde porque venía de la revo en hora pico, tardé como 2 horas para llegar a la congregación. Los hermanos llevaron comida para cenar y despedirme, la mamá de Candy hizo donas, la hermana Rocio esposa del hermano Jesús hizo tamales de queso, la hermana Conny hizo ensalada, la hermana Marce chocolate y me hicieron un póster en donde todos me escribieron para que no los olvide, también tomamos unas piedras del cerro colorado y escribieron en ello. Fue un detalle muy hermoso, lo mejor aún fue que los Flores me fueron a despedir con la hermana Jatziri, hija del hermano Gabriel, fueron a despedirme y a darme aventón al aeropuerto que también fue un gran detalle.

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