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Manjiro Sano (Parte 2)

Las horas avanzaban, la tarde ya se hacía presente, el cielo antes brillante y claro comenzaba a tomar un tono naranja desde el horizonte, la añoranza de los días pasados me había mantenido ocupada más de lo que hubiese esperado, un suspiro pesado se escapa de mis labios, casi de inmediato siento el sonar de mi teléfono celular, la llegada de una notificación tras otra es avisada, para luego dejar entrada a una llamada, algo en mi interior me pedía a gritos el ignorarla, y así lo intenté, más las alertas no cesaban, finalmente cedí y revisé mi móvil, me alarme al ver el remitente de los mensajes y llamadas, era Naoto, no me dio tiempo de leer aquellos mensajes, una nueva llamada se hacía presente en la pantalla.

Por un segundo sentí como si el mundo se hubiese pausado ante mí, a pesar de tener mis ojos abiertos no lograba ver absolutamente nada, mucho menos escuchar algo, la noticia que había causado tal impacto en mi era la siguiente, al parecer se solicitaba a la mayor cantidad de agentes disponibles posibles, las preparaciones habían comenzado y el caso era de alta prioridad, debido a un informante anónimo se había logrado dar con el paradero de Sano, esto comenzaba la fase de búsqueda y captura, a primera hora de la mañana los agentes reunidos se movilizarán al punto determinado y las órdenes eran claras, abrir fuego ante el objetivo, acabar con su vida a como de lugar.

Salí de mi casa en un acto como de reflejo, en mis manos solo sostenía las llaves de mi automóvil, me dirigí a toda prisa hacia la oficina de Naoto, necesitaba algo con desespero y sabía que el era la única persona que podría ayudarme.

Al llegar a la oficina aparque mi carro en la cercanía, sentía mis extremidades temblar, no me encontraba en las mejores condiciones, más necesitaba hacerlo, entre a la oficina, Naoto se encontraba acompañado de 4 agentes que al notar mi presencia clavaron sus ojos en mi persona, con un tono fuerte y demandante les ordene dejar la sala, todos guardaron silencio, Tachibana siguió mi petición y les sugirió salir, una vez solos el se acerco a mi, se encontraba preocupado por mi aspecto, evadí sus incesantes preguntas y fui directo al grano, le pedí la dirección exacta del enfrentamiento de la mañana siguiente.

Luego de incesantes súplicas y negociaciones ya me encontraba en marcha a aquel lugar, mi corazón latía más fuerte que nunca, sentía que este estaba por estallar, en cualquier momento dejaría de funcionar, la dirección era aquel edificio abandonado que tantas veces visite en mi juventud, nuestro mirador favorito, aquel lugar donde nos vimos por última vez, ese sería el lugar que atacarían los agentes al amanecer, si Manjiro se encontraba ahí, sería yo la primera en verle, y que haría al verle, en mi mente corrían miles de preguntas por segundo, que sería lo correcto a hacer, arrestarle, suplicar su rendición, llamar refuerzos, golpearlo por haber desaparecido todo este tiempo, reprocharle por todas las fechorías que a realizado hasta el día de hoy o pedirle que me perdone por no haberme dado cuenta de todo el dolor que ha soportado.

Al llegar a aquel edificio deteriorado lo observe detenidamente,  no parecía haber señales de movimiento en este, más aún así con pistola en mano me introduje al interio, piso a piso, con paso firme subí las escaleras, no detuve mi paso hasta llegar a aquel último piso.

El silencio era inquietante, camine hasta llegar a aquel lugar que se mantenía intacto en mi memoria, la luz de la luna se adentraba en aquel cuarto, una silueta masculina se encontraba admirando el paisaje, mi cuerpo se alerta ante esta presencia, preparo mi arma, más este chico parece haber detectado mi presencia ya que se voltea hacia mi y me apunta de igual manera, siento el alma escapar de mi cuerpo, mis rodillas tambaleaban luchando por no ceder, a pesar de su apariencia aquellos ojos jamás los confundiré, aquella persona que tanto ansiaba ver estaba frente a mi.

______: Mickey

Noto la sorpresa en sus ojos, más no baja su arma, siento como las lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas, a pesar de haberle visto en fotos, presenciar su apariencia en persona me inunda de profunda tristeza, su contextura física es delgada, no parece haber crecido desde su juventud, su cabello es completamente blanco, tiene un aire al estilo de Izana, su difunto hermano, sus ojos se notan cansados, unas prominentes ojeras se asoman debajo de estos, y lo que corona su apariencia es aquel tatuaje en el cuello, la marca de su pandilla.