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Manjiro Sano ( parte 1 )

Me encontraba en mi departamento, disfrutando de un vaso de té helado en mi día libre de trabajo, a mis 27 años de edad soy inspectora en el departamento de crimen organizado de Tokio, trabajo junto a Naoto Tachibana, mi mejor amigo, encendí la televisión, no era particularmente de mi agrado el ver casualmente la televisión, después de todo, estaba rodeada de situaciones problemáticas en mi trabajo, y en la televisión solo se habla de estos mismo casos, comprenderás que al menos en mi día de descanso, prefiero evitar estos temas y despejar mi mente, estaba pronta a cambiar la televisión de señal cuando una imagen llamó mi atención, en aquella imagen tan borrosa se distinguían 5 figuras, preste atención a la noticia, a pesar que yo bien conocía todo los detalles, en esta se hablaba de la peligrosa agrupación criminal de delincuentes antisociales altamente peligrosa llamada Bonten, yo estaba acostumbrada a ver aquella imagen, debido a mi trabajo, es más, era capaz de reconocer a una de estas personas a la perfección, aquella silueta familiar aún con el tiempo, provoca que mi corazón se detuviese, aquel chico al que en televisión presentaban como al delincuente más temido y a su vez el más buscado , yo lo conoci hace al rededor de 12 años, Manjiro sano, su nombre a diario esta en boca de nuestros compañeros de trabajo, a pesar de la gran cantidad de nuevos casos que ingresan al departamento día tras día, este caso consume casi la totalidad de nuestro horario laboral, nuestra prioridad es encontrar alguna pista que nos permita capturar a Bonten, algún pequeño hilo del cual lograr jalar, algo que nos permita allar su guarida, su paradero, la identidad de todos sus miembros , sus movimientos, algo que nos sea de utilidad, este caso nos tiene completamente atados de manos, provocando que la ciudadanía comenze a dudar de nuestra efectividad como seguridad pública, si supieran que nos partimos el lomo día tras día intentando lograr poder hacerles frente, inclusive decenas de nuestros compañeros ya se encontraban sin vida, puesto que el que se atreviera a hacerles frente terminaba siendo brutalmente asesinado a sangre fría.

Cansada de escuchar a los presentadores de noticia dar la información de los nuevos casos de asesinatos provocados por Bonten apague el televisor y dirigí mi mirada a la ventana, el cielo era azul celeste, no habían nubes a la vista, era un día perfecto, el cual pondría de buen humor a cualquiera, a cualquiera menos a mi, un dolor de cabeza me hacía imposible intentar disfrutar el día, intentaba despejar mi mente, dejar de pensar aunque fuera por un solo segundo, pero eso era realmente irrealizable luego de escuchar aquel nombre, el cual era mi detonante, cuantas veces intente recordar, intente averiguar cual de todos fue el momento en el que te volvíste así, que te impulsa, que te hiso desmoronarte de esa forma Manjiro.

Recuerdos llegaron a mi, uno tras otro, recuerdo cuando conocí a Sano, aunque en aquel tiempo se le conocia como el invencible Mickey, aquella época en la que sólo éramos unos niños con grandes sueños.

A la corta edad de 15 años, vivía con mi familia la cual no era precisamente de escasos recursos, pero aún así nos manteníamos muy ajustados en los presupuestos, mis padres sin embargo siempre priorizaron mi educación, querían que yo fuera más, que saliera adelante, yo les hacia caso, por eso me esforzaba de sobre manera de obtener siempre las mejores calificaciones posibles, mi vida a social era casi nula, pasaba mis recreos completamente sola, no es que no quisiera tener amigos, solo que ellos no mostraban interés en acercarse a mi y de mi parte tampoco existía el mínimo esfuerzo de socializar, por ende preferí no darle importancia, hasta que llegó el día en que cruce palabras por primera vez con este problemático chico.

Hera la hora del descanso, yo estaba dirigiendo toda mi concentración en reescribir los apuntes de la clase anterior, de una manera que se me hiciera fácil de recordar cuando un sonido irrumpió mi trabajo, este sonido fue un ronquido, gire mi cabeza en un acto reflejo, me di cuenta que no me encontraba sola como yo creía, en la última fila, en el puesto junto a la ventana se encontraba un chico dormido, su cabello rubio y largo se encargaba de cubrir su rostro, por el ronquido y la forma en la que su espalda bajaba y subía lentamente, era más que obvio que estaba profundamente dormido, devolví la vista a mis libros y seguí en mi labor, hasta que mi paz fue nuevamente aplastada, esta vez por el golpe de la puerta, la cual había sido abierta de golpe, esta vez un chico, igualmente rubio, pero con los costados rapado, este se adentro al aula y se dirijio hacia el chico dormido, lo escuche llamarlo al menos unas 8 veces, valla que tenía el sueño pesado, el chico le recriminó el hecho de que le despertarán, repitió una y otra vez que estaba exhausto , yo solo me encontraba pidiéndole a los dioses que dejarán el salón y yo poder seguir con mi estudio tranquila, para mi mala suerte los dioses decidieron ignorar mi pedido, los chicos habían decidido quedarse en el salón y conversar, y así fue, pasaron 5, 10, 15 minutos, yo intentaba ignorarlos, pero se me hacia inviable, sus voces, sus risas, eran demasiado sonoras, inclusive en ocasiones golpeaban las mesas, esta situación me sacaba de mis casillas cada a vez más, hasta que me decidí iría a demandar un poco de silencio, me puse de pie y me acerque despacio al lugar donde ellos se encontraban, incluso en mi mente practicaba lo que les diría, finalmente llegue al lugar, ambos guardaron silencio y fijaron su mirada en mi, y yo, yo me quería morir.

Cuando llegue al asiento en el que se encontraban charlando estos 2 chicos, estos se percataron inmediatamente de mi presencia, acto seguido me dirigieron una mirada, la cual sin mentir, se sentía asesina, las palabras que planeaba decirles se esfumaron de mi mente, y ahora estaba solo quieta, pensando en el problema que me había metido, estaba Lista para darme la vuelta y salir corriendo mientras rogaba por mi vida, nunca antes me habia pasado a algo así, intimidada por esas 2 miradas, pero a quien engañemos, su apariencia era completamente de delincuentes, no me quería meter en problemas, antes de desistir por completo y marcharme el chico de menor estatura me dirigió la palabra.